Los ataques rusos destruyeron el Museo Histórico de Ivankiv y parte de un memorial dedicado a víctimas del Holocausto.
La violencia de la Federación Rusa en territorio ucraniano no conoce límites: durante la primera semana de marzo atacó al menos 7 establecimientos educativos, incluyendo la Universidad Nacional Karazin Kharkiv.
Según denuncia la Unesco, la agencia de las Naciones Unidas que atiende las cuestiones relativas a la ciencia, la educación y la cultura; la situación es alarmante por la cantidad de muertes y por el daño que está sufriendo el patrimonio de Ucrania.
El ataque contra las casas de estudios ocurrió casi en simultáneo con el incendio del Museo Histórico Cultural de Ivankiv, en la región de Kiev, y la destrucción parcial de Babi Yar, un memorial dedicado a las víctimas del Holocausto, afectado por el bombardeo a un centro de telecomunicaciones.
Qué dice la ley
La Convención para la Protección de Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado, conocida como “la Convención de La Haya”, de 1954, considera crimen de guerra la destrucción de bienes, museos, sitios históricos e instituciones educativas.
Su protocolo se aprobó en 1999 con la firma de 133 Estados, entre ellos Rusia y Ucrania, y establece sanciones penales para quienes atentan contra las obras que representan la historia de una nación.
Ucrania cuenta con 7 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad y otros 17 incluidos en una “lista tentativa”. Entre los primeros se encuentra la Catedral de Santa Sofía y Kiev-Pechersk Lavra, un monasterio ortodoxo fundado en 1051. La iglesia, que fue construida como símbolo de la «nueva Constantinopla», capital del principado cristiano de Kiev (siglo XI), fue alertada de posibles agresiones.
Otro sitio reconocido por la Unesco por su valor simbólico es el casco histórico de Lviv, una ciudad medieval que conserva su topografía y la arquitectura de edificios barrocos de noble manufactura. Aquí la amenaza se percibe a metros: el pueblo está rodeado por una zona de amortiguación de casi 2.500 hectáreas en donde se registran combates.
Fuentes de la Unesco afirman que “el Centro del Patrimonio Mundial está monitoreando de cerca la situación” y reclamó a fines de febrero, a través de un comunicado, que se respete lo pactado en la Convención de 1954.
Además de Santa Sofía y Lviv, el organismo tiene la responsabilidad de velar por la Ciudad Antigua del Quersoneso Táurico y sus «Chora», la Residencia de los Metropolitanos de Bukovia y Dalmacia, el Arco de Struve, las Tserkvas (capillas) de madera de la región de los Cárpatos (situadas entre Ucrania y Polonia) y los Bosques antiguos y primitivos de hayas, que se encuentran en varios países.
Ante una emergencia como la que sufre Ucrania, el artículo II de la Convención de Patrimonio Mundial abre la posibilidad de incluir a las obras que ese país considera fundamentales de su cultura dentro de un listado de la Unesco de sitios en peligro, a través de un trámite urgente. Sin embargo, esto no ocurrió todavía.
Desde la organización internacional aseguran que esto se debe a que «la lista del patrimonio en peligro la actualiza el Comité del Patrimonio Mundial, un órgano intergubernamental que se reúne una vez al año. La Unesco por sí sola no puede tomar esa decisión, que corresponde a los Estados Miembros de la Convención del Patrimonio Mundial, en concreto, a los 21 que forman parte del Comité».
La próxima reunión de dicha junta tendrá lugar en junio.
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