Llegó al trono en 1952. Una historia atravesada por la Segunda Guerra Mundial y la modernización del siglo XXI.
Con su vestido y su sombrero verde furioso, emoción en sus ojos celestes, el bastón en la mano, la reina Isabel hizo su histórico saludo al pueblo británico, que la aclamaba, desde el balcón del palacio de Buckingham. Era el final de sus fiestas de Jubileo y sus 70 años en el trono pero ella lo sentía como una despedida. Los miles de británicos que asistieron a las festividades tuvieron el sabor de la última vez.
La reina Isabel II ha muerto. Con ella se va un estilo de monarquía victoriana inmutable, en el reinado más largo de la historia, en el año que celebró su Jubileo de Platino.
Murió rodeada de todos los que quería en Balmoral, en Escocia, su lugar en el mundo. Un palacio gótico, de piedra, helado, que ella amaba por su privacidad. Allí estaban el príncipe Carlos, el príncipe William, sus herederos, la princesa Royal Anne, su desgraciado príncipe Andrés más Andrew, su hijo menor, y su esposa Sophie.
Harry duque de Sussex, llegó a Balmoral, pero no fue Meghan, su esposa. Habían llegado a Windsor el miércoles desde Alemania y habían rechazado una invitación del príncipe Carlos a residir en Balmoral.
Su último acto oficial
Su última foto fue el martes, cuando sonriente, la soberana, vestida con su kilt y su suéter de cashemere gris, extendiendo la mano a Lis Truss, la nueva primera ministra. Por primera vez mostró el Drowning Room del palacio, uno de sus lugares más íntimos, donde se veía sus viejos sillones verde pastel y, especialmente, dos cuadros de la reina Victoria en su caballo, con su servidor y amante, John Brown.
Fue su último acto de servicio. Luego se canceló el Privy Council que debía presidir la soberana. En la opacidad informativa del palacio de Buckingham, un comunicado anunció que la reina se encontraba bajo “supervisión médica”, sin un solo detalle.
Un anuncio que alarmó al país, a la Cámara de Diputados, que escuchaba el plan de energía que puede salvar al país de una de las peores crisis en boca de su primera ministra, y al mundo.
El último acto oficial de la reina Isabel: recibió a la nueva jefa de gobierno británica, Liz Truss, este martes en el Palacio de Balmoral, en Escocia. Foto: EFE
Un modelo de continuidad
Una reina que fue un modelo de continuidad y servicio, aun en medio de los annus horribilis que sus hijos le produjeron a su reino, con sus escándalos, divorcios e infidelidades.
Fue ella quien recicló esas crisis con astucia, inteligencia y especialmente, con su silencio. Isabel II siempre creyó que el misterio era el que iba a mantener la continuidad de la monarquía británica y la necesaria modernización, paso a paso, de la Casa de Windsor.
Una soberana que no quiso llegar al trono. Su sueño era vivir en el campo, junto al príncipe Felipe, de quien estaba absolutamente enamorada, y sus hijos, cuidando sus adorados caballos y sus perros Corgies, si no hubiese sido soberana. Pocos en el mundo sabían sobre cría de caballos pura sangre como ella.
La abdicación del rey Edward VIII, que abandonó la Casa real por amor a Wallys Sympson, una norteamericana divorciada, forzó a su padre, el rey George, a ocupar la sucesión y formar a su querida hija Lilibet, como su eventual heredera. Un cambio que iba a marcar para siempre a la Corte de St James.
Jamás dio una entrevista periodística. Era su forma de preservar la reputación de los Windsor.
Trabajar hasta el final
A sus 96 años, siguió ejerciendo día a día su profesión de reina, con un compromiso y una profesionalidad que inspiraron admiración.
“Tienes que madurar en un papel al que te acostumbras y aceptar el hecho de que este es tu destino en la vida. Es un trabajo para toda la vida». En uno de sus raros secretos, la reina Isabel II recordó una vez lo que se ocultaba detrás de las apariencias de ceremonias, inauguraciones, desfiles, cumpleaños, recepciones de Estado, descubrimiento de placas, sonrisas forzadas, con cara de monumento.
Ejercer su oficio como reina ocupó gran parte de su tiempo desde su coronación hace setenta años, sin mostrar la menor emoción. Aunque su sentido del lugar y su capacidad de mímica fue legendario.
Una multitud se acercó al Palacio de Buckingham en Londres, este jueves, para despedir a la reina Isabel. Foto: EFE
Si Su Graciosa Majestad siempre apareció sonriente, relajada, con sombrero o tiara, ropa de colores chillones para ser vista o traje de noche, siempre fue un rol agotador, que requirió energía y briefings.
A lo largo de su vida, la reina gozó de muy buena salud y de muy buen sueño. Y sin duda también un estilo de vida notable.
Pero esto es sólo la parte visible de su función. La parte más discreta de sus actividades también siempre fue densa, ritual y secreta. Era mucho más sólida que las espectaculares celebraciones militares, los coreografías fastuosas, el suntuoso protocolo, las carrozas y bandas.
Debía leer enormes pilas de documentos y secretos de Estado de sus cajas rojas que desde hace un año compartía con el príncipe Carlos, su heredero.
Isabel fue entrenada «adecuadamente» en los asuntos de Estado y su padre, el rey Jorge VI, le contó sus secretos durante la guerra cuando era princesa heredera. Excepto en caso de emergencia, la reina recibió a su primer ministro una vez a la semana, todos los martes por la tarde.
Covid y cambios
En 2020, el Covid la aisló en Windsor, en una burbuja, separada inicialmente del príncipe Felipe, que decidió quedarse en Sandringhan y luego se unió a ella.
Pero esta epidemia cambió forzosamente los hábitos de la soberana. Las audiencias con el primer ministro Boris Johnson fueron por teléfono.
Isabell II aprendió a relacionarse con internet por iniciativa del príncipe Harry, que le mostró el funcionamiento de los primeros videos. Ella aprendió rápidamente y el Zoom fue su último instrumento de comunicación. Por ese medio hablaba con sus hijos y sus nietos por la mañana, antes de las audiencias.
El príncipe Carlos, con la reina Isabel, durante la celebración del Jubileo, en junio pasado, en Londres. Foto: AFP
Luego, por la gran edad de la soberana y por el hecho de que residía en Windsor, esta audiencia, al igual que otras entrevistas, por ejemplo la acreditación diplomática, se realizaron por videoconferencia.
Así comenzó la transición de la soberana al príncipe Carlos y de alguna manera, a William, su hijo y heredero, y Kate, que será la próxima reina que sucederá a Carlos, de 73 años.
Antes de su desaparición, la reina solucionó un serio contencioso: el status de Camilla, la ex amante y luego esposa de Carlos, tras su divorcio con la princesa Diana.
La nominó Reina Consorte, aunque no todo el país estuvo de acuerdo. Pero solucionó un problema que iba a dividir a la familia y a William y Harry, los hijos de Diana y Carlos.
Boris Johnson fue su decimoquinto primer ministro y logró entronar a Liz Truss, 48 horas antes de morir. Las audiencia entre la soberana y su primer ministro son el diálogo más secreto del mundo. En teoría, nada debería trascender de estos momentos confidenciales ni de los sentimientos de la Reina hacia sus jefes de gobierno.
Pero ha trascendido que prefería trabajar con Winston Churchill, a quien adoraba, y Harold Wilson que con Margaret Thatcher o Tony Blair. Con estos últimos el vínculo fue difícil.
1952
Siete décadas
La llegada al trono
Isabel II asume el trono tras la muerte de su padre Jorge VI. Isabel se había casado en 1947 con el príncipe Felipe, de la familia real griega, descendiente de Carlomagno y de las familias rusas y alemanas, sobrino de Lord Mountbatten. En 1948 nació el príncipe Carlos, su primer hijo y próximo heredero al trono. Y en 1950, la princesa Ana.
1953
Coronación
Isabel recibe la Corona Real. Por primera vez la ceremonia es retransmitida por televisión. La acompaña su esposo, el duque de Edimburgo.
1960
Nace su tercer hijo, el príncipe Andrés
En abril de ese año visita el reino el presidente francés general Charles de Gaulle.
1972
Visita simbólica
Muere en París, en el exilio, el duque de Windsor, ex rey, que había abdicado en Gran Bretaña. Su abdicación marcó para siempre la historia de la casa de Windsor. Por única vez, durante un viaje oficial a Paris, la reina lo visita antes de morir.
1977
Jubileo de Plata
Con desfiles y ceremonias en todo el reino, ese año se celebraron los 25 años de la coronación de la reina Isabel.
1979
Tensiones políticas
Margaret Thatcher se convierte en primera ministra británica. El vínculo con la reina es muy difícil.
1981
El casamiento de Carlos y Lady Di
Se casa el heredero al trono con Diana Spencer, en una imponente ceremonia en la catedral de St Paul, en Londres.
1982
Nace el príncipe William, próximo heredero al trono
Poco antes estalla la guerra de las Malvinas, donde el príncipe Andrés participa como piloto de helicópteros en el portaaviones Hermes.
1984
Nace el príncipe Harry
Nace el segundo hijo del príncipe Carlos y Diana. La pareja ya está en profunda crisis.
1991
Histórico discurso en Washington
La reina Isabel se convierte en la primera jefa de Estado británica en dirigirse en un discurso al Congreso de Estados Unidos.
1992
Año Inolvidable y espantoso para la soberana
En sus propias palabras: “Annus Horribilis” , como lo describe en su discurso de Navidad. Separaciones, escándalos, catástrofes en serie entre sus hijos en la Familia Real. El 20 de noviembre la reina Isabel ve cómo se incendia su propia casa: el palacio de Windsor. En diciembre, el primer ministro John Major anuncia la separación “amigable” del príncipe Carlos y la princesa Diana.
1994
Infidelidad
En una entrevista histórica televisada, el príncipe Carlos reconoce haber engañado a Diana después del fracaso de su matrimonio. En una biografía autorizada, el príncipe el admite su vinculo con Camilla Parker Bowles, su amante de toda la vida.
1995
Crisis matrimonial
El turno de Diana. La princesa de Gales da una entrevista televisiva donde lanza la histórica frase: ”Éramos tres en ese matrimonio”.
1996
El divorcio de
Carlos y Diana
La reina exige a Diana su divorcio, luego de que Carlos reconociera que engañó a su esposa. Diana acepta el pedido de la reina y el acuerdo de divorcio se firma en agosto de ese año. Lady Di pierde el status de Su Alteza Real.
1997
La muerte
de Lady Di
Muere Diana junto a Dody al Fayed, su novio de verano, en un accidente en el puente del Alma en Paris, tras unas vacaciones en St Tropez y el Meditérraneo. La casa de Windsor está en crisis, con alejamiento de sus súbditos. El reino llora a Diana, “la princesa de la gente”.
2002
Adiós a la Reina Madre
Muere la princesa Margarita, hermana de la soberana. El 30 de marzo muere la Reina Madre, a los 101 años.
2005
Carlos y Camilla
El príncipe Carlos se casa con Camilla Parker Bowles en la alcaldía de Windsor. Asisten los hijos del príncipe Carlos.
2006
Fiesta en Windsor
La reina celebra sus 80 años, con una multitud frente al Castillo de Windsor.
2007
Bodas de diamante
Conmemoran el 60° aniversario del casamiento de la reina con el príncipe Felipe, en una ceremonia en la Abadía de Westiminster.
2011
El casamiento de William y Kate
El príncipe William, hijo del príncipe Carlos, se casa con Kate Middleton. Su estilo se perfila como la monarquía del futuro.
2018
Otro casamiento y crisis en puerta
Se casa el príncipe Harry, hijo menor de Carlos y Diana, con la norteamericana Meghan Markle, en la capilla de Windsor. Son la pareja más popular de la Corte de St James.
2021
La pelea con Harry y Meghan
Harry y Meghan, duques de Sussex, abandonan su rol en la Familia Real y se mudan a Canadá y luego a California. En una entrevista televisiva denuncian “racismo” entre la familia real. Tienen dos hijos: Archie y Lilibeth, que jamás regresaron a Gran Bretaña.
2021
Adiós al príncipe Felipe
Muere el príncipe Felipe, esposo de la reina, en plena pandemia. La soberana lo despidió respetando las medidas sanitarias por el Covid, sola, aislada, en la capilla de St George. El príncipe Harry regresó para el funeral pero no logró reconciliarse con la familia.
2022
El escándalo del príncipe Andrés
El príncipe Andrés, que había sido expulsado de la Familia Real por su cercanía al pedófilo estadounidense Jeffrey Epstein y su cómplice Ghislaine Maxwell, se quedó sin títulos de nobleza. Una supuesta víctima de Epstein, Victoria Giuffre, lo acusó en un proceso civil, en un tribunal de Nueva York, de haber abusado de ella sexualmente tres veces cuando ella era menor de edad. Es el último gran escándalo de la familia real británica.
2022
El príncipe Andrés llega a un acuerdo en el caso de abuso sexual
El príncipe Andrés llegó a un acuerdo con Virginia Giuffre, la mujer que lo acusó de haber abusado sexualmente de ella cuando tenía 17 años. Bajo los términos acordados, de los que no se revelaron detalles, el príncipe se comprometió a realizar una donación sustancial a la organización benéfica de Giuffre.
2022
La reina tiene coronavirus
La reina Isabel dio positivo de Covid, con síntomas “suaves”. La enfermedad obligó a la soberana a ausentarse de actos públicos aun cuando ya había sido de alta. Su salud se convirtió en motivo de preocupación desde que en octubre de 2021 pasó una noche hospitalizada para someterse a pruebas que nunca fueron especificadas.
2022
Adiós al Palacio de Buckingham
Isabel II deja “Buckingham Palace” y se muda. La monarca británica, que llamó «hogar» al palacio durante la mayor parte de su reinado decidió residir permanentemente en su casa de fin de semana, el Castillo de Windsor.
2022
La reina cumple 96 años
Sin aparecer en público, la reina cumplió 96 años en Wood Farm, su pequeño Lodge del palacio de Sandringham, donde la visitaron sus familiares. La Casa Real decidió celebrar la fecha con una foto de la reina y sus dos caballos blancos.
2022
Por primera vez en 56 años, la reina falta al discurso ante el Parlamento
La última vez que Isabel II faltó al discurso de apertura del Parlamento en Westminster fue cuando estaba embarazada. Esta vez fue reemplazada por su hijo y heredero, el príncipe Carlos.
2022
La reina reaparece en público y marca territorio
La reina Isabel sorprendió cuando inesperadamente se presentó a la inauguración de la línea de Metro Elizabeth Line, en la estación londinense de Paddington. Días antes había aparecido en espectáculos ecuestres, desterrando los rumores de una inminente regencia a manos de su hijo, Carlos.
2022
Del Rolls Royce al carrito de golf
En otra aparición pública, la reina volvió a sorprender al aparecer en el festival de flores Chelsea Flower Show en Londres no es su tradicional Rolls Royce sino en un flamante carrito de golf. Es la primera vez que la soberana se moviliza de esa manera en un evento oficial, en un “ajuste” a sus problemas de movilidad.
La reina siempre vio a Maggie y sus planes ultraliberales como una amenaza a la armonía social de su reino y a la estabilidad de su monarquía. De Tony Blair decía que era “demasiado educado para ser honesto”.
Rituales en el Palacio de Buckingham
Cuando la joven reina se mudó al Palacio de Buckingham con su familia en 1952, vivía en sus departamentos. Pero también en un universo complejo, entre las enormes salas de recepción oficiales y un centro administrativo donde trabajan varios cientos de personas. Incluso hay una oficina de correos, por supuesto una enfermería, una central eléctrica, una guarnición militar. En definitiva, una pequeña ciudad dentro de Londres.
Hasta la pandemia, la reina vivía principalmente en este palacio, donde estaba perfectamente establecido el ritual de sus días. Isabel II era despertada en su habitación a las 7.30 am por una criada , que le traía su «té de la mañana» -Earl grey- y un jugo de naranja, después de abrir las cortinas.
En una habitación contigua, el policía, que velaba toda la noche por la seguridad de la soberana, dejaba su puesto, cuando ya se había incorporado el personal privado a sus servicio.
La reina se bañaba y se ponía en manos de su peluquera, para su inamovible coiffeur. Bobo, la ex enfermera que la vestía, fue sustituida por Angela Kelly, de 64 años, que transformó y rejuveneció los atuendos y los sombreros de reina, a medida que envejecía. También gestionaba las joyas que llevaba la soberana.
Esta enérgica hija de un portuario de Liverpool, con acento duro de la clase trabajadora británica, contó con toda la confianza de Isabel II. Si bien la reina no tuvo amigos, podríamos reconocer que Angela Kelly fue su confidente.
La rutina
A las 9 de la mañana llegaba la hora del sacrosanto desayuno con cereales, el despertar oficial de la soberana, anunciado al son de una gaita bajo sus ventanas. Junto a la mesa real, todos los periódicos se colocaban en una mesa. El servicio de prensa sintetizaba todo lo relativo a la Corona, por no hablar de los comentarios en radio y televisión o que circulaban por internet. Si le sobraba tiempo, la reina se sumergía en el crucigrama del diario Daily Telegraph.
Luego llegaba el momento en que Isabel llamaba a sus parientes. Hasta la muerte de la reina madre, ella la llamaba a diario, al igual que a su hermana, la princesa Margarita. Después fueron los hijos y nietos o el resto de la familia y allegados.
¿Pero la reina tuvo amigos cercanos? Sus mejores amigos fueron durante mucho tiempo los jóvenes oficiales que guarnecían Windsor durante la guerra y los miembros de la alta aristocracia británica: a veces eran los mismos. Pero era muy difícil para la reina tener amigos. Su función y su reserva natural no permitían tal difícil acceso. Una de sus amigas de la infancia tenía esta frase: “Ella podría ser la más maravillosa de las amigas si no fuera la reina”.
La historia
La reina Isabel II llegó al trono el 6 de febrero de 1952 y fue coronada el 2 de junio de 1953, tras el duelo. Es la madre del príncipe Carlos, heredero al trono, así como la abuela de los príncipes William y Harry.
Como la monarca con más años de servicio en la historia británica, trató de hacer que su reinado fuera el más moderno y sensible a un público cambiante mientras mantuvo las tradiciones asociadas con la corona.
La reina Isabel II nació como la princesa Isabel Alexandra María el 21 de abril de 1926 en Londres, hija del príncipe Alberto, duque de York (más tarde conocido como el rey Jorge VI) y de Isabel Bowes-Lyon, después la reina madre.
En el momento de su nacimiento, la mayoría de la gente no sabía que algún día se convertiría en la reina de Gran Bretaña. Elizabeth, a quien en familia llamaban Lilibet, pudo disfrutar la primera década de su vida con todos los privilegios de ser miembro de la realeza, sin las presiones de ser la heredera aparente.
El padre y la madre de Isabel dividieron su tiempo entre una casa en Londres y el Royal Lodge, la casa de la familia en los terrenos de Windsor Great Park. Isabel y su hermana menor Margarita fueron educadas en casa por tutores. Los cursos académicos incluían francés, matemáticas e historia, junto con lecciones de baile, canto y arte.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, Isabel y su hermana permanecieron en gran parte fuera de Londres y se trasladaron al Castillo de Windsor.
Desde allí hizo la primera de sus famosas transmisiones de radio en 1940, con este particular discurso tranquilizando a los niños de Gran Bretaña, que habían sido evacuados de sus hogares y familias. La princesa de 14 años, mostrando su personalidad tranquila y firme, les dijo “que al final todo saldrá bien, porque Dios cuidará de nosotros y nos dará la victoria y la paz”.
Isabel pronto comenzó a asumir otros deberes públicos. Nombrada coronel en jefe de la Guardia de Granaderos por su padre, hizo su primera aparición pública inspeccionando las tropas en 1942. También comenzó a acompañar a sus padres en visitas oficiales dentro de Gran Bretaña.
La Segunda Guerra Mundial
En 1945, Elizabeth se unió al Servicio Territorial Auxiliar para ayudar en el esfuerzo de guerra. Se entrenó codo a codo con otras mujeres británicas para ser una experta conductora y mecánica. Nunca lo olvidó.
Si bien su trabajo voluntario solo duró unos meses, le ofreció un vistazo a un mundo diferente, no real. Tuvo otra vívida experiencia fuera de la monarquía cuando a ella y a Margarita se les permitió mezclarse anónimamente entre la ciudadanía el Día de la Victoria en Europa. Fue la única vez en la vida que salieron solas del palacio y apenas fueron reconocidas por un soldado holandés.
Cuando el abuelo de Isabel, Jorge V, murió en 1936, su hijo mayor (el tío de Isabel) se convirtió en el rey Eduardo VIII. Edward, sin embargo, estaba enamorado de la estadounidense divorciada Wallis Simpson y tuvo que elegir entre la corona y su corazón. Al final, Edward eligió a Simpson y abdicó de la corona.
Isabel II, recién coronada reina de Inglaterra, saluda junto a su marido el príncipe Felipe, el 2 de junio de 1952. Foto. AP
El evento cambió el curso de su vida, y la convirtió en la presunta heredera de la corona británica. Su padre fue coronado rey Jorge VI en 1937, tomando el nombre de Jorge para enfatizar la continuidad con su padre. Su madre se convirtió en la reina Isabel; a la muerte del rey Jorge en 1952, se convirtió en reina madre y su hija en reina Isabel II.
Isabel fue coronada Reina Isabel II el 2 de junio de 1953 en la Abadía de Westminster, a la edad de 25 años.
Isabel había asumido las responsabilidades del monarca gobernante el 6 de febrero de 1952, cuando murió su padre, el rey Jorge VI. Por primera vez, la ceremonia de coronación se transmitió por televisión, lo que permitió a personas de todo el mundo presenciar la pompa y el espectáculo del evento.
Historia de amor
Isabel se casó con su primo lejano Philip Mountbatten (un apellido adoptado del lado de su madre) el 20 de noviembre de 1947, en la Abadía de Westminster en Londres.
Se conocieron cuando ella apenas tenía 13 años. El hijo del príncipe Andrés de Grecia la deslumbró desde el principio. Los dos se mantuvieron en contacto a lo largo de los años y, finalmente, se enamoraron.
El era un oficial naval y veterano en la Segunda Guerra Mundial. Junto a él vivió en Malta, como la esposa de un oficial de la Marina. Un tiempo inolvidable para ellos.
Formaron una pareja inusual. Ella era tranquila y reservada, mientras que él era bullicioso y franco. Su padre, el rey Jorge VI, dudaba sobre el matrimonio porque, si bien Mountbatten tenía vínculos con las familias reales danesa y griega, no poseía una gran riqueza y algunos consideraban que tenía una personalidad áspera.
En el momento de su boda, Gran Bretaña aún se estaba recuperando de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Isabel recolectó cupones de ropa para comprar tela para su vestido.
La familia tomó el nombre de Windsor, un movimiento impulsado por su madre, que perturbó a Felipe, que los acusó de no poder poner su propio apellido a sus hijos. Por eso ahora se llaman Windsor Mountbatten. Los Royals temían que las influencias alemanas de Felipe y los orígenes germanos de la familia desestabilizaron su vínculo con la opinión pública británica.
Diana, del sueño a la pesadilla
El casamiento de Diana y Carlos fue una alegría para la soberana y, luego, su pesadilla. Lady Fermoy, la abuela de Diana, era la mejor amiga de la reina madre. Entre las dos organizaron este “matrimonio arreglado” de la joven virgen, cuando sabían que el estaba enamorado de Camilla Parker Bowles, una mujer casada con un militar católico.
Lady Di, con la reina Isabel, en una imagen de 1987. Foto: AP
Victima de una monarquía castradora, de un marido indiferente que amaba a otra, Diana pidió a su suegra que frenara el affaire de su marido. Ella se negó a decirle a su hijo que dejara de ver a Camilla. Si algo detestaba la reina era la confrontación. Pero nunca mostró la menor indulgencia hacia los dramas emocionales de Diana, incluida a la hora de su muerte. A pesar de que al no querer regresar de Balmoral, casi le cuesta el reino.
Ella pidió a Diana que se divorciara en un diálogo glacial en 1992 y le quitó el titulo de Su Alteza Real . Pero la soberana le dijo a su personal que trataran a Diana con guantes de seda: “No se olviden que es la madre del futuro rey” dijo a su personal.
Pero “la batalla de los roses” del divorcio de Diana y Carlos, sus indiscreciones públicas, generaron la peor crisis de sobrevivencia para la Casa de Windsor. La muerte de Diana y su indiferencia ante su funeral le generaron un terremoto emotivo que casi arruina para siempre la monarquía.
La reina regresó al palacio de Buckingham y habló al país honrando a Diana. Pero fueron cinco días de funeral que cambiaron la historia de la Casa de Winsor, el vínculo con su pueblo. Jamás la monarquía estuvo más débil. Probablemente haya sido el peor error de su reinado.
El público exigía la bandera real a media hasta en el palacio de Buckingham, y el retorno inmediato de la soberana y la Familia Real a la capital. La reina se oponía. Solo Tony Blair, el primer ministro, tras varias llamadas telefónicas, consiguió convencer a la reina de que debía salir de Escocia y salvar su trono en Londres.
“Si nosotros permanecimos este tiempo en Balmoral fue porque quisimos proteger a los chicos”, dijo la reina abuela, como una justificación. Durante 20 años ninguno de la familia explicó a William y Harry qué había pasado con su madre. Harry terminó seriamente traumatizado.
Frente al palacio de Buckingham y de Kensington, donde vivía Diana, los “san culottes” de la princesa llevaban adelante su propia revolución de reivindicación que la soberana no entendía.
Harry y Meghan estuvieron en la celebración del Jubileo de Platino de la reina, en junio de este año. Foto: REUTERS
“La reina es la representante por excelencia de una generación educada en la discreción, la reserva, la negación de las emociones en público cuando ahora los desconocidos se abrazan, que se comunica por carta”, explicó su canciller, Lord Carrington, para hacer entender sus actitudes.
Escándalos reales
Los escándalos reales se repitieron en el siglo XXI, cuando llegó a la casa real la primera duquesa mestiza y norteamericana.
Meghan Markle, actriz, se casó con Harry y nada fue fácil para ella. La familia implosionó. Harry y Meghan se fueron y desde California, acusaron a la Casa real de racista y de temer por el color de la piel de su hija. La reina murió sin conseguir la reconciliación entre Wiliam, Harry y Carlos, su padre.
El affaire Epstein de pedofilia involucró al príncipe Andrés, que fue expulsado de las actividades oficiales, cuando es el hijo favorito de la reina.
Estos son los dramas que heredará el príncipe Carlos, el nuevo rey.
El príncipe Andrés, el hijo de la reina salpicado por el escándalo de pedofilia del estadounidense Jeffrey Epstein. Foto: EFE
Un funeral ensayado
“La reina ha muerto, viva el rey”. Esta célebre e histórica frase se repitió en Gran Bretaña ante la muerte de Isabel II.
El fasto de la ceremonia del último viaje de la soberana británica, su cortejo funerario, la presencia en la abadía de Westminster de todas las cabezas coronadas de Europa y jefes de Estado de todo el mundo y de su querido Commonwealth será impresionante y emotivo. Gran Bretaña llorará a su reina.
La impresionante ceremonia del funeral ha sido repetidamente ensayada por la BBC, por los canales de televisión británicos. Nada ha sido librado al azar.
La organización es la misma de la muerte de su padre, el rey George V en 1952. El catafalco será custodiado por los miembros de la guardia funeraria haciendo tornar lentamente sus sables, la punta hacia el sol, con una ligera inclinación de cabeza en señal de duelo.
Isabel II descansará en la capilla de St George, en el palacio de Windsor, cerca de sus padres, de su querido príncipe Felipe y de su hermana Margarita.
Después del adiós, llegará la coronación del príncipe Carlos, que tanto esperó llegar al trono de Windsor. Pero la reina ha hecho saber que esta ceremonia no es algo que ella le correspondiese organizar.
El príncipe Carlos organizará una ceremonia del siglo XXI y el gran interrogante será el rol de la religión. Seguirá siendo el rey de una iglesia anglicana o el representante de todas las fe de un país multicultural. El otro es Harry y Meghan, que se vuelven príncipes automáticamente al ser el rey. ¿Qué hará con ellos?
París, corresponsal
CB
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