Con restaurantes giratorios y pisos de vidrio, las plataformas de observación permiten asomarse a grandes ciudades.
El mundo a los pies. Desde las plataformas de observación de algunas de las torres más altas y de los edificios más emblemáticos, las ciudades se reducen a maquetas que son atravesadas por autopistas, puentes y ríos en miniatura.
Y una vez que llegamos a la cima, usamos los poderosos telescopios, sacamos fotos de las panorámicas de 360 grados y caminamos -con vértigo y algo de miedo- sobre esos metros cuadrados en los que el suelo es de vidrio.
Quizás el ocaso sea el momento más preciado para los visitantes, cuando la claridad del día deviene en un baño de luz dorada y rosada sobre el horizonte para dar paso a las estrellas y la iluminación nocturna de las metrópolis.
En todos los miradores turísticos del planeta repetimos ciertos rituales de rigor: luego de pasar por los controles de seguridad -similares a los de los aeropuertos-, subimos más de 100 pisos en pocos segundos con ascensores súper veloces, y nos sorprendemos con los datos técnicos de la estructura y la construcción.
Mientras el Burj Khalifa de Dubai es el edificio más alto del mundo con ascensores que suben 10 metros por segundo, cada edificio de las Torres Petronas de Kuala Lumpur pesa 300.000 toneladas y, según afirman en Malasia, es el equivalente a ¡42.857 elefantes!
A su vez, para la construcción de la Torre Eiffel de París fueron necesarias 7.300 toneladas de hierro y 60 toneladas de pintura.
Y todas las cifras del Empire State Building de Nueva York (desde 3400 trabajadores que levantaron un promedio de cuatro pisos y medio por semana en solo un año y 45 días, hasta su código postal propio) quedan eclipsados por los recuerdos de películas como King Kong, An affair to remember (Algo para recordar) o Sleepless in Seattle (Sintonía de amor).
Los rascacielos más famosos suelen ofrecer también atracciones como restaurantes giratorios, visitas guiadas mientras se bebe «champán en el cielo», caminatas con arneses y otras propuestas extremas, tiendas de souvenirs, terrazas al aire libre y shows de luces.
A continuación, una selección de 10 miradores imperdibles para jugar a ser Gulliver por unas horas.
El One World Observatory es el mirador más alto del hemisferio occidental. Foto Shutterstock
1) One World Trade Center, Estados Unidos
Cristal y acero. El One World Trade Center es el edificio más alto del hemisferio occidental y forma parte del complejo WTC, que simboliza el resurgimiento de la Zona Cero después de los atentados de 2001.
A escasos metros del Museo del 9/11, un gran Memorial fue construido en el lugar de los cimientos de las Torres Gemelas y, en forma permanente, caen dos cascadas en las fuentes donde se leen los nombres de las víctimas.
Con 541 metros, el edificio principal fue abierto al público en 2014 en Lower Manhattan. Su mirador One World Observatory tiene vistas de 360 grados, ofreciendo varios espacios cubiertos y climatizados a partir del piso 100.
El recorrido comienza en el Centro Global de Bienvenida: cada visitante puede ver su ciudad de origen en el mapa digital del “LED curvo interior más grande del mundo”. Luego se suben 102 pisos en 47 segundos y los ascensores sorprenden con un video inmersivo sobre la evolución de NYC desde el siglo XVI hasta la actualidad.
El mirador cubierto One World Observatory, en Nueva York. Foto Shutterstock
Ya en la cima, hay opciones de entretenimiento como el Teatro See Forever, el Sky Portal con imágenes virtuales de las calles, y el City Pulse, un disco con pantallas junto al cual un guía cuenta historias de los distritos de la metrópoli. Por supuesto, hay tiendas de souvenirs, snacks, bares y un restaurante para “cenar y beber en el cielo”.
La entrada general cuesta US$ 44 y US$ 38 para chicos de 6 a 12 años. Los precios varían según las experiencias elegidas.
2) Burj Khalifa, Dubai
La cima del mundo. Desde el famoso mirador “At the Top” del piso 124 del edificio más alto se despliega una Dubai en miniatura, con rascacielos y autopistas que se pierden entre la bruma marina y la arena.
El Burj Khalifa tiene 828 metros y varios récords imbatibles desde su inauguración en 2010: es la estructura independiente con el mayor número de pisos y tiene la plataforma de observación al aire libre y el piso ocupado más altos del planeta. A su vez, el ascensor sube 10 metros por segundo y recorre la distancia más larga.
El Burj Khalifa de Dubai es el edificio más alto del mundo. Foto Shutterstock
En el centenar de niveles de la torre imperdible en Emiratos Árabes Unidos, se van sucediendo oficinas, residencias de lujo, restaurantes, bares, las suites del hotel Armani y las áreas de observación vidriadas en los niveles 124 y 125. Para una experiencia más exclusiva y con guías personalizados, hay una terraza al aire libre a 555 metros, y un mirador VIP con gastronomía de lujo en el piso 148.
A la noche, se despliega un espectáculo de aguas danzantes cada media hora, con música, luces y gran convocatoria en el lago artificial de la base del Burj Khalifa. La entrada cuesta unos US$ 46.
3) Empire State Building, Estados Unidos
Desde King Kong hasta Sintonía de amor, el Empire State Building (ESB) fue el escenario de tantas películas que desde el hall de entrada uno siente que ya estuvo ahí .
En Midtown Manhattan, el “edificio más famoso del mundo” fue distinguido como la “Atracción N° 1 de Estados Unidos” en 2022 por los premios Travelers’ Choice de la comunidad de Tripadvisor.
Icono de Nueva York, el edificio Empire State Building. Foto Shutterstock
Contando la aguja y la antena, el rascacielos alcanza los 443 metros de altura. Con 73 ascensores y 1872 escalones hasta el mirador del piso 102, la torre fue terminada en 1931, en solo un año y 45 días después de construcción y a un ritmo de 4 pisos y medio por semana.
El lugar recibe a más de 4 millones de visitantes por año de todo el planeta que sacan fotos en el hall art déco, pasan los controles de seguridad y recorren la exposición del piso 80, donde se exhiben documentos y fotos que resumen la historia de la construcción y su diseño, así como los recuerdos de más de 3.400 trabajadores.
Entonces, llegan al piso 86 para disfrutar de las panorámicas de 360 grados del mirador al aire libre y afirman que en un día despejado se pueden ver seis estados: Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Connecticut, Massachusetts y Delaware.
Pero claro, todos están más que conformes con observar el Central Park, los ríos East y Hudson, el Puente de Brooklyn y la Estatua de la Libertad, entre otros emblemas de NYC.
El mirador al aire libre del Empire State Building. Foto Shutterstock
En honor al bicentenario de Estados Unidos, en 1976 el edificio se iluminó de rojo, blanco y azul, inaugurando el programa “Lighting Partners” con el que cambia de color por la noche para celebrar distintos acontecimientos. Hito Histórico Nacional, el ESB recibió su propio código postal: 10118.
Se puede ingresar entre las 9.15 y 22.45. Para subir al piso 86 hay que pagar desde US$ 44 y los chicos, US$ 38. En cambio, los precios para ir a la planta 102 parten de US$ 79. Por supuesto, hay tickets VIP, que combinan experiencias diurna y nocturna, visitas express y para todos los gustos y presupuestos.
4) Torre de Shanghai, China
Es el edificio más alto de China y el tercero del mundo, después del Burj Khalifa de Dubai y del Merdeka 118 de Kuala Lumpur. Con 632 metros de alto, la Torre de Shanghai fue levantado hacia 2015 para hotel y oficinas en el distrito financiero de Pudong, y años después abrió un mirador a 546 metros.
La Torre de Shanghai es la más alta de China. Foto Shutterstock
Los visitantes llegan hasta allí en ascensores que suben a 65 kilómetros por hora y pueden ver algunos de los rascacielos que la ciudad tiene en el ránking mundial, como Shangai World Financial Center, Oriental Pearl y Jin Mao.
Desde el piso 118, al que llaman “Top of Shanghai”, se ve gran parte de la ciudad y del río Huangpu, a través de los paneles de cristal. El horario de la torre es de 9 a 18 y cuesta desde US$ 25.
5) Torre CN, Canadá
Orgullo de Canadá. En un día despejado, desde el observatorio Sky-Pod de la CN Tower se puede ver hasta 160 kilómetros.
En Toronto, Canadá, en un día despejado se puede ver hasta 160 km desde la Torre CN. Foto Shutterstock
Junto al lago Ontario, la silueta de 553 metros de la CN se destaca en el skyline de Toronto. Si bien fue inaugurada en 1976, comenzó a ser construida tres años antes por la Canadian National Railway para solucionar problemas de comunicación causados por los rascacielos en el centro financiero.
Aseguran que se mece con el viento: en el nivel SkyPod puede oscilar ¡casi medio metro!
El ascensor de vidrio sube 346 metros en menos de un minuto hasta una plataforma de observación interior donde se puede tomar un café. Pero bajando un nivel se accede al mirador principal, que tiene un espacio al aire libre con un impactante piso de vidrio. Muy cerca, los visitantes que no sufren de vértigo pueden caminar con arneses en el “Edge Walk”.
Para disfrutar sin apuro (la rotación tarda lleva 72 minutos), el restaurante giratorio regala vistas de las Cataratas del Niágara. La entrada cuesta desde US$ 32 .
6) Edge, Estados Unidos
“El cielo no es el límite. Es solo el comienzo”. Con estas palabras alientan en Edge, la plataforma al aire libre más alta de Nueva York y de todo el hemisferio occidental, ubicada en la flamante zona de 30 Hudson Yards.
A 345 metros de alto, con un diseño único y vistas que no se encuentran en ningún otro lugar de Manhattan, parece que el instagrameable sky deck de forma triangular estuviera suspendido en el aire y que los visitantes flotaran.
Quienes se animen a pararse sobre el suelo de vidrio, podrán sentir el vértigo de mirar 100 pisos hacia abajo y asomarse sobre la ciudad, entre paredes vidriadas en ángulo a las que se llega en menos de un minuto en los ascensores.
El mirador Edge se encuentra en Hudson Yards, la zona más novedosa de Manhattan. Foto Shutterstock
Nunca antes se había podido experimentar la gran metrópoli de esta manera: “Beba champán en el cielo”, reza otro eslogan.
Edge NYC ofrece entradas desde US$ 40 para los adultos y desde US$ 35 para chicos de 6 a 12 años.
Antes o después de visitar el mirador, vale la pena recorrer Hudson Yards. Ubicado en la parte superior de High Line, el vecindario más nuevo del West Side Manhattan alberga más de 100 tiendas y restaurantes, así como instituciones culturales y de arte público. Y claro, la famosa estructura Vessel con 154 escaleras interconectadas, que actualmente está cerrada, solo se accede a la planta principal.
En Taiwán, el edificio Taipei 101 tiene un observatorio al aire libre en el piso 91. Foto Shutterstock
7) Taipei 101, Taiwán
“Taipei de un vistazo”. La propuesta del gran edificio de la capital de Taiwán incluye una plataforma de observación en el piso 89, en un espacio cubierto y vidriado a 382 metros en una torre que mide 508 metros.
En ascensores de alta velocidad que suben 1.010 metros por minuto, el centro de oficinas y mall ofrece visitas guiadas multimedia, snacks, souvenirs y un observatorio al aire libre en el piso 91 que brinda una experiencia fascinante. La entrada cuesta unos US$ 32.
8) Torres Petronas, Malasia
Son las twin towers del argentino César Pelli. Porque las torres gemelas de 452 metros de Kuala Lumpur, en Malasia, fueron diseñadas por este arquitecto y llegaron a ser las más altas del mundo cuando se inauguraron en 1999.
A las Torres Petronas les dicen las «twin towers» de Malasia. Foto Shutterstock
Con aspecto futurista, los ascensores suben a los visitantes 170 metros y aparece el Skybridge: con un peso de 750 toneladas, el puente aéreo de dos pisos más elevado del planeta actúa como conector entre las dos torres en los niveles 41 y 42.
En ambas torres, las plataformas de observación se encuentran en el nivel 86, donde se despliegan las vistas impactantes de la ciudad, tomar un café y comprar un recuerdo en la tienda de regalos. Los visitantes también podrán descubrir la historia de las torres gemelas en detalle a través de pantallas digitales y exposiciones.
Entre las curiosidades se destacan los diseños y patrones que recubren el vestíbulo de entrada, ya que reflejan la artesanía tradicional de Malasia y el «songket” o tejido. Y los diseños del piso se basan en motivos intrincados de tejidos “pandan” y esteras de pared de palma “bertam”.
La entrada sale unos 22 dólares.
9) Sky Tower, Nueva Zelanda
Imperdible de Auckland, la mayor ciudad de Nueva Zelanda ubicada en la Isla Norte. Con 328 metros de altura, la Sky Tower tiene dos niveles circulares de observación para el público: Sky Deck y Main Observation Level.
En un día despejado se pueden ver 82 km desde la cima, adonde llegan los ascensores en solo 40 segundos y a 18 km por hora. A su vez, hay 1.267 escalones desde la base hasta el Sky Deck, y se calcula que subir a pie demanda 29 minutos.
La Sky Tower se destaca en el «skyline» de Auckland, en Nueva Zelanda. Foto Shutterstock
Como Nueva Zelanda es una meca del turismo aventura y de prácticas extremas como el bungy (lanzarse desde lo alto con una cuerda elástica atada al tobillo o a la cintura), la torre ofrece la experiencia de SkyJump: no solo es el salto más alto del país sino que permite caer a velocidades de hasta 85 km por hora.
Tampoco recomendable para personas con vértigo, el SkyWalk propone caminar por el anillo exterior del edificio a 192 metros. Para los visitantes que solo quieren buenas vistas hay miradores, un restaurante giratorio y varios cafés.
La entrada cuesta 35 dólares neozelandeses (US$ 22).
10) Torre Eiffel, Francia
El ícono de París. Con 330 metros, la Torre Eiffel fue inaugurada en 1889, gracias al diseño de Gustave Eiffel con motivo de la Exposición Universal que coincidía también con el centenario de la Revolución Francesa.
Objeto de discordia y fascinación a la vez, la gran estructura fue levantada en 2 años, 2 meses y 5 días, sobre cuatro pilares que forman un cuadrado de 125 metros de cada lado.
En París, la Torre Eiffel se ilumina de dorado por las noches. Foto Shutterstock
Durante la visita se puede ver la reconstrucción de la oficina original de Eiffel en lo alto de la torre, para cuya construcción se utilizaron 7.300 toneladas de hierro y 60 toneladas de pintura.
El mismo escribió hacia 1900 en su obra La Tour de 300 mètres: “Debemos insistir en la importancia de la pintura en la conservación de una obra metálica y de que cuanto más meticuloso sea el trabajo de pintura mayor será su vida útil”.
Desde 1968 luce el “marrón Torre Eiffel”, que se parece al bronce y es un color especialmente de uso exclusivo que se degrada en tres tonalidades: de la más clara en la cima a la más oscura en la base, para crear un efecto visual de uniformidad y otorgarle al monumento un aspecto esbelto en el cielo.
Sin embargo, varias veces ha cambiado de color, pasando del ocre-amarillento en 1899 al marrón-rojizo en los años 50.
En la Torre Eiffel son famosos sus restaurantes y bares. Foto Shutterstock
Por las noches, la torre se ilumina de dorado y sus destellos titilan durante 5 minutos cada hora, mientras el faro irradia su luz sobre la ciudad.
Además de bares (como el de champán de la cima) y lugares que ofrecen snacks, la la Torre Eiffel tiene dos restaurantes (Jules Verne y Madame Brasserie) con gran convocatoria.
Abre de 9.30 a 23. La entrada para la segunda planta cuesta 18,10 euros en ascensor y, por las escaleras, 11,30 euros. Para la cima, 28,30 euros.
Fuente: Externa.
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