La ultramaratonista Sofía Cantilo explica cómo combatir las típicas trabas que aparecen a la hora de emprender un nuevo deporte.
Arrancar no suele ser nada fácil. De hecho, quienes nunca corrieron suelen mirar a las tribus de runners que se ejercitan en los parques con una suerte de extrañeza y admiración. Sin embargo, la premisa que repiten los fanáticos de este deporte es que nada se necesita para empezar, y que cualquiera puede hacerlo.
¿Realmente cualquiera puede? El desánimo, el desgano, las excusas, la gradualidad del proceso, la ansiedad y hasta toparse con un «mal entrenador» pueden jugar en contra a la hora de comenzar a hacerlo. Por eso, Clarín se comunicó con Sofía Cantilo, la mayor referente de ultramaratón del país.
Precisamente porque hasta los 24 años, Sofía fumaba, tomaba gaseosas y no corría más que para alcanzar el colectivo. De a poco le fue tomando el gustito y subiendo la apuesta: de una carrera de 5 km, pasado por un trail en Villa Langostura de 42 km, varios “Cruces Colombia “, el Patagonia Run Indomit 100k y hasta las ultramaratones más importantes del mundo.
Por eso, nadie mejor que ella para entender cuáles son los obstáculos que pueden interponerse en el camino y qué consejos pueden ayudar a superarlos.
1- Comenzar de a poco y de manera intuitiva
Muchos son los «métodos de iniciación» en el running. Desde apps que indican cuánto correr al principio, hasta grupos y personal trainers que proponen distintas maneras de ir de a poco. Sofía propone salir sin siquiera pensar en cuánto tiempo se correrá.
«Lo primero que le diría a alguien que quiere empezar a correr es que se lo tome como ´voy a salir a caminar media hora o cuarenta minutos´, que es algo que todos podemos hacer, y que de golpe, en medio de esa caminata, se largue a trotar unos segundos», recomienda Sofía.
Y agrega que lo ideal es ni siquiera estar pendiente de la cantidad de tiempo, sino alternar caminata y trote «sin mirar el reloj». Así lo explica: «Cuando uno siente que ya está, que no se quiere más, volver a caminar y seguir así, de una manera totalmente libre, sin forzarse, pensando que uno salió a caminar».
Una vez que esto se hizo un día, repetir lo mismo algunas veces más para luego sí comenzar a cuantificar los momentos de trote. «Tomar el tiempo para saber cuánto se puede correr seguido, en cuántos bloques, y a partir de ahí empezar a trabajar sobre eso: hacer cada vez más trote y menos caminata».
Si bien existen aplicaciones que le dicen a uno en qué momento trotar y en qué momento caminar, la ultramaratonista no las recomienda, ya que, como afirma, «no todos empiezan del mismo lugar».
«La idea es que cada uno se vaya superando a sí mismo, y no todos parten del mismo lugar, por ahí alguien no corre hace 20 años pero tiene una genética espectacular, para llegar a un trabajo estandarizado hay que ver de dónde viene cada uno, las diferencias entre una persona y la otra», ejemplifica.
2- Buscar un buen entrenador
«Otra cosa que me parece muy importante es que, una vez que ya se empieza a tener una base un poco más sólida en cuanto a la corrida, se contacte a un buen entrenador», recomienda Sofía, ya que una persona que indique un plan de acción no solamente va a servir de apoyo moral y emocional, sino que brinda contención y «un plus» que ninguna app o plan bajado de alguna revista puede dar.
En la búsqueda, la runner recomienda «no dejarse llevar por los miles de grupos que hay, por ejemplo, desperdigados por Palermo», sino averiguar la trayectoria de la persona, así como la durabilidad y cantidad de alumnos en sus grupos.
«Buscar recomendaciones de primera mano, investigar, ver si sus alumnos suelen lesionarse, ya que hoy en día los entrenadores florecen como árboles, y es muy fácil caer en manos de uno malo», advierte. Y agrega: «Eso no solo puede tener consecuencias como lesiones o inconvenientes que te impidan correr de por vida, sino que también tiene un impacto en lo que es el ánimo y la autoestima», alerta.
3- Combatir las creencias limitantes
Observar de afuera cómo los corredores son capaces de hacer 5 kilómetros seguidos casi sin agitarse, y chequear como uno mismo no puede hacerlo durante más de 30 segundos seguidos, puede resultar desmoralizante.
A su vez, no notar mejoras inmediatas puede atentar contra la continuidad, que a la vez es clave para notar progresos. Pero que el cuerpo se vaya acostumbrando al nuevo desafío y que la mente deje de poner trabas, lleva su tiempo, y eso hay que tenerlo en cuenta de antemano para que no gane el desánimo.
«Lo que puedo decir desde mi experiencia, es que yo no podía correr un minuto seguido, en esos casos enseguida pensás que no es para vos, y ahí opera tu creencia limitante de decir ´ya está´, por eso está bueno al principio tomárselo como que uno sale a caminar 40 minutos sin mirar, para poder empezar a romper barreras y ganar capacidad aeróbica», aconseja.
4- Saber que puede no disfrutarse, y «mirar más allá»
Una de las cuestiones de quienes comienzan a correr es que lo padecen, lo viven como un sufrimiento, por lo cual se preguntan constantemente: «¿Cuándo se empieza a disfrutar?»
«A veces no se disfruta nunca«, admite Sofía, y añade: «Yo ni siquiera se si a mí me gusta salir a correr, hay veces que odio cada minuto de la hora que hice, hasta que por ahí me puse a hablar por teléfono con un amigo y ya está, me olvidé, pero yo lo hago por un montón de otras cosas que creo que son las que están buenísimas», afirma.
«A veces hay que correrse de ese momento puntual y mirar un poco más allá, otras veces quizás no podes mirar más allá y tal vez haya otras personas a las que les va a encantar correr; yo creo que también lo empezás a disfrutar cuando tenes un objetivo, lo alcanzás y ahí decís ´mirá los obstáculos que fui venciendo, todo lo que gané, todo lo que aprendí, todo lo que mejoré´», se entusiasma.
Y concluye con una referencia personal: «Cuando el running se transforma en una herramienta de superación, de aprendizaje, y es una manera de borrar esas creencias autolimitantes, ahí te enamorás», esgrime.
Respecto a la manera en que la ayuda a despejar su mente, explica: «Hay días en que estoy embroncada, cruzada, y no tengo ganas de salir, pero salgo igual y me doy cuenta de que paso a paso los problemas van quedando atrás, y los que no quedan atrás, los que voy llevando conmigo, no sé si es por el aire que respiro, los empiezo a pensar mejor», destaca.
Y continúa: «De tanto ir pensando mejor, voy hasta solucionando los problemas en el momento, a veces cosas de trabajo con las que estoy trabada, con lo cual ahí lo disfruto mucho, y me doy cuenta de que cuando menos lo quiero hacer es cuando más me sirve: es mi ayuda y mi sostén», afirma.
5- Escuchar al cuerpo para precalentar y estirar
Como cuando proponía en el punto 1 escuchar al cuerpo para saber cuándo correr y cuándo parar, Sofía propone hacer lo mismo en el momento de precalentar: «Lo primero que hay que tener es conocimiento de tu cuerpo, como cuando se hace cualquier deporte, pero sobre todo cuando vas a correr», explica.
«En esto de superarse e ir por más también hay que saber distinguir, porque hay veces que vas por más y está bien, y otras vas por más y te rompes. Lo primero es empezar a conocer tu cuerpo, el primer día que uno va a caminar y trotar unos segundos, empieza a estar bien conectado con lo que le va pasando al cuerpo, con la respiración, con las sensaciones», plantea.
«Entonces -continúa- por ejemplo si salís a correr una hora, naturalmente los primeros minutos vas a ir más despacio, porque tu cuerpo está diciéndote que todavía está frío. Y a medida que vayan pasando los minutos se va a ir soltando cada vez más, con lo cual el calentamiento se va a ir haciendo de una forma natural y gradual, de un trote suave a correr», manifiesta.
En cuanto al estiramiento, Sofía propone que, de no hacerse luego de finalizada la actividad, se haga en la ducha, ya que el calor del agua ayudará a los músculos a aflojarse, o si no hacerlo mientras se mira una película o una serie a la noche.
«Si uno estira a la noche media hora un par de veces a la semana está buenísimo, suma, ya que cuando se hace ejercicio por ejemplo en un gimnasio, donde uno está levantando pesas, se está engrosando el músculo, lo estás sometiendo un estrés y se va haciendo más fuerte», indica.
«Lo mismo va pasando cuando salís a correr -prosigue-, el músculo se empieza a acortar, entonces el estiramiento es importante para devolverle la flexibilidad que el ejercicio le quitó, lo importante es hacerlo sin importar tanto el cómo o el cuánto», sostiene.
6- Elegir un buen calzado
Sofía subraya que si bien mucha gente no le presta atención, el calzado es sumamente importante, ya que sostiene no solo los pies, sino todas las articulaciones del cuerpo, inclusive la columna y las rodillas.
En este sentido, propone en un principio no sobreexigirse respecto a la indumentaria, ya que si bien cuanto mayor calidad tenga mejor, lo cierto es que en un principio no es lo más importante.
En instancias posteriores probablemente la persona quiera ir equipándose, pero en un principio propone hacer foco en un buen par de zapatillas, y en el caso de las mujeres, un top que «sostenga y contenga bien».
«Lo maravilloso es empezar a hacerlo, ir dándote cuenta de tus capacidades, y luego empezar a pensar en correr una distancias más largas, o participar de una carrera, prepararse con un entrenador, que por ahí eso a uno lo ordena, y uno se da cuenta de que mejora un montón cuando está ordenado», se enstusiasma. E insiste: «Lo importante es ir de a poco».
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