Los circuitos a tener en cuenta para recorrer la famosa ciudad de Canadá.
Los hoteles más impactantes, como Le Château Frontenac.
Con sus murallas fortificadas, la ciudad de Quebec, en Canadá, uno de los asentamientos europeos más antiguos de América del Norte, parece congelada en el tiempo en muchos sentidos: gran atractivo éste para los visitantes que disfrutan de sus pintorescas plazas públicas y calles con adoquines, sin rascacielos.
Pero si bien los francófonos todavía se resisten a la incursión del inglés, Quebec está evolucionando.
Caminá por una arteria que te indicamos hasta encontrar un restaurante japonés que sirve poke bowls de salmón no muy lejos de un bistró que prepara los platos tradicionales tourtière (similar al pastel de carne) y poutine (papas fritas y queso en grano fresco con salsa caliente).
No te pierdas el Musée National des Beaux-Arts du Québec, que alberga la colección más grande del mundo en lo que hace a bellas artes del área québécoise.
Y hay mucha diversión incluso en los meses más gélidos, cuando las temperaturas pueden bajar a un promedio mínimo de -16° C en febrero, tanto si descendés en trineo por la colina con vista al río San Lorenzo, maravillándote con las intrincadas esculturas talladas en un hotel de hielo o si disfrutás con música en vivo y carreras de canoas sobre hielo en Le Carnaval de Quebec, el carnaval anual de invierno.
Itinerario en Quebec
Vista diurna del casco antiguo de Quebec, Canadá. Foto Shutterstock
Viernes
17 horas | Respirá hondo en un convento
En el siglo XVII los colonos franceses levantaron paredes defensivas a las que denominaban remparts (murallas) a lo largo de ciertos sectores del escarpe rocoso de la ciudad de Quebec para protegerla de los británicos.
Contemplá los restos de aquellos muros en la Rue des Remparts, que además tiene vistas panorámicas del río San Lorenzo, punto de entrada de los primeros pobladores de la ciudad. La calle también alberga Le Monastère des Augustines, sitio del que los historiadores creen que es el primer hospital del continente que se emplazó al norte de México y fundado por monjas agustinas de Francia.
Prepará tu cuerpo para un fin de semana al aire libre en Quebec practicando yoga diariamente —18 dólares canadienses (CAD), alrededor de 12,50 dólares estadounidenses— en la bóveda subterránea del monasterio, de piedra arqueada.
19 horas | Tomando ritmo (groove)
Una opción clásica para patinar es Place D’Youville, plaza pública situada en una de las calles más antiguas de la ciudad, bajo una corona gigante en un edificio de teatro histórico que ahora alberga el restaurante Il Teatro.
Pero si pretendés una experiencia más animada, en el Puerto Viejo de Quebec, uno de los más grandes de Canadá, a unos 20 minutos a pie hacia el norte se encuentra una pista de patinaje nueva inspirada en un club nocturno y llamada Discoglace, con música en vivo y luces de colores. (Funciona hasta el 9 de marzo. Está abierta a todas las edades y la entrada es gratuita. Alquiler de patines, 8 CAD).
Patinaje sobre hielo nocturno en el Quebec Place d’Youville. Foto Shutterstock
20 horas | Cená en un hito de Quebec
Si se te abre el apetito, Le Café du Monde, un bistró de 37 años a pocos minutos de Discoglace, sirve fondue de camembert (14 CAD) y muslos de pato confitados (28 CAD).
O cruzando la calle desde allí, Lueur es una ramificación nueva y más accesible de Laurie Raphaël, la potencia de la alta cocina que cobra 185 CAD por su menú de degustación.
En Lueur solo caben 14 personas en una barra, y el plato más caro de su menú francés moderno es un filet mignon en salsa de foie gras con papas fritas a 30 CAD. En la concurrida escena de restaurantes de Quebec se recomienda hacer reservas, incluso en la temporada baja de invierno.
21.30 horas | Perdete en una suave melodía
Buscá la puerta azul que está cerca del final de la empinada Rue Sainte- Angèle. La luz de neón cambiante que entra desde la ventana baja te hará saber que has encontrado el lugar correcto: el Bar Ste-Angèle, un acogedor sitio de jazz que presenta la escena de música en vivo del distrito del Viejo Quebec.
Fachada del restaurante Café du Monde en Quebec. Foto Shutterstock
El programa del bar es nocturno (las entradas cuestan unos 10 CAD) y sirve cócteles y cervezas a precios accesibles (jarras de cóctel, unos 20 CAD). Aunque la vida nocturna invernal de la ciudad de Quebec puede ser apagada en comparación con la del verano, Pub Saint-Alexandre, taberna inglesa del Viejo Quebec, es otro bar que ofrece programación durante todo el año.
Sábado
9.30 horas | Recargá combustible al estilo Quebec
Un abundante desayuno en La Buche, del Viejo Quebec, te dará impulso para recorrer las empinadas calles peatonales de la ciudad y las escaleras exteriores que las conectan.
La Buche, en el Viejo Quebec, Canadá. Foto Shutterstock
Hay cabezas de ciervo montadas en las paredes, mini-trineos clavados en el techo y cortinas a cuadros de leñadores que evocan las cabanes à sucre, o cabañas de azúcar, chozas tradicionales instaladas en bosques donde se recolecta la savia que se transforma en jarabe de arce.
Sirven platos clásicos como la tourtière (29 CAD) junto con crêpes de trucha ahumada (24 CAD) y tostadas francesas con manzanas caramelizadas con arce (20 CAD). Conservá tu recibo de pago y obtené con él un 15 % de descuento en la boutique del restaurante de al lado, que vende ropa y obsequios turísticos como chupetines de jarabe de arce y velas aromatizadas con esencia de abeto.
11 horas | Rebuscá entre tesoros y baratijas
Figuras de porcelana, adornos navideños vintage y discos antiguos pueblan las vidrieras vecinas de la Rue St. Paul, en el barrio de las antigüedades.
Pese a que algunos comercios del distrito cierran o funcionan en horario reducido en enero, Les Antiquités Bolduc es una apuesta confiable.
Las famosas escaleras de madera en el casco antiguo de Quebec. Foto Shutterstock
El local está a cargo de un hermano y una hermana que lo heredaron de sus padres y exhiben escrupulosamente cámaras de cine, pisapapeles de vidrio y porcelana fina.
Parte de las tiendas recién llegadas a la calle abarcan Rosie Papeterie, una papelería de estética minimalista, y una elegante cafetería, Café Apotek. Probá allí los brioches dulces, rellenos de crema de mascarpone de lima y arándanos (8,50 CAD). Para compras vintage, Oh La La! Boutique Éco Chic te ofrece hallazgos de lujo; queda a unos 20 minutos a pie hacia el oeste.
13 horas | ¡Sujetate el sombrero!
Los gritos alegres se hacen más fuertes cuando llegás a la cima de la escalera más antigua de Quebec, conocida cariñosamente por los lugareños como las «escaleras vertiginosas», y te dirigís hacia el Fairmont Le Château Frontenac.
Los sonidos provienen del tobogán de nieve Au 1884, llamado así por el año de su construcción en la cercana Terraza Dufferin. Un viaje cuesta 4,75 CAD por persona, o 15 CAD por cuatro tickets.
Le Château Frontenac, Hotel famoso en la ciudad de Quebec. Foto Shutterstock
Es posible que transpires al arrastrar por la elevada rampa tu trineo de madera (en el que caben cuatro personas) pero te secarás fácilmente después de correr a velocidades de casi 70 Km por hora mientras observás el castillo Frontenac y el río San Lorenzo.
Después de un par de paseos, recorré las calles adoquinadas y festivamente adornadas del distrito de Petit Champlain, que se cree que es una de las calles comerciales más antiguas de América del Norte y ahora constituye una animada zona de boutiques, edificios patrimoniales y restaurantes.
14.30 horas | Entrá en calor en una biblioteca inglesa
Tomate un descanso del frío en la biblioteca de textos en inglés de Quebec, el Morrin Center, construido originalmente por los franceses en el siglo XIX como prisión, transformado en universidad por un médico escocés y luego administrado por la Sociedad Histórica y Literaria de Quebec como sitio patrimonial.
La biblioteca aloja una colección impresionante en dos pisos de estanterías del piso al techo. Pero tiene a la vez sus propias historias de fantasmas: en la cripta, aprendé la inquietante historia de la cárcel, que comprende grafitis y grabados de ex reclusos. Los tours cuestan 18,50 dólares canadienses y tienen horarios determinados en francés e inglés (a las 13 y a las 15 en inglés).
16.30 horas | Deleitate en un hotel de hielo
Es el 25 aniversario del Hôtel de Glace, hotel de un piso que se construye cada mes de diciembre con hielo tallado.
Instalado en los terrenos de Valcartier Vacation Village, complejo recreativo al aire libre a unos 35 minutos al noroeste de la ciudad, el hotel de hielo cuenta con 30 habitaciones, una capilla para bodas, dos bares, esculturas de hielo que representan la herencia indígena del pueblo local Huron-Wendat y un restaurante nuevo (abierto los viernes y sábados a la noche).
Visitá el hotel hasta las 20 horas, antes de que los huéspedes pasen la noche en sus habitaciones (pasar un día te cuesta 40 CAD).
La entrada del Hôtel de Glace con puertas de madera, en Quebec. Foto Shutterstock
Maravillate frente a las intrincadas esculturas de las salas temáticas, con osos polares, dragones, flores, canoas y motivos psicodélicos tallados con tanta delicadeza que podrías pensar que las paredes de nieve están hechas de piedra.
20.30 horas | Tomate una sustanciosa sopa de fideos japonesa
En el moderno barrio de Saint-Roch, al oeste del Viejo Quebec, hay dos restaurantes japoneses hermanos uno al lado del otro: Hono Izakaya, de diseño minimalista en arce claro, y el contiguo Hono Ramen, en tonos contrastantes de caoba oscura.
Probá el Izakaya para paladear una selección de yakitori, pequeñas brochetas a la parrilla (que incluyen un corazón de pato confitado, 10 CAD) o platos más grandes como un curry japonés elegantemente presentado (desde 19 CAD).
Si no conseguís entrar en Hono Izakaya (se recomienda hacer reservas), Hono Ramen te ofrece diversos bowls creativos de sabores realzados con agregados como aceite de puerro y de ajo asados, y texturas divertidas como arroz inflado.
Domingo
9 horas | Perseguí cascadas de invierno
Es difícil cansarse de la vista del extenso río San Lorenzo, pero para conocer otra muestra de la belleza natural de Quebec, tomá un taxi o compartí un viaje de 15 minutos al este de la ciudad vieja hasta las cataratas Montmorency, de casi 83 metros de altura, vistas desde un puente colgante (pedí que el vehículo te deje en Montmorency Manor, la casa histórica del tercer gobernador de Quebec, donde comienza el sendero).
Durante los meses de invierno fuera de temporada disfrutá de entrada gratuita (la tarifa normal es de aproximadamente 10 CAD para adultos).
La Catarata Montmorency cae sobre el río Montmorency, donde desemboca en el río San Lorenzo. Foto Shutterstock
En el camino hacia el puente colgante, a unos 15 minutos a pie, verás estalactitas gigantes a lo largo de los barrancos y la altura helada del río Montmorency, cuya quietud contrasta con el rugido de la cascada.
11 horas | Admirá arte autóctono
Andá al Musée National des Beaux-Arts du Québec para ver la exposición “Early Days” (Primeros días, programada hasta el 21 de abril), que incluye obras de aproximadamente 50 artistas de la población originaria.
Admirá el esperanzador cuadro llamado “New Climate Landscape” (Nuevo paisaje climático) de Lawrence Yuxweluptun, artista nacido en Kamloops, Columbia Británica, conocido por sus vibrantes reinterpretaciones de las costas del noroeste.
Mirá también obras de Kent Monkman, cuyas pinturas impresionantes hacen referencia a estilos artísticos históricos europeos y representan escenas violentas del colonialismo, y de Norval Morrisseau, popularizador del estilo de pintar Woodlands, que se caracteriza por pinceladas gruesas y definidas y colores llamativos y contrastantes, y es utilizado por una gran proporción de la comunidad artística originaria de Ontario y Manitoba.
Paradas clave en Quebec
El Fairmont Le Château Frontenac, hotel construido por la compañía Canadian Pacific Railway en 1893, es el centro orbital de la ciudad de Quebec.
Fairmont Le Château Frontenac, un hotel histórico en la ciudad de Quebec. Foto Shutterstock
Paseá por las calles adoquinadas de Le Quartier Petit Champlain, un distrito comercial histórico del Viejo Quebec, barrio de esta ciudad fundada en 1608 por el explorador francés Samuel de Champlain.
El Viejo Quebec alterna en dos topografías: una ciudad baja a nivel del mar y una ciudad alta en la cima de un promontorio rocoso, con caminos empinados y escaleras exteriores que los conectan.
El Morrin Center, sitio de una antigua cárcel, alberga ahora una biblioteca con una vasta colección de libros en inglés.
Las Montmorency Falls, a unos 15 minutos en coche al este de Quebec, son cataratas de unos 83 metros de altura con varios puntos panorámicos, entre ellos una plataforma de observación y un puente colgante.
El museo de arte más grande de la ciudad, el Musée National des Beaux-Arts du Québec, exhibirá hasta finales de abril una colección de arte itinerante llamada “Early Days”, que presenta obras de artistas de la población indígena.
Musée National des Beaux-Arts du Québec, Canadá. Foto Shutterstock
Dónde comer en Quebec
Le Café du Monde existe desde hace más de 37 años y sirve comida parisina clásica.
Laurie Raphaël es un restaurante de lujo que propone un menú de degustación, con la opción de hacer un maridaje con vino o cóctel sin alcohol.
Está vinculado a Lueur (enfrente), una experiencia gastronómica de mostrador con capacidad para 14 personas.
Bar Ste-Angèle es un club de jazz rústico detrás de una puerta azul indescriptible en la montañosa Rue Ste-Angèle.
Otro lugar donde hay música en vivo todos los días es el Pub Saint- Alexandre.
En La Buche brillan los platos québécoises, desde clásicos como tourtière (tipo de pastel de carne) y poutine (papas fritas y queso en granos fresco con cobertura de salsa), hasta comidas que utilizan ingredientes locales como el filet mignon de bisonte y el gravlax de trucha ahumado sobre madera de arce.
Café Apotek, amueblado de forma sencilla en una oda al diseño contemporáneo danés, sirve canelés, pancitos dulces con crema de mascarpone aromatizada y pesa cuidadosamente sus cargas de espresso para obtener un latte uniforme siempre.
Hono Izakaya es un restaurante japonés de platos estilo tapas al lado de su restaurante hermano, Hono Ramen, especializado en fideos japoneses en caldo.
Dónde alojarse en Quebec
El majestuoso Fairmont Le Château Frontenac es una presencia ubicua en la ciudad de Quebec que observa a los visitantes desde su punto más alto en el escarpado promontorio de Cap Diamant. Con 610 habitaciones a partir de unos 300 dólares canadienses (US$ 208) la noche, este emblemático hotel cuenta con vista panorámica del río San Lorenzo.
Vista aérea del hotel Chateau Frontenac y del Puerto Viejo en Quebec, Canadá. Foto Shutterstock
Las decenas de alberges, o posadas, que verás salpicando las calles se dividen aproximadamente en dos categorías: hostels y hoteles boutique. En relación con estos últimos, Auberge Saint Antoine, un hotel cerca del antiguo puerto de Quebec sobre el río San Lorenzo, te brinda una experiencia de lujo desde 230 CAD por noche, con habitaciones decoradas de modo de incluir reliquias encontradas en una excavación arqueológica del sitio llevada a cabo durante la construcción del hotel.
La tranquilidad llena el aire en Le Monastère des Augustines, antiguo monasterio del Viejo Quebec que en 2015 se convirtió en un hotel sin fines de lucro dedicado al bienestar integral. Los huéspedes tienen la opción de dormir en las habitaciones de las monjas, escasamente amuebladas pero cómodas, que cuestan alrededor de 200 CAD por noche. Las “habitaciones contemporáneas” tienen baño privado en suite y su costo parte desde aproximadamente los 260 dólares canadienses.
Hay alquileres vacacionales disponibles en plataformas como AirBnb y Vrbo. Buscá opciones en el barrio de Saint-Roch, donde encontrarás muchos de los mejores restaurantes de la ciudad y vida nocturna a poca distancia a pie de los principales puntos de atracción.
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