Hermosos acantilados, castillos, pueblos y colinas albergan las gestas del rey Arturo y multitud de leyendas.
El rey Arturo no podía haber elegido un lugar más apropiado para establecer su legendario reino de Camelot que Cornualles.
Esta península situada en el extremo suroccidental de Gran Bretaña es el rincón que atesora toda la magia y fascinación del mundo céltico, con el permiso de las Tierras Altas escocesas, la bahía de Cardigan y su reino de Cantre’r Gwaelod o la Calzada del Gigante de Bushmills, en la otra orilla del mar de Irlanda.
La leyenda de Camelot se basa en un personaje real, Arturo, probablemente un caudillo local en lucha contra los invasores sajones a inicios del siglo VI, cuyo nombre se encontró en una piedra de esa época en Tintagel, donde se sitúa el castillo-fortaleza de Arthnou.
A partir del siglo XII trasciende el Arturo mitológico, cuyas gestas junto a los caballeros de la Mesa Redonda, la reina Ginebra y el mago Merlín, entre otros, tienen lugar en esta región de paisajes sobrecogedores debido al contraste entre grandes acantilados, bahías y extensos pastos verdes.
Se suma a todo ello un clima templado durante gran parte del año, con la presencia del sol durante mucho más tiempo de lo que se suele pensar cuando hablamos de Inglaterra.
Para los amantes del deporte, Cornualles ofrece también grandes posibilidades: óptimas olas para hacer surf y la Cornualles Coast Path, un sendero de 1.014 km hasta el Puerto de Poole, en Dorset, para recorrer en bicicleta o practicar senderismo.
A 33 km al sur de Tintagel, en la misma costa, se encuentra Padstow, una localidad encantadora donde se ubica el hotel y dos de los restaurantes del chef Paul Ainsworth, galardonado en numerosas ocasiones con estrellas Michelin.
El Padstow Townhouse, hotel boutique, cuenta con una coctelería famosa por el arte de su mixología de autor. Para comer, tanto el restaurante NO6 o el Caffè Rojano, deleitarán a los paladares más selectos.
Buscando al rey Arturo
Lo mejor para descubrir estos lugares mágicos es dejarse llevar sin una planificación rígida del viaje. Seguir los pasos del rey Arturo en Tintagel bien merece tiempo.
Llegar a su castillo requiere paciencia y algo de valentía, ya que es necesario cruzar un largo puente colgante de madera y ascender una sinuosa y resbaladiza escalera de más de 300 peldaños. La recompensa bien lo merece, pues el paisaje y las panorámicas sobre el mar tienen la capacidad de hechizar por su belleza salvaje.
Si la marea está baja, no hay que dejar de descender a la playa para admirar los acantilados en toda su grandeza y visitar la secreta cueva de Merlín, donde la mitología indica que habría salvado de la muerte al aún niño Arturo.
Más allá de la leyenda artúrica, en esta región, frente al bravo mar de Irlanda, se encuentran un sinfín de pueblos pesqueros que conservan todo su encanto marinero.
Cualquier ruta costera desemboca en ellos, a cuál más pintoresco. Una interesante propuesta es trazar la ruta entre Newquay, Polperro, Fowey y Saint Austell, con una parada en el Eden Project, un espacio de divulgación natural en un entorno privilegiado.
Además de paisajes y del patrimonio que ha dejado la huella del hombre, Fowey alberga un interesante museo y diversas galerías de arte.
Qué mejor que completar la ruta con un paseo en barca para disfrutar de un paisaje que también es único mar adentro. El final de trayecto en Saint Austell, una de las mayores ciudades del condado, ofrece un sinfín de posibilidades, desde gastronómicas hasta de alojamiento.
Cornualles brinda al visitante una gastronomía propia de la que dan buena fe sus 40 restaurantes reconocidos por la Guía Michelin, con una gran oferta de marisco, además de una proverbial hospitalidad.
De hecho, una característica de la zona es la multitud de cottages que pueden alquilarse y que no tienen nada que envidiar a un hotel de lujo. Skycottages es la mejor opción en este sentido, con una amplia oferta que va desde apartamentos de diseño rústico, con jardín y parrillas, a otros sumamente contemporáneos con amplios ventanales, porches y equipados con la tecnología más puntera.
Arquitectura y relax de lujo
Desde Saint Astell se puede seguir ruta hacia Falmouth, conocido por sus playas, entre las que destacan las de Gyllyngvase y Castle, conocida así por su proximidad al castillo de Pendennis, cuya planta circular no deja indiferente a nadie.
Alberga también el Museo Marítimo Nacional de Cornualles, una atracción que los amantes de mar y de la historia no deben perderse.
En la localidad de Saint Mawes se encuentra uno de los mejores hoteles boutique de lujo de la región, The Tresanton, con porches privados donde celebrar cenas con vistas al faro de Saint Anthony.
Cuando llega el buen tiempo, el hotel abre las puertas de su Beach Club, con todo para quienes deseen ir en velero o simplemente pasar un día de relax tomando el sol y disfrutando de tentempiés a base de marisco y, a continuación, de una extraordinaria grillada de carne autóctona.
El Monte Saint Michael británico
En Marazion se encuentra el Monte de Saint Michael, que no hay que confundir con el de Saint-Michel, al otro lado del Canal de la Mancha. Ahora bien, como el francés, viene a ser también una roca fortificada que permanece como un islote cuando sube la marea y a la que se puede llegar caminando con la marea baja.
Poblada desde que los monjes benedictinos construyeron allí un monasterio en el siglo VIII, es más pequeña y bien podría decirse que más entrañable que su hermana francesa.
Este recorrido puede acabar en Penzance, otro encantador pueblo pesquero convertido hoy en un referente del turismo interior.
La oferta gastronómica, lúdica y cultural también están aseguradas, con sus playas y sus jardines. Los apasionados de la botánica no deben dejar de visitar el Trengwaiton Garden, que exhibe plantas exóticas de todo el mundo.
En Penzance tiene lugar el Festival de Música de Golowan, que celebra el solsticio de verano, este 2022 entre el 17 y el 26 de junio, y hunde su historia en ritos paganos. Música, performances, actividades para toda la familia e incluso fuegos artificiales.
El pueblo más bonito de Inglaterra
Llegados aquí, la mejor idea es acercarse al puerto de Mousehole, posiblemente uno de los paisajes más fotografiados de la región, en buena medida porque el poeta galés Dylan Thomas lo definió como “el pueblo más bonito de Inglaterra”.
No es cuestión de llevarle la contra. Y de aquí, recalar en Saint Ives, uno de los puertos pesqueros más importantes de Cornualles y que atesora también en sus alrededores algunas de las playas y calas más conocidas de la zona, ya en la costa norte de la península.
En Saint Ives se encuentra una de las salas que la prestigiosa Tate Gallery tiene distribuidas por la geografía inglesa, manteniendo así la larga relación de ese municipio con las artes plásticas.
Reconocidos pintores y escultores británicos fijaron allí su residencia o realizaron largas estancias creativas, como Alfred Wallis, Christopher Wood, Naum Gabo o Barbara Hepworth, de quien se puede visitar su casa-museo.
Newquay y las cercanas playas salvajes de su entorno, reconocidas como Áreas de Destacada Belleza Natural por el Gobierno británico, son paradas obligatorias.
Muy cerca se encuentra Perranporth. Fue justo aquí, en una caleta, donde el patrón de Cornualles, San Piran, un monje del siglo VI, contemporáneo del rey Arturo, fundó la oratoria, el arte de hablar con elocuencia. No podía haber encontrado mejor escenario.
Anna Tomás
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