Nacidos entre el 19 de febrero y el 20 de marzo, características, talentos y dificultades del artista intuitivo del zodíaco.
El Sol transita el signo de Piscis del 19 de febrero al 20 de marzo. Es un signo de Agua y de modalidad mutable. Es el tercer signo de Agua -junto con Cáncer y Escorpio–, por lo que es un signo femenino y receptivo. Su combinación de Agua-mutable lo vuelve inmensamente permeable y poroso a las oscilantes emociones del entorno.
Se diluye en un océano de sensibilidad colectiva, al igual que una gota se funde con el resto del mar. Piscis vive en este particular estado de “conciencia oceánica”; su identidad resuena en el inconsciente de toda la humanidad. Si Piscis es océano por lo indiferenciado y cautivante; Cáncer será lago por lo calmo y cerrado, y Escorpio será agua retenida que desborda en cascada vital y erosionante.
Su símbolo ♓ representa a dos peces enlazados por el cinturón zodiacal que se mueven en direcciones opuestas –uno hacia lo encarnado y el otro hacia lo divino-. La conciencia pisciana es traspasada por el medio que habita -tal como los peces en su ámbito acuático que respiran el agua-.
Piscis representa la plena identificación del ser con su medio. Su símbolo también alude a los dos aspectos del ser, humano y divino, que en Piscis están enlazados con el alma de la humanidad toda.
Hemos llegado al último signo donde el zodíaco se reabsorbe y se cierra. En Aries –el primer signo-, la vida comienza y arranca; en Piscis, se diluye y termina. Se ha culminado el ciclo, se ha completado el aprendizaje: su esencia incluye todo lo creado.
La astrología nos recuerda que nuestra realidad es circular y en movimiento, la forma circular no tiene principio ni fin. ¿Piscis es el océano que todo lo absorbe o es el origen de todo lo creado? ¿Es final o es comienzo?
En la circularidad infinita de la Tierra, el simbolismo del zodíaco nos recuerda que la vida no comienza ni termina, que la vida circula en continuos procesos de muertes y renacimientos. Piscis percibe una realidad redonda, donde no se diferencia quién es el primero ni quién es el último.
Comparte con Acuario el peculiar lugar de estar “más allá del Capricornio, del signo número diez” o más allá de lo valorado socialmente.
Si Acuario entiende al individuo como ondas de energía, Piscis percibe a los humanos como vibraciones en estado puro sin posibilidad de discriminarse. Acuario concibe a cada ser como una olita discriminada, pero perteneciente al océano humano, mientras que Piscis percibe al individuo como una gotita de conciencia diluida en ese gran mar de almas.
Piscis, regido por Neptuno
Piscis está regido por Neptuno, un planeta visible solo con telescopio. Los signos regidos por planetas no visibles con los ojos representan desafíos incomprensibles para la personalidad.
Piscis -gobernado por el lejano planeta Neptuno- requiere una particular aceptación de su “indiferenciante percepción”. El pisciano no tiene límites para discriminar lo que es propio y lo que es ajeno, conecta con el resto de modo indiferenciado.
Su vida se vuelve un viaje de reconocimiento –o padecimiento- de esa extrema sensibilidad y de aprender a conectar empáticamente sin diluirse ni endurecerse en exceso ante la excesiva información con la que resuena. Su principal dificultad será organizarse psicológicamente sin convertirse en un confuso delirante ni en un rígido dogmático.
El pisciano “anti Piscis”
Como defensa a su extrema resonancia, la personalidad pisciana construye un modo “anti Piscis”. Sobrecargado por su exagerada sensibilidad, se escuda en un estilo duro y distante, pone rígidos límites y batalla intensamente para imponer sus deseos. Se endurece de modos exagerados para no diluirse. Se muestra exageradamente escéptico y racional para no simbiotizarse y confundirse.
Veremos personalidades piscianas endurecidas en diferentes estilos:
- El pisciano verborrágico: utiliza la palabra en exceso, parlotea y aturde como escudo para llenarse de ruidos y no sentir. Hace barullo para alejarse del contacto profundo con el otro.
- El pisciano escéptico y dogmático: se encierra en una mente crítica y enjuiciadora para alejarse de su emocionalidad resonante que lo caotiza. Pretende explicar la realidad de modos hiperracionales y minimiza cualquier percepción sutil que pueda confundirlo.
- El pisciano combativo: irascible, peleador y reactivo, defiende sus cosas y su territorio personal de modos exagerados. Es hiperactivo para no paralizarse ante su simbiótica sensibilidad. Tiene una emocionalidad cambiante cargada de exabruptos agresivos. Su estilo belicoso en verdad combate con su propia resonancia reprimida.
- El pisciano rígido: severo y estricto, busca formas previsibles de vivir. Se llena de rutinas y de rituales para controlar su pánico a diluirse en su océano de híper sensibilidad.
A mayor rigidez, más necesita protegerse de su propia resonancia caotizante. Cuanto más exigente siente a su vida, más busca diluirse en fantasías y hechizos o en horas eternas de televisión o internet, o en enamoramientos delirantes e inclusive -en casos extremos- en drogas o alcohol. Genera vínculos imprecisos, confusos y plagados de malentendidos y mentiras. Cuanto más se rigidiza, más parece atraer –inexplicablemente- a personas dependientes y ambiguas, pues lo conectan con su confusa vulnerabilidad rechazada.
El pisciano estigmatizado en “el caótico”
Vive sin saber cómo poner límites, resuena con todo y con todos. Le es difícil conformar una personalidad racional y estable y quedará estigmatizado en el caótico y el delirante.
Le será difícil incluirse en el mundo laboral, pues le cuesta responder a las normas y a las exigencias sociales. Su estado de laxitud y disolución lo alejan de la posibilidad de ser independiente y autogenerador.
Relajado y distendido, padece al mundo externo y no sabe cómo responder a las exigencias y a las responsabilidades. Peleado con el esfuerzo y la lógica racional no comprende cómo vivir en un mundo que le exige generar dinero, tener posesiones y comprometerse afectivamente.
En su universo “de océano pisciano”, todas las fantasías son posibles sin realizar esfuerzo alguno. En su mundo de ensueños todo le es dado sin pedirle nada a cambio. Pretende vivir en un “universo mágico” y se pelea con el mundo concreto –al que percibe exigente y duro-. Cuánto más crueldad encuentra en su entorno, más necesita refugiarse en su burbuja de fantasías.
Será fundamental para Piscis trabajar en el mundo desde su sensibilidad y resonancia. Incluirse en ámbitos solidarios, humanitarios o artísticos -música, baile, cine, fotografía– donde su empatía sea valorada y requerida. También en espacios de autoconocimiento –psicología, espiritualidad o lenguajes esotéricos-, donde su esencia resonante resulte fundamental.
Sentir que su identidad amorosa puede ser incluida en el mundo le permitirá acortar distancia entre su rigidez y sus fantasías. Será su tarea de vida aceptar que su profunda amorosidad le permite tejer un destino de resonancia inclusiva donde crear trabajos y relaciones más inclusivas y justas para este mundo.
Talentos de Piscis
En unión profunda con todo lo que existe, hace florecer el amor en cada esquina. Su extrema sensibilidad y su delicada ternura llenan de compasión a su entorno. Genera vínculos de profunda amorosidad y acciona de modos desinteresados y generosos. Posee gran conocimiento del alma humana, resuena con las necesidades de aquellos que lo rodean. Es servicial, solidario, espiritual, universal y compasivo.
Cree en los milagros y su esperanzada convicción estimula la fe espiritual en cada vida que toca. Místico e intuitivo, percibe otros planos de la realidad. Posee un gran radar para captar el inconsciente humano, tiene percepciones mediúmnicas y absorbe información sutil. Su mirada mágica ayuda a recuperar la fe y el sentido de estar vivo. Confiado en el plan sagrado, será distendido y relajado.
Humanitario y ecologista, conectado con la energía amorosa universal, resuena con todas las personas y con todas las formas de vida. Su particular sensibilidad y su maravillosa resonancia le dan dones poéticos, capacidades redentoras y devoción por lo sagrado y angelical. Sabe decodificar lo simbólico y aprovechar la información onírica.
Dificultades de Piscis
Se muestra híper rígido y agresivo para controlar su extrema y desorganizante sensibilidad. Su resonancia con lo sagrado lo vuelve dogmático o fanático religioso.
Como le cuesta concentrar y delimitar energía, puede ser confuso, distraído, impuntual y olvidadizo. A veces intenta organizar su descontrol con rituales obsesivos, esporádicas compulsiones de orden y de híper puntualidad.
Sus emociones son confusas, amorfas y disolventes. Como le resulta difícil ser objetivo, tiende al fanatismo y a la idealización. Puede vivir plagado de fantasías desmedidas, atrapado en enamoramientos delirantes o, en su búsqueda de quimeras, permitir burdas estafas.
Se le dificulta el buen manejo económico, la materia se le diluye y tiende a perder objetos y dinero. Puede atraparse en actividades insustanciales que no le generan ganancias económicas pero no sabe cómo delimitar. O llenarse de diligencias insustanciales solo para sentir que ha logrado organizarse.
Le cuesta aclarar a tiempo lo que desea y tiende a hacer lo que no quiere por acompañar a otros. Sus desbordes emocionales lo empujan a escuchar su sensibilidad negada. Se muestra reactivo, irritable o agresivo a modo de defensa ante su híper resonancia.
Escapista. Le duele y le confunde que le exijan orden. Hace identidad en el antihéroe, en la víctima, en el sufriente o en el fracasado. Le cuesta exponerse, tiene predisposición a la timidez y a la vergüenza.
Por la astróloga, profesora de tarot y astrología Beatriz Leveratto. En Instagram, @bealeveratto.
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