A pesar de su abdicación, la hoy princesa Beatriz, exreina de los Países Bajos, fue hasta el final, una presencia formidable en la vida de los holandeses. Beatriz fue reina de los Países Bajos durante 33 años, pero no dejó de tener su agenda llena de compromisos oficiales.
La abdicación ha sido la tónica de las reinas y reyes holandeses de los siglos XIX y XX. La reina Juliana, abuela de Guillermo, abdicó en 1980, después de 32 años en el trono y vivió otros 24 años como princesa. Su bisabuela, Guillermina, estuvo en el trono durante casi 60 años, desde que tenía 10, cuando murió su padre, el rey Enrique, aunque solo fue reina oficialmente al cumplir los 18 años, en 1898. Abdicó en 1948 y vivió otros 14 años fuera del trono. Esta tradición de dejar el trono en vida era algo que ya tenía claro la reina Beatriz a finales de los años 70 como aspirante al trono. «He sido entrenada para el trabajo de reina toda mi vida», confesó en una entrevista. «No es justo dejarme esperar tanto».
Nacida el 31 de enero de 1938 en el Palacio Soestdijk de Baarn, Beatriz Guillermina Armgard tenía solo dos años cuando su familia huyó a Gran Bretaña y, más tarde, a Canadá, a Ottawa, tras la ocupación nazi de los Países Bajos. Con sus hermanas, Irene, Margriet y Christina, hijas de la reina Juliana y el príncipe Bernhard de Lippe-Biesterfeldse, se llevaba uno, cuatro y nueve años de diferencia. Margriet nació en Canadá y la propia Beatriz comenzó su formación en el país, en una escuela pública, Rockcliffe Park Public School, donde la llamaban Trix. La familia retornó a Holanda cinco años después, en 1945, cuando ya había sido liberada una gran parte del país de la ocupación nazi. Como regalo de agradecimiento, la reina Juliana entregó a los canadienses 100.000 bulbos de tulipán, la flor que simboliza a los Países Bajos, un gesto que continuó, cada año, hasta 1980, cuando terminó su reinado.
Beatriz terminó su formación segundaria en Holanda, tras regresar al país, en el Baarnsch Lyceum, donde se tituló en arte y literatura clásica. Después, Beatriz fue a la Universidad de Leiden, donde estudió sociología, economía y jurisprudencia y obtuvo una licenciatura en leyes en julio de 1961. Siempre demostró una personalidad fuerte, al igual que sus antecesoras. Cuando se comprometió con el diplomático alemán Claus von Amsburg, un joven noble, pero sin título, en 1965, hubo manifestaciones en las calles en protesta porque su prometido había pertenecido al ejército alemán y tenía vínculos con las Juventudes Hitlerianas.
Se dice que Beatriz llegó a amenazar a su madre con una huelga de hambre si no aceptaba su compromiso. Y la reina lo aceptó. Anunció, el 28 de junio de 1965, con «gran alegría» que la relación entre la princesa heredera Beatriz, de 26 años, con Claus von Amsberg, de 38 años. Se habían conocido en la fiesta de compromiso de la princesa Tatiana de Sayn-Wittgenstein-Berleburg con Moritz, Landgrave de Hesse, en el verano de 1964. La Princesa Beatriz escogió un diseño sencillo con una larga cola de seda duquesa satinada, obra de Caroline Bergé-Farwick de Maison Linette y lució la tiara de perlas de Württemberg.
Pero los sentimientos anti alemanes eran muy fuertes en el país, veinte años después de la guerra. Hubo manifestaciones, pintadas y una recogida de 65.000 firmas contra el compromiso. Unos manifestantes lanzaron bombas de humo contra la carroza dorada que transportaba a los novios. El compromiso fue atacado por periódicos y políticos como un insulto al pueblo holandés, que había sufrido mucho a manos de los nazis. Pero Beatriz tuvo el apoyo de sus padres, especialmente de su padre, de origen alemán y también sospechoso de conexiones con los nazis, lo que también causó una gran controversia en su momento. En un discurso televisivo a la nación, la reina Juliana dijo que tenía «verdadera confianza» en el matrimonio de su hija y el señor Amsburg.
Sin la aprobación del gobierno, finalmente otorgada, la princesa habría perdido su derecho al trono. La pareja viajó por el país y Klaus acabó ganándose la simpatía de los holandeses. Posteriormente fue absuelto de tener vínculos más profundos con el Tercer Reich. Claus recibió el título de Príncipe de los Países Bajos el día de su boda y se convirtió en uno de los miembros más populares de la familia rea. Resultó ser un hombre sensible y culto, entregado a la familia.
La pareja tuvo tres hijos, Guillermo, el heredero, Johan Friso y Constantino. Pero, a pesar de sus cualidades, el príncipe Claus parecía tener dificultades para adaptarse a la vida como consorte de la monarca. «¿Cómo pude haber sido tan ingenuo como para casarme con la princesa heredera de los Países Bajos?», se dice que le comentó a un amigo. Sus trastornos le llevaron a ser tratado varias veces por depresión severa en una clínica psiquiátrica. Falleció en 2002, a la edad de 76 años. Veinte años antes, Beatriz ya se había convertido en Reina. En 1980, la madre de Beatriz, la reina Juliana, hizo el sorpresivo anuncio de que, después de 31 años en el trono, abdicaría en favor de su hija mayor. «A medida que uno envejece, se da cuenta de que sus fuerzas disminuyen y que no puede cumplir con sus deberes como antes», dijo a la nación en un discurso televisado.
Cinco meses después, se celebró la coronación de Beatriz. Pero, aunque los tiempos habían cambiado, fue una jornada de violencia como no la había vivido Holanda antes. Hubo enfrentamientos con la policía en las calles. Los holandeses consideraban los fastos de la coronación un derroche inadmisible cuando la capital sufría una importante escasez de vivienda y había gente viviendo en casas ocupadas. En los años siguientes, la soberana, que se cree que es la segunda mujer más rica del mundo, se ganó a su pueblo y obtuvo altos índices de aprobación. Los holandeses aprendieron a apreciar su firmeza, su disciplina y su sentido del humor.
Por extraño que parezca, Beatriz tuvo que enfrentarse a una controversia matrimonial similar en la siguiente generación cuando su hijo y heredero, el príncipe Guillermo, decidió casarse con la economista argentina Máxima Zorreguieta, en marzo de 2001. Su padre había sido ministro de la dictadura militar argentina, algo que los holandeses, con su sólido historial en materia de derechos humanos, no aceptaban. Sin embargo, la Reina abordó el asunto de manera firme, consultando al primer ministro holandés, Wim Kok, antes de que se hiciera un anuncio oficial. El Parlamento aceptó el compromiso, pero vetó la presencia del padre de Máxima en la celebración. Su madre no asistió en solidaridad con su esposo. Se dice que fue el príncipe Claus quien consiguió que la situación se resolviera a favor de los novios cuando convocó una cena para que Beatriz conociera a Máxima. La reina, con su fuerte carácter y su visión conservadora cayó rendida ante la joven argentina.
La vida de Beatriz todavía le depararía un gran sufrimiento. quizá el mayor de todos, la muerte de su hijo Friso en un accidente de esquí, en Lech, Austria, que le mantuvo 18 meses en coma. Murió, con 42 años, en agosto de 2013, dejando una esposa, la princesa Mabel, y dos hijas, Luana y Zaraia, que hoy viven en Londres, pero mantienen una muy buena relación con la familia real holandesa. Los matrimonios en la casa de Orange-Naussau parece que siempre han sido conflictivos. El propio Friso tuvo que renunciar a la línea de sucesión al trono, cuando se desveló que su novia, Mabel Wisse Smit, había tenido años antes relaciones con un mafioso holandés capo de la droga.
En abril de ese mismo año, justo antes de cumplir 75 años, Beatriz apareció en la televisión para decirle a la nación que era hora de «poner la responsabilidad del país en manos de una nueva generación». Abdicó, convirtiéndose en Su Alteza Real la Princesa Beatriz de los Países Bajos, después de servir como jefa de estado de los Países Bajos durante 33 años. Su hijo mayor, el príncipe Guillermo, de 54 años, es su sucesor.
Fuente Externa.
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