Del Reino Unido a Francia y de España a Alemania, algunas de las construcciones más imponentes y atractivas.
Residencias reales, hoteles de lujo y fuentes de inspiración para Disney. Los castillos despiertan la curiosidad y admiración, incluso si encierran historias tenebrosas. «Lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones», define la RAE a este tipo de construcciones en altura, cuyo origen se remonta al siglo IX, aunque hay precedentes en fortificaciones prerromanas y romanas y en la arquitectura militar de Grecia.
Los castillos proliferaron en la Edad Media como residencias fortificadas de los nobles y reyes, ya que las guerras eran constantes y había que resistir los ataques. Con los siglos, la madera de las torres y edificios se fue sustituyendo por la piedra, y los muros se hicieron más gruesos y altos. Además de servir como fortalezas, algunos castillos se levantaron para mostrar la grandeza -y las excentricidades- de un reino.
Abiertos al público con restricciones que se van actualizando y los visitantes chequean en esta etapa de la pandemia, aquí ocho de los castillos más impactantes del mundo.
1. Castillo de Windsor, Inglaterra
Concentra 900 años de historia británica. Es la residencia real en uso más antigua de Europa, junto con el Real Alcázar de Sevilla. En la actualidad, el Castillo de Windsor es usado por la reina Isabel II como su casa de fin de semana, así como para celebraciones estatales y bodas reales.
Windsor se encuentra al oeste de Londres, en el condado de Berkshire del Reino Unido, y la primera edificación fue construida por Guillermo el Conquistador en el siglo XI. Precisamente, en la parte más vieja se asienta la gran Torre Redonda, que domina el horizonte desde el Recinto Central. El primer monarca en vivir en el castillo fue Enrique I (1100-1135).
El lugar atrae a aficionados a la realeza, al arte y a la historia. Los Apartamentos de Estado son habitaciones majestuosas, que están amuebladas con algunas de las mejores piezas de la colección real, incluyendo pinturas de Rembrandt y Canaletto.
En la Capilla de San Jorge -uno de los mayores ejemplos de la arquitectura gótica inglesa- está la Orden de la Liga, una orden de caballeros del siglo XIV. Además de albergar la tumba de varios monarcas, fue el escenario de 14 bodas reales, como la de Harry y Meghan.
De principios de la década de 1920, la casa de muñecas de Queen Mary es la más famosa del mundo y está llena de réplicas en miniatura que fueron producidas por destacados artistas y artesanos. La casa tiene hasta iluminación eléctrica.
El cambio de guardia es una tradición imperdible. La ceremonia dura 30 minutos y se lleva a cabo los martes, jueves y sábados por la mañana.
2. Alcázar de Segovia, España
Se dice que Walt Disney se inspiró en su silueta esbelta para diseñar el icónico Castillo de Cenicienta del parque Magic Kingdom en Orlando. Con la apariencia de haber salido de un cuento de hadas, este castillo cuenta con la bella Torre del Homenaje y se eleva sobre una roca en la confluencia del Eresma y Clamores.
Es probable que la fortificación existiese desde los tiempos de la dominación romana, ya que se encontraron sillares de granito similares a los del Acueducto de Segovia. Hacia 1120, sobre un extremo de la roca donde se asienta la ciudad, se edificó un barrio al servicio de los canónigos de la catedral de Santa María. En el acta de donación de los terrenos se menciona a la fortaleza por primera vez.
Poco después, entre 1124 y 1139, se registran en la documentación las palabras “castillo de Segovia” y “Alcaçar”, por ser fortaleza y residencia real.
Sus estancias fueron lugar de reposo de Alfonso X El Sabio (1221-1284), y de ellas salió en 1474 Isabel La Católica para ser proclamada reina de Castilla. En su capilla se celebró la misa de velaciones del casamiento de Felipe II y Ana de Austria en 1570.
La remodelación, ampliación y decoración del Alcázar, que se iniciaron con Catalina de Lancaster en 1412, alcanzaron su apogeo en el reinado de Enrique IV. El Alcázar pasó de su estricta función militar a ser un edificio institucional que custodiaba el tesoro, el archivo y la armería reales.
En 1951 se creó el Patronato del Alcázar de Segovia con la misión de regular la utilización del edificio, velar por la conservación y fomentar que el público pueda disfrutar de un Museo, para que sea un archivo de su triple aspecto de Alcázar Regio, Recinto Militar y Real Colegio de Artillería.
Más de 6.500 personas visitaron el Alcázar en la Semana Santa de 2021 y, si bien las cifras son positivas, representan un 82,5% menos que en la Pascua de 2019.
3. Neuschwanstein, Alemania
El castillo soñado de Disney. Entre lagos y montañas, sus torres inspiraron a Walt Disney a la hora de levantar el Castillo de la Bella Durmiente de Disneyland, en California.
Neuschwanstein abrió al público poco después de la muerte del rey Luis II de Baviera (1845-1886). De carácter retraído, el monarca -a quien se conoció como el “Rey Loco”- construyó este lugar como un refugio para alejarse de la vida pública.
La Edad Media era sólo una fantasía en los Alpes bávaros: detrás de una apariencia antigua se escondía el máximo confort. Las habitaciones tenían calefacción central, los inodoros contaban con desagüe automático, y en todas las plantas había agua corriente. Con una instalación eléctrica de comunicación interna, el rey llamaba a sus sirvientes.
Hasta marzo de 2020, el castillo recibía 1,4 millón de visitantes anuales. En la actualidad está abierto al público, pero en el marco de visitas guiadas con grupos reducidos.
4. Castillo de Bran, Rumania
Para todos es “el castillo de Drácula”. Ubicado en Rumania, esta fortaleza medieval se levanta cerca de Brasov, en la región de Transilvania que está rodeada por los montes Cárpatos.
El personaje de Bram Stoker, Drácula, alude a un conde que vivía en un castillo encaramado en una roca. A menudo se lo confunde con Vlad Tepes (Vlad el Empalador), conocido como Vlad Dracul, que era un príncipe que tenía un castillo -ahora en ruinas- en el Principado de Valaquia. Como Bran es la única construcción en la región que se ajusta a la descripción de Stoker, se dice que es el Castillo de Drácula. El resto del mito deriva de creencias populares sobre fantasmas y vampiros en Transilvania.
5. Castillo de Edimburgo, Escocia
Desde su posición dominante en Castle Rock, en pleno corazón de la capital escocesa, el Castillo de Edimburgo ofrece una impresionante vista de la ciudad. Fue fortaleza militar, prisión y residencia real, por lo que sus muros desbordan de historia. El lugar tiene una parte destinada al Museo Nacional de la Guerra.
El castillo fue el hogar de reyes y reinas durante muchos siglos. La reina Margarita -más tarde fue nombrada santa- murió allí en 1093. La capilla construida en su honor por su hijo, el rey David I, es el edificio más antiguo de Edimburgo, mientras que en la capilla de Santa Margarita todavía se celebran bodas y bautismos.
El Gran Salón, terminado en 1511 por el rey Jacobo IV, acogió grandes banquetes y eventos estatales. Sobre la puerta del Palacio Real se leen las iniciales MAH doradas, en alusión a María y su segundo esposo Henry Stewart. La reina dio a luz a Jacobo VI en el palacio en 1566, quien se convirtió en rey a los 13 meses y unió las coronas de Escocia e Inglaterra en 1603.
Una vez hubo piratas y prisioneros de guerra en las bóvedas debajo de Crown Square.
Otros imperdibles del castillo: los Honores de Escocia, que son las joyas de la corona más antiguas de Gran Bretaña. La icónica Piedra del Destino, utilizada durante siglos en las ceremonias de coronación de los monarcas, también se exhibe en la Sala de la Corona. El valor de la piedra y de las joyas es incalculable.
6. Castillo de Chambord, Francia
Ordenado por Francisco I hacia 1515 y con una escalera atribuida a la imaginación de Leonardo da Vinci, el Castillo de Chambord es el más grande de los castillos del Loira y un testimonio del Renacimiento francés.
Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, el castillo fue el hogar de muchos invitados ilustres que fueron a fiestas y cacerías memorables, como las de Luis XIV.
El castillo cuenta con 83 escaleras, 282 chimeneas y 426 habitaciones, de las que se pueden visitar unas 60 y descubrir una colección de 4.500 objetos de arte en los apartamentos restaurados. El jardín ocupa 5.440 hectáreas rodeadas por 32 km de muros.
La escalera es el punto culminante del castillo y es famosa por su diseño de doble hélice inspirada en Leonardo. Esta ingeniosa espiral con rampas lleva a los visitantes dentro de la Torre del Homenaje: dos personas pueden subirla al mismo tiempo sin cruzarse jamás, y este truco divierte a todos.
7. Castillo de Praga, República Checa
Se trata de una de las ciudadelas más grandes del mundo, integrada por antiguos palacios, edificaciones eclesiásticas y jardines. Desde hace más de mil años es símbolo del Estado checo, ya que su fundación se remonta al siglo IX: desde entonces fue la residencia de los soberanos checos y los presidentes.
El complejo alberga la catedral gótica, el convento y basílica de San Jorge, el Palacio Real, las galerías de pintura renacentista y barroca en las antiguas caballerizas del castillo, y las joyas de la Corona de Bohemia.
Para los fanáticos del escritor Franz Kafka, el sitio inspiró a su obra El Castillo y también aparece en El Proceso.
8. Castillo de Ashford, Irlanda
Para dormir como reyes. El Castillo de Ashford se ubica cerca de Cong, a orillas del lago Corrib, en Irlanda. Su arquitectura y sus bosques transportan a los huéspedes a la Edad Media.
Construido en el siglo XIII por la familia anglonormanda de Burgos, el castillo fue adquirido en 1852 por los Guinness (fabricantes de cerveza), que usaban el lugar como residencia de verano para cazar y pescar. Sir Benjamin Lee Guinness agrandó la propiedad, que luego pasó a manos de su hijo, Lord Ardilaun: en 1868 creó el famoso comedor George V y el bar Príncipe de Gales.
En un álbum del siglo XIX se encontró una fotografía donde estaba Oscar Wilde, ya que el escritor pasó los veranos de su infancia en una residencia vacacional cercana al castillo y consideraba como su hogar los jardines de Ashford.
Con 800 años de historia, el lugar albergó a políticos, monarcas y celebridades. En la actualidad, es un majestuoso hotel de cinco estrellas, con servicios de alta gama y vistas increíbles. Una noche en una suite cuesta desde 725 hasta 4.500 euros.
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