Californiana, actriz, cantante, modelo, tiene 25 años. Es pareja de Tom Holland, su novio en la saga de “El Hombre Araña”. Marca tendencia con su conciencia social y ambiental.
Así como la extraña Winona Ryder fue el ícono de la generación X y la hiperconectada Emma Watson, la chica millennial, se ve cómo Zendaya es la figura que perfila, avanza y se planta en el rol de reina centennial.
De Niña Disney, pasó a ser una de las estrellas jóvenes más influyentes. La actriz y cantante la rompe en cine –el pochoclero y el de autor por igual–, televisión –protagoniza la serie fetiche del momento: Euphoria– y, de paso, es también referente del mundo de la moda.
No obstante, vive lejos de la frivolidad.
¿Cuántas estrellas llegan a no necesitar más que un nombre, así suelto, sin nada más? Prince, Madonna, Cher y ahora ella, que ni siquiera usa uno de fantasía.
Su madre –de ascendencia alemana y escocesa–, y su padre –afroamericano– le pusieron así: Zendaya Maree Stoermer Coleman. El primero de pila, y ahora único, deriva de Tendai, que significa “agradecer” en Shona, un idioma bantú de Zimbabwe.
En los últimos meses, Zendaya fue trending topic de la vida. A fines de 2021 volvió por tercera vez a su rol de MJ en Spider-Man: No Way Home, película que es hito nerd del Universo cinematográfico de Marvel que reúne a los últimos tres Hombres Araña.
A principios de este año descontroló de fanatismo al público en la segunda temporada de Euphoria, la serie éxito de HBO, en donde hace de Rue, una adolescente adicta a las drogas en proceso de recuperación.
Y para cerrar marzo, enalteció la alfombra roja de los Oscars –fue como parte del elenco de Dune– cual sirena moderna con su camisa cropped y una superfalda de lentejuelas de Valentino que dejó a los catadores looks haciendo reverencias y la proclamaron “una Audrey Hepburn siglo XXI”. ¿Cómo empezó el boom?
Modelito de nena
Nació el 1° de septiembre de 1996 en California, Estados Unidos, y podría haber sido una más. Bella, exótica, comenzó su carrera como modelo infantil.
Entre sus apariciones no estelares antes de la fama, fue bailarina de respaldo en un comercial protagonizado por la ya consagrada Selena Gómez.
A los ocho años se unió a un grupo de hip hop que se llamaba Future Shock Oakland y también fue parte del elenco de muchas obras de teatro amateurs.
Recién a los 13, en 2010, consiguió su primer protagónico en Shake It Up, una serie de Disney Channel que se emitió hasta 2013.
Como muchas de las estrellas Disney, Zendaya fue por el lado de la música. En 2011 lanzó su primer sencillo, Swag It Out, y unos meses después el segundo, Watch Me, que entró en los rankings de los más escuchados de Billboard.
Un año después debutó en cine con la comedia Frenemies y participó en Dancing with the Stars. Tenía 16 años y terminó como subcampeona.
Llegando a 2013, lanzó su primer disco y así siguió entre colaboraciones musicales, programas de televisión y hasta actuó en el video de la canción Bad Blood de Taylor Swift.
Pero, más allá de tanto currículo fast forward, ella tenía destino de ícono.
La traidora se pone de moda
Toda súper estrella de la actualidad pasa, en algún momento, por un conflicto dramático en redes sociales y la morocha Zendaya tuvo el suyo con la rubia Swift.
En 2009, Kanye West subió al escenario en los MTV Music Awards para sacarle el micrófono a Taylor Swift, que había ganado el premio al Video del Año, y decir que se lo merecía Beyoncé. El escándalo siguió a lo largo del tiempo.
En 2016, la cantante volvió a pelearse con el rapero y recibió mucho odio en redes. En medio de todo ese lío, la entonces emergente actriz le dio like a algunos de esos tuits y quedó envuelta en el lío, acusada de traidora.
Si Winona Ryder fue el ícono de la generación X y la hiperconectada Emma Watson, la chica millennial, Zendaya es ícono de la era centennial.
Pero eso no hizo mella en su camino estelar. Zendaya se enfocó en la actuación y en el otro costado que termina de construir su perfil actual: la moda.
Aunque muchas veces en la vida cotidiana es una chica en jogging, así la capturan muchas veces los paparazi y a ella no le importa, la actriz es mucho más que una buena percha.
En 2015 lanzó su primera colección de zapatos y al año siguiente, otra. Zendaya encarna el “estar en el lugar indicado en el momento justo” hasta las últimas consecuencias y estuvo en cada hito pop de los últimos tiempos.
En 2017, el actor y bailarín británico Tom Holland hizo su para siempre genial coreografía de Umbrella, de Rihanna, en el programa Lip Sync Battle.
Y ella no solo es la chica en fabuloso shock al costado del escenario, si no que fue la figura a quien el actor le dedicó sus movimientos más sexys, pseudo travestido, femenino y viril.
Ahora son pareja: en pantalla grande y en la vida real. Porque ese mismo año fue el súper salto al estrellato, cuando protagonizaron Spider-Man: Homecoming.
Más que una cara bonita
En 2018 la contrataron como embajadora de la marca Tommy Hilfiger, pero como ella es más que una cara bonita, co-diseñó las colecciones cápsula Tommy x Zendaya.
Así, aprovechó el espacio para hacerle lugar a otra de sus facetas, la activista. Aquellos diseños están inspirados en “mujeres fuertes e icónicas de la década del ‘70”, explicó, “para celebrar la diversidad y la inclusión”.
Sus desfiles en la Semana de la Moda de París y la de Nueva York llenaron la pasarela de talles reales y también de modelos de más de 60 años.
Entonces sus redes sociales, igual que sus apariciones públicas, pasaron a ser su plataforma y aprovechó la atención del mundo para “educar a los ignorantes”, como suele decir, sobre asuntos por los que aboga.
Es vegetariana desde los nueve años, apoya movimientos como la Women’s March y el Black Lives Matter, y habla de todo esto con seriedad, pero sin perder nunca el humor, otra de sus marcas registradas.
Es vegetariana desde los nueve años, apoya movimientos como la Women’s March y el Black Lives Matter.
Zendaya es la chica del momento. Fue seleccionada como una de las mujeres mejor vestidas en 2018 por el sitio de moda Net-a-Porter.
Zendaya ganó en 2020 el Visionary Award por “sus esfuerzos para promover la diversidad y la inclusión en la moda y el cine”.
Zendaya actúa, y también produce.
Tiene solo 25 años y toda esta vida repleta de aciertos.
Protagoniza la serie Euphoria. La industria la avala, ganó un Emmy como mejor actriz dramática en 2020 (atentos: es la persona más joven en haber ganado uno de estos premios). Ella lo da todo, pero el público pide más.
Zendaya ganó un Emmy como mejor actriz dramática en 2020: es la persona más joven en haber ganado uno de estos premios.
Ella también canta
Este personaje de Rue es un giro hacia lo profundo y descarnado, que buscó y logra con su gran actuación. Pero Zendaya es cantante.
Y también puso su voz, junto al cantautor y productor musical británico Labrinth, para el temazo I’m Tired. Es un góspel que sale en el cuarto episodio de la segunda temporada de Euphoria que captura, de alguna forma, la gama emocional de esta Rue que ahora tiene que ponerle freno a sus vicios y tentaciones y llega a recurrir a Dios.
La letra del tema dice: Oh, Dios, lo estoy intentando/ Esto es todo lo que tengo, ¿alcanza?/ Sabés que la estoy peleando. Sobre la hipótesis de que Zendaya lo da todo, hay más pruebas.
En el siguiente episodio, el quinto, Rue enfrenta su peor momento tratando de controlar su adicción a las drogas. Se desborda, transita un arco enorme de emociones por los que tanto el público y los medios quedaron subyugados.
El realismo de ese capítulo tiene asidero. “Fue un día muy duro. Me golpeé. Todavía tengo cicatrices en las piernas y algunos moretones”, contó al recordar el rodaje.
Mientras la Generación X ya mira desde el banco a un costado y los millennials cruzan la línea blanca, una nueva camada de adultos de hasta 25 años llega a la cancha.
Natural, cercana, sensible, con conciencia social y ambiental, pragmática y realista: así es la definición de una centennial.
Le calza justo a Zendaya, reina de su generación en la pantalla, las redes y analógicamente también. Como será su carisma y su brillo que hoy hasta los boomers, que nacieron hará 70 años, la quieren.
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