Cuáles son los riesgos que pueden aflorar en la adultez.
Pregunta: Mi hijo menor tiene 15 años y lo notamos nervioso, callado y evita salir con sus amigos. Se queda en su dormitorio los fines de semana viendo series y tampoco quiere hablar mucho con nosotros. ¿Qué podemos hacer? ¿Se le pasará solo?
La ansiedad normal tiene una función activadora para facilitar la respuesta de una persona ante peligros o amenazas. Sin embargo, cuando es excesiva en intensidad, frecuencia y duración, o aparece asociada a estímulos que no deberían representar una amenaza real, se considera patológica.
Aunque se presenta a toda edad (desde niños a adultos mayores) resulta especialmente frecuente en la adolescencia ya que es una edad fértil por ser una etapa en la que los y las jóvenes empiezan a desplegar sus alas a fin de dejar el nido familiar y comenzar a enfrentar la vida por sí mismos.
Diversas pueden ser las causas que disparan la ansiedad adolescente. Algunas están relacionadas con la escuela (como la presión por rendir bien) o el entorno social (por no parecer diferente o no encajar con sus pares). Se agregan los cambios corporales que se desarrollan de forma natural y que los puede hacer sentir adelantados o retrasados con respecto a sus compañeros.
La ansiedad tiene distintas formas de presentarse entre los adolescentes./ Foto: Shutterstock.
Además, cuestiones del entorno pueden influir, ya sea porque el adolescente es testigo de una conflictiva relación entre sus padres, la situación económica familiar sea difícil o por cualquier otro aspecto.
En la actualidad, las redes sociales son otro factor importante, ya que cuanto más tiempo están en las mismas, mayor posibilidad de comparación existe con los demás, lo cual puede provocar ansiedad.
La ansiedad tiene distintas formas de presentarse entre un adolescente y otro.
Los síntomas a tener en cuenta
En algunos pueden existir síntomas físicos como temblores, palpitaciones, sudoración, mientras que en otros pueden ser más sutiles o subjetivos, como sentirse tensos, con dificultad para concentrarse o esbozar vivencias de retraimiento que no siempre resultan fáciles de detectar como manifestaciones de ansiedad.
Debido a que la vida adolescente suele girar en torno a la escolaridad y a la interacción social, la evitación de estos ámbitos puede ser una señal importante de que algo no anda bien.
Así como es común consultar al médico si se siente dolor, fiebre o cualquier otro síntoma físico, no suele ser igual de frecuente la consulta especializada ante un malestar psicológico.
Diversas pueden ser las causas que disparan la ansiedad adolescente, una de ellas es la interacción social. / Foto: Fernando de la Orden
Una posible razón en no buscar la ayuda adecuada es que, al tratarse de un malestar interno, no es percibido por los padres; o en caso de que lo sea tienda a minimizar el impacto, el sufrimiento o la interferencia que la ansiedad produzca en los adolescentes.
En consecuencia, la búsqueda de ayuda profesional para los púberes o adolescentes dependerá sobre todo de la opinión de los padres y de la percepción que ellos tengan sobre si lo que le pasa a su hijo es o no algo problemático.
Es muy común que muchos padres lo atribuyan a una debilidad de carácter transitoria por un mal manejo de sus emociones y que se arreglará con un esfuerzo de voluntad por parte del joven o que se solucionará espontáneamente con el paso del tiempo.
La ansiedad no tratada oportunamente –por el sufrimiento presente que ocasiona y sus serios riesgos concomitantes– es una semilla oculta que puede florecer en la adultez a través de distintos problemas emocionales o psicológicos más serios por lo cual amerita que sea tratada oportunamente.
E.M.
