Es el primer actor sordo en recibir una nominación al Oscar de actuación, y en ganarlo.
Troy Kotsur, el actor sordomudo que acaba de ganar el Oscar al mejor actor de reparto por CODA, emocionó a todos en su discurso de agradecimiento, por la lengua de señas.
CODA se exhibe de nuevo en las salas argentinas, o se puede ver por streaming, por Amazon Prime Video.
Al momento de esta entrevista sólo pasó una semana desde que Troy Kotsur se convirtiera en el primer hombre sordo en obtener una nominación al Oscar de actuación, pero para el intérprete de 53 años, ya se siente como el comienzo de algo nuevo.
«Por fin tengo más confianza», dijo Kotsur durante una videollamada esta semana, en la que habló enérgicamente a través de un intérprete de lengua de signos. «Y esto es sólo el principio para mí, incluso en esta etapa, así que estoy deseando empezar mi nuevo viaje».
El papel más destacado de Kotsur se produjo en CODA, la comedia dramática de Apple+ que fue nominada a los Oscar a la mejor película y al guion adaptado, junto con la nominación de Kotsur como actor de reparto por interpretar a Frank Rossi, un pescador sordo que lucha por relacionarse con su hija adolescente, Ruby (Emilia Jones). Ruby es el único miembro oyente de su familia, que incluye a su madre, Jackie (Marlee Matlin), y a su hermano, Leo (Daniel Durant).
Como Ruby es hija de adultos sordos -la CODA, por las siglas en inglés, del título de la película- sus padres esperan que les traduzca y se relacione con el mundo de los oyentes. Pero Ruby está dispuesta a abandonar el nido y perseguir un talento secreto para el canto en el Berklee College of Music, una vocación que la pone en desacuerdo con Frank, que esperaba que su hija se uniera al negocio familiar después del instituto.
Su conflicto culmina en una de las escenas cinematográficas más conmovedoras del año, cuando Frank se sienta en la parte trasera de su camioneta con su hija y le pone la mano en la garganta mientras ella canta una tierna balada. Con ese simple gesto, este padre testarudo pero cariñoso llega a comprender a su hija de una forma totalmente nueva.
Kotsur espera que con CODA, que llegó junto a otras películas con personajes sordos como Sound of Metal y Eternals, Hollywood pueda llegar a comprender mejor a los actores sordos también.
Actor de teatro y TV
Kotsur es un prolífico actor de teatro en producciones de teatro para sordos (a menudo protagoniza junto a Paul Raci, un CODA que fue nominado al Oscar el año pasado por Sound of Metal) y ha aparecido en Criminal Minds, The Mandalorian y otras series de televisión. Pero sabe que las películas como CODA, que ofrecen una visión completa de la experiencia de los sordos, siguen siendo escasas.
«Realmente espero que Hollywood haya aprendido a tener paciencia, porque yo he sido paciente al intentar trabajar con personas oyentes a lo largo de los años», dice Kotsur, que vive en Mesa, Arizona, con su mujer y su hija.
«Y ver que ese miedo empieza a desaparecer, por eso es tan importante no pensar en los actores sordos desde una perspectiva de limitaciones, porque como persona sorda, puedo conducir, puedo cocinar, puedo tener sexo, puedo hacer todas esas cosas. Lo único en lo que hay una barrera es una barrera de comunicación, y eso es todo».
-Ahora que ha tenido tiempo de procesar su nominación al Oscar, ¿qué significa para usted?
-Siento que tenía todo este polvo cubriendo mi espalda, y con la nominación, empezó a evaporarse. He pasado por muchas cosas: luchas financieras y opresión, gente que no estaba dispuesta a trabajar con un actor sordo. Con toda esa lucha y ese trauma, me siento como si tuviera cortes por todo el cuerpo que por fin se han curado. No me había dado cuenta del gran paso que iba a suponer esto, incluso mayor de lo que pensaba, y es una verdadera bendición.
-¿Qué lo hizo seguir adelante cuando estaba lidiando con esas luchas y con todas las audiciones que no resultaron?
-Durante las audiciones, generalmente nunca conseguía el papel porque la mayoría de las veces me preguntaban: «¿Sabe hablar?». Y, por supuesto, otro actor podía hablar mejor que yo, ya que soy completamente sordo y eso puede ser un desafío. Así que me acostumbré a ese rechazo, y en realidad fue un buen entrenamiento para aprender a aceptarlo y seguir adelante.
En los años ‘90 lo hacía a la antigua usanza: tenía que comprar sobres y sellos por valor de 300 dólares y enviar estos retratos a 300 directores de casting diferentes, y de eso, podía ser que consiguiera una audición. Y luego no me daban el papel en esa audición. Era muy exigente y requería mucho sacrificio. A eso me refería con tener todo este polvo en la espalda de este viaje. Tenía que seguir avanzando, sólo para probármelo a mí mismo.
-Hizo una audición para CODA y luego esperó un año y medio para que lo llamaran, ¿verdad?
-Entre bastidores, los productores discutían sobre quién iba a interpretar el papel de Frank Rossi. Al principio querían utilizar a los actores de primera fila.
-A Paul Raci le pasó lo mismo con Sound of Metal. Los productores querían un nombre como Forest Whitaker o Robert Duvall, y luego Paul consiguió una nominación al Oscar por ese trabajo.
-Por cierto, yo también hice una prueba para Sound of Metal. No conseguí el papel, pero Paul era perfecto para él. Para mí, Sound of Metal fue un paso adelante, y luego me tocó a mí, y ha sido un viaje increíble en ese sentido. Estaba tan acostumbrado al fracaso que no me di cuenta de que iba a superar incluso mis propias expectativas de lo que podía pasar.
-¿Desde cuándo conoce a Marlee Matlin, que interpreta a su mujer en CODA?
-Cuando tenía 17 años, vi Te amaré en silencio (el drama de 1986 por el que Matlin ganó el Oscar a la mejor actriz), y fue la primera vez que vi una auténtica representación de sordos en la pantalla grande. Me dije: «Espero poder trabajar con ella algún día». Después de muchos años, estuve en el Deaf West Theatre, y dio la casualidad de que Marlee vino a casi todas las producciones en las que estuve y llegamos a conocernos un poco a lo largo de los años.
-¿Cómo fue conocerla? ¿Lo tomó con calma?
-Me emocionó que viniera a ver nuestras producciones. Cuando ocurrió lo de CODA, me dijo: «Siempre he esperado trabajar con vos algún día. Puse tu nombre en mi lista de actores». Y así cumplió su deseo. Ella misma ha hecho un duro viaje, y es agradable tener esta experiencia compartida.
Pero, en realidad, es estupendo para todos los miembros de la comunidad de sordos e hipoacúsicos, y especialmente para los niños más jóvenes que tienen esperanzas y sueños, porque yo soy la prueba de que esos sueños pueden hacerse realidad. Mucha gente dice: «Seguí tus sueños», y yo digo: «Sí, claro». Y luego ocurrió de verdad, así que ahora soy yo el que tiene que callarse, porque tenían razón.
-Incluso antes de que CODA se vendiera en el Festival de Cine de Sundance por un récord de 25 millones de dólares y fuera nominada a todos esos premios Oscar, ¿qué significó para usted la experiencia de filmarla?
-Cuando terminamos el rodaje, bajé al muelle y vi pasar todos los barcos. Sólo quería dar gracias a Dios por todo lo que había pasado. Me costó mucho dejar de lado a Frank Rossi e incluso afeitarme la barba. Lo extrañaba mucho como personaje y luché con eso durante unos seis meses. Mi mujer se quejaba: «Troy, ¿te podés afeitar, por favor? No puedo ni besarte».
-Dado que gran parte de la película gira en torno a una relación padre hija, ¿cómo fue verla con su hija por primera vez?
-Estaba muy orgullosa, pero cuando vio la escena de sexo, se avergonzó y se tapó los ojos. Decía: «Papá, ¿qué estás haciendo?». Le dije: «Escuchame, es muy importante aprender sobre el sexo seguro».
-¿Cómo era su relación con sus padres? ¿Apoyaban su interés por la actuación?
-Mis padres pensaban que era algo temporal y, después de unos años, empezaron a ponerse nerviosos. Me dijeron: «Troy, ¿por qué no te sacás la carrera de la cabeza? Quizá puedas ser ingeniero o profesor». Yo era terco y seguía adelante, y ellos estaban muy nerviosos, pero siempre veían mis obras, y las disfrutaban. Mis dos padres fallecieron, pero voy a ir a visitarlos en el cementerio si llego a ganar algún premio. Se lo enseñaré y les diré: «Mírenme ahora».
-Ya ganó un premio de actor secundario en los Gotham. ¿Qué otros momentos destaca de esta temporada de premios para usted?
-Estábamos en un evento en el Museo de la Academia y todo el elenco estaba ahí, y Lady Gaga actuando. Yo estaba sentado ahí, viéndola en el escenario, y pensé: «¿Sabés lo que se me ocurre? ¿Debería subir al escenario y poner mi mano en la garganta de Lady Gaga?». Seguro que la policía me habría tirado al suelo.
-¿Se puso en contacto con usted alguna de las grandes casas de moda para vestirlo para los Oscar?
-La gente me envía los nombres de estas tiendas y empresas de las que nunca he oído hablar. No reconozco ninguna de estas marcas; conozco Walmart, conozco Kmart. Pero mi mujer está muy emocionada. Empezó a preguntarme: «¿Qué color de vestido debo usar? Quiero combinarlo». Y yo: «No tengo ni idea». Las mujeres están muy entusiasmadas con este tipo de trajes de gala, pero ¿se dio cuenta de que muchos hombres sólo tienen un traje negro y una corbata?
-Sí, tiende a ser el uniforme.
-He visto que algunas personas sienten curiosidad. «¿Qué va a llevar una persona sorda?» Lo mismo que los oyentes. ¿Esperan que me vista de forma diferente? ¿Como si tuviera que llevar luces de Navidad o neón por todas partes, algo así? Sería demasiado. Tengo que ser humilde.
-¿Antes era espectador de los Oscar?
-Nunca olvidaré que cuando ganó Marlee, salté de alegría porque por fin había ganado una persona sorda. De hecho, nunca me perdí un Oscar porque soy un fanático del cine. Me encanta Steven Spielberg y, por supuesto, ha tenido muchas nominaciones a lo largo de los años. Tengo mucha ilusión de conocer a esa gente y decirle a Steven Spielberg: «Gracias por tu trabajo». No quiero hacer el ridículo, sólo siento que he demostrado ser un nominado y que ahora me ven como soy.
-No es un cholulo, es su par. Es un nominado al Oscar.
-Y no importa si gano o no: mi nombre ha pasado a los libros de historia. Cuando haya dejado este planeta, eso quedará.
The New York Times y Clarín
Traducción: Patricia Sar
POS
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