Decidirse a cambiar el vínculo monógamo hacia la no monogamia consensuada es dar un gran paso. De qué se trata.
Decidirse a cambiar el vínculo monógamo hacia la “no monogamia consensuada” (CNM) es dar un gran paso que merece ser pensado y hablado en todas sus dimensiones. No solo para evaluar riesgos y beneficios, sino para prepararse para enfrentar el desafío de sostener el acuerdo sin transgredir la pauta formal, ética, de no mentir.
Justamente, este tipo de apertura necesita de un acuerdo entre la partes de tener relaciones fuera de la pareja (relaciones extra diádicas) sin ocultarlas, como se hace en un vínculo infiel. También debe quedar muy en claro que los celos, los reproches y el control sobre la vida del otro quedan fuera de este acuerdo.
Una relación no monógama consensuada requiere asumir la responsabilidad de cuidar y cuidarse mutuamente con el fin de disfrutar de la sexualidad y de los sentimientos que surjan con los nuevos vínculos.
¿Qué es la compersión?
El término “compersión” hace referencia a los sentimientos positivos que se experimentan al ver a tu pareja feliz, disfrutando. En este caso, desplegando su afecto y sexualidad con otrxs.
Si bien el término puede ser usado para relaciones amorosas no eróticas (por ejemplo, padres que se sienten orgullosos al ver felices a sus hijos, etc.), es muy frecuente en el habla de los poliamorosos, como lo contrario de los celos.
De todas maneras, la compresión puede coexistir con celos; incluso, para algunos autores, el mismo sentimiento de compresión incluye a los celos, pero en este caso, en lugar de generar enojo o rechazo, provoca más placer y excitación.
De parejas abiertas al poliamor
Las relaciones que están incluidas dentro de la no monogamia van desde las parejas abiertas, la inclusión de terceros con fines sexuales, la polisexualidad (tener varias parejas sexuales) hasta el poliamor (más de un vínculo sexoafectivo). El acuerdo entre adultos es imprescindible, así como es necesario que ninguna de las partes se sienta obligada, presionada u oculte su desagrado por complacer al otro.
También se deben respetar los tiempos de cada uno para encarar la experiencia; es posible que ambos quieran hacerlo, pero que no sea el momento para concretarlo. Las personas que se animan a romper con la monogamia en forma consensuada ponen muchas expectativas en la novedad, pero no todas salen conformes con lo sucedido.
Algunas sienten que la situación no estuvo a la altura de la fantasía, que estaban demasiado pendientes de sus parejas y que el acuerdo le sacaba “riesgo” o adrenalina (sobre todo, aquellas que habían pasado por experiencias infieles).
Para muchas de estas parejas es un “toco y me voy”, es decir, sumar una experiencia más y repetirla ocasionalmente. Sin embargo, en los poliamorosos, la construcción de vínculos sexoafectivos más sólidos determinan que duren más tiempo y se compartan proyectos de convivencia.
Entender la no monogamia consensuada
El consenso de la CNM está basado en abrir la pareja a otras relaciones románticas o sexoafectivas sin ocultarlas. Las parejas con relaciones no monógamas, consensuadas y no exclusivas sufren más la condena moral que las parejas monógamas, quienes reciben menos críticas y más valoración social.
Además, existe la creencia de que esta alternativa es consecuencia directa de la infidelidad de alguna de las partes o de ambos, o bien que la pareja está aburrida y no sabe cómo salir de la monotonía. Aunque pueden ser causas relacionadas, la realidad que subyace es más profunda.
Para investigar los motivos que llevan a las personas a optar por una relación de no monogamia consensuada se tiene en cuenta la teoría de la historia de vida (LHT), es decir, el comportamiento sexual, reproductivo, parental y familiar de acuerdo con los desafíos físicos, sociales, que se imponen al sujeto a lo largo del desarrollo.
Según un estudio publicado en el año 2020 en Frontiers of Psychology sobre una muestra de personas monógamas y no monógamas, estas últimas con diferentes vínculos sexoafectivos, como predictores se vieron las siguientes opciones:
- “Estoy en una relación primaria con una persona (es decir, una relación emocional/ sexual caracterizada por un alto grado de compromiso, metas de vida compartidas y afecto) y en relaciones secundarias con una o más personas (es decir, una relación cercana, relación(es) emocional/ sexual en curso, pero con un menor grado de compromiso que una relación primaria)”: 93 personas
- “Estoy igualmente involucrado con solo dos personas”: 31 personas
- “Estoy igualmente involucrado con más de dos personas”: 13 personas
- “Estoy involucrado en una ‘red’ polivalente, ‘familia’ o ‘red íntima’ (es decir, una red social resultante de tener relaciones románticas entre usted, sus parejas románticas, sus parejas románticas, etc.)”: 46 personas
Historias de vidas lentas y rápidas
Para esta teoría, existirían dos formas adaptativas al medio que predicen los comportamientos de las personas según las maneras de afrontar las situaciones que se les presentan.
Las personas con desarrollo más lento buscan la seguridad de lo conocido, les cuesta aventurarse a situaciones nuevas, sobre todo, si el ambiente es más predecible, tienen menos hijos y mantienen sus parejas más tiempo.
Caso contrario sucede con las personalidades que afrontan situaciones de manera más rápida: se maneja como si el medio fuera poco predecible, por lo cual, tienen más capacidad para aventurarse a lo nuevo, a afrontar situaciones de riesgo, puntúa más alto para la audacia y la desinhibición y tienen más descendencia y más rotación de parejas. Las relaciones no monógamas consensuadas plantean estrategias de historias más rápidas que las relaciones monógamas.
Respeto a mirada moralizante de las relaciones no monógamas, puede estar fundamentada en la creencia de que tener vínculos amorosos y sexuales abiertos (sexualidad y romanticismo irrestricto) las vuelve “más promiscuas, inmorales y los sujetos que optan por ellas son poco confiables y poco éticos”.
10 puntos sobre las relaciones no monógamas
Según varios trabajos que tratan el tema, se puede concluir lo siguiente:
- 1) Las personas en relaciones CNM tienen más probabilidades de desarrollar una historia de vida rápida que aquellas en relaciones monógamas. Esta asociación puede explicar el estigma moral hacia la CNM, en la medida en que una historia de vida más rápida se asocia con comportamientos interpersonales antagónicos, competitivos y de riesgo.
- 2) Aquellos que critican las relaciones no monógamas creen que las múltiples parejas pueden producir relaciones transitorias, conflicto social y transmisión de enfermedades; aunque, como se señaló, estos rasgos no se basan en datos reales, sino en creencias.
- 3) Las personas de relaciones monógamas suelen retener más a sus parejas que las no monógamas; sin embargo, estas últimas retienen menos a sus parejas secundarias.
- 4) En la no monogamia se cuenta más las experiencias a su pareja primaria que a las otras relaciones.
- 5) Los participantes de parejas no monógamas abiertas consideran más deseable a largo plazo a su pareja primaria que a las nuevas relaciones.
- 6) Los participantes de parejas monógamas informaron menos franqueza y comunicación que los sujetos no monógamos; sin embargo, éstos eran menos francos y comunicativos con las relaciones secundarias.
- 7) Las uniones CNM no son de corta duración, pueden mejorar la satisfacción y el funcionamiento de la relación y no es más probable que impliquen prácticas sexuales inseguras que las relaciones monógamas.
- 8) El estigma moral que pesa sobre las relaciones abiertas se origina en asociar estos vínculos con una vida sexual promiscua y rasgos de historia rápidos y perjudiciales para la sociedad.
- 9) Además, las creencias sociales al respecto suman: competencia intrasexual, ansiedad celosa, abandono de la pareja, negligencia infantil y transmisión de enfermedades.
- 10) Identificar y romper estas creencias con argumentos sólidos visibiliza a las CNM y reduce los prejuicios sociales.
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