Franco, Sofía, Camila, Martina y Catalina fueron los primeros quintillizos nacidos por fertilización asistida en Argentina en 1992.
Se llaman Franco, Sofía, Camila, Martina y Catalina y ese fue su orden de llegada, con dos minutos de diferencia entre sí, el 6 de febrero de 1992. Son más conocidos como los quintillizos Riganti y fueron los primeros quintillizos nacidos por fertilización asistida en Argentina.
Así como el tiempo no se detiene para nadie, tampoco lo hace para ellos. Aunque la imagen de cuatro niñas y un pequeño varón siga en el imaginario popular, ya son hombres y mujeres de 30 años.
Son profesionales, independientes y cada cual vive en su propia casa. Aunque a lo largo de la charla con Clarín se definieron como “manada”, “tribu”, “clan”, “grupo” y “múltiples”, admitieron que es difícil coincidir para estar todos juntos, ya que como todo adulto tienen sus obligaciones personales.
Rocío, Claudio y los quintillizos obtuvieron ayuda de algunas marcas cuando nacieron sus hijos. Foto gentileza.
A tres décadas de la noticia que conmovió al país, un mano a mano con la familia Riganti a pleno.
Cómo están hoy los quintillizos Riganti y sus padres
Franco Riganti, hoy
Franco Riganti estudió relaciones públicas. Foto gentileza.
Profesión: “Estudié relaciones públicas y actualmente me dedico al marketing digital como ejecutivo de Planning en una agencia de comunicación”.
Pros de ser quintillizo: “Tener la posibilidad de ir compartiendo las mismas etapas de la vida al mismo tiempo con cuatro personas más, no sentirse solo, poder hacer planes multitudinarios en familia”.
Contras de ser quintillizo: “Sobre todo de chico se hizo más difícil a veces entender las necesidades y responsabilidades de pertenecer a una familia numerosa”.
Cómo defender la individualidad: “En mi caso creo que fue un poco más fácil que en el de mis hermanas, ya que por mi condición de único varón tuve una individualidad más notoria. Igualmente siempre fui y soy una persona muy empática y con muchos amigos, por lo que siempre tuve mi propio círculo íntimo de amistades”.
Cuándo dejaron de moverse en bloque: “No creo que realmente nos hayamos movido en bloque alguna vez, porque nuestros papás siempre respetaron los espacios y la individualización de cada uno. Sí hemos tenido mayor o menor similitud entre nosotros a la hora de tomar decisiones, pero cada quien siempre respetando su propio camino y el de los demás”.
Qué tipo de familia imaginás construir: “Me encantaría poder formar una familia similar a la mía en cuanto a valores y principios. No tan así en cuanto a cantidad de integrantes, pero sí quisiera tener dos o tres hijos por lo menos».
Sofía Riganti, hoy
Sofía Riganti estudió administración hotelera. Foto gentileza.
Profesión: «Estudié administración hotelera, pero actualmente trabajo en el área de marketing de un laboratorio farmacéutico».
Pros de ser quintilliza: “Siempre te divertís, compartimos ropa con mis hermanas, la complicidad y la amistad que se genera entre todos, la compañía».
Contras de ser quintilliza: «¡Nada! Lo volvería a elegir siempre».
Cómo defender la individualidad: “Siempre haciendo lo que me gusta, siendo fiel a mí y a mi estilo. Todos tenemos distintas personalidades y somos diferentes físicamente, así que eso nos ayudó mucho también”.
Cuándo dejaron de moverse en bloque: “Cuando cada uno empezó a formar su propio grupo de amigos y cuando dejamos de vivir todos juntos en la misma casa”.
Qué tipo de familia imaginás construir: “Una familia con dos o tres hijos (cinco jamás), mascotas, una casa con jardín, mucho amor y compañerismo; considero que es la base de cualquier construcción sólida y genuina. Me gustaría vivir cerca de mis hermanos para poder compartir los domingos en familia».
Camila Riganti, hoy
Camila Riganti estudió nutrición deportiva, danza clásica y yoga. Foto gentileza.
Profesión: “Estudié nutrición deportiva, hice la carrera de danza clásica contemporánea e instructorado de yoga hindú. En Australia hice la formación de Yoga Vinyasa y hoy soy creadora de un método de yoga que se llama Balance”.
Pros de ser quintilliza: “Sentirme siempre acompañada, sentir que siempre tengo una persona con quien contar, mucha diversión, mucha risa, mucha compañía. Si pudiera volver a elegir esta vida lo haría 150 mil veces más”.
Contras de ser quintilliza: “La necesidad de individualidad por momentos, no ir tanto en bloque. ‘Yo soy yo, éste es mi espacio’. Pero son más pros que contras».
Cómo defender la individualidad: “Logré defender mi individualidad basándome en cosas que me gustan a mí; conociéndome; llevando un registro muy finito de aquello a lo que le dedico tiempo, energía y pasión; buscando mi diferencial.
Es difícil encontrar tu individualidad habiendo nacido en un clan, una tribu, un grupo; hay que establecer sanos límites y todo es aprendizaje y crecimiento. Lo más importante es escucharme y seguir mi instinto hacia lo que aviva mi forma de ser. Es un trabajo muy puntual, de día a día, que acompaño con terapia”.
Los quintillizos Riganti, entre similitudes y diferencias. Foto: German Garcia Adrasti.
Cuándo dejaron de moverse en bloque: “Cuando terminamos el colegio. En verdad, nosotros nos cambiamos de colegio y fuimos tres a uno, una a uno y otro a otro, y ahí ya hubo como una separación.
Cuando cada uno entró a sus respectivos estudios universitarios tuvimos la oportunidad de elegir qué queríamos estudiar con gran apoyo de nuestra madre y de nuestro padre. Nos incentivaron a que vayamos a por lo que nos gusta. Fue una ficha fundamental.
De ahí en adelante el movimiento en bloque dejó de ser, cada uno empezó a decidir, cada uno empezó a decidir cuándo quería moverse en bloque y los bloques empezaron a ser más chiquititos, nos veíamos de a dos o de a tres”.
Qué tipo de familia imaginás construir: “Antes tenía la idea de poder ser madre, ser una gran familia y replicar el modelo de tener dos o más hijos o hijas. Hoy lo estoy poniendo muy en juego, estoy deconstruyendo esa idea y ese deseo que fue siempre un modelo y un referente para mí, pues era el único que había.
Habiendo crecido, teniendo 30 años y llegando a este momento profesional, personal y vocacional de mi vida estoy en duda de si ser madre o no. De ser así me gustaría que sea con una pareja, un proyecto de a dos, y hoy estoy soltera.
De poder llegar a formar una pareja y toda la vinculación de par deseo tener dos o tres hijos o hijas; hijo único no, pero muchos tampoco”.
Martina Riganti, hoy
Martina Riganti es licenciada en comunicación social. Foto gentileza.
Profesión: “Soy licenciada en comunicación social. Trabajo haciendo marketing y comunicación para empresas y soy profesora de social media marketing en una universidad”.
Pros de ser quintilliza: “Destaco el hecho de siempre entender nuestro lugar en la sociedad y en un grupo. Al haber nacido con cuatro personas me preocupo mucho por mi familia y por la gente que tengo al lado, ya sea un hermano, un colega del trabajo, una pareja.
Tengo una muy buena noción de lo que es el trabajo en equipo y de ser respetuosa con cualquier persona que se me cruce en la vida, y creo que eso tiene mucho que ver haber venido al mundo con cuatro personas más y estar constantemente criada en manada».
Contras de ser quintilliza: “Tiene que ver mucho con saber llevar las comparaciones, tanto las que se impone una como el afuera; a la gente le gusta comparar, rankear y hacernos competir, aunque del lado de adentro eso no existe. A veces es muy difícil no caer en esas comparaciones mundanas y una se pierde de vista”.
Los quintillizos Riganti nacieron el 6 de febrero de 1992. Foto German Garcia Adrasti.
Cómo defender la individualidad: “Es difícil mantener la individualidad cuando sos múltiple. Creo que logré mantenerla siendo fiel a mí misma siempre, haciéndome caso con lo que me gusta. Nunca me impuse hacer otra cosa que no fuera lo que yo quería hacer. También siempre me lo fomentaron, mis papás me bancaron un montón, me alentaron, me escucharon y me apoyaron”.
Cuándo dejaron de moverse en bloque: “Dejamos de movernos en bloque a medida que alcanzamos la adultez, cuando cada uno fue buscando lo que le gustaba a nivel estudio y a nivel trabajo. Al terminar el colegio cada uno siguió su camino en la facultad y fue viendo qué quería para su vida.
En las cosas personales, empezamos a hacer separados los cumpleaños. Como cumplimos en febrero, muchos están de vacaciones y no coincidimos. Empezamos a ser más independientes en eso. Pero siempre nos encontramos a mitad de camino con las cosas que tenemos en común”.
Qué tipo de familia imaginás construir: “Yo soy la única casada de los cinco. Me casé en noviembre, así que ahí di el primer paso en la formalización de lo que yo considero un núcleo familiar.
Deseo construir junto a mi marido una familia donde se antepongan los valores ante todo, la comunicación, el respeto, la escucha, la paciencia, la humildad; un núcleo sólido para que esas personas crezcan bien plantadas y yo poder acompañarlas en el camino que elijan, como nos pasó a nosotros».
Catalina Riganti, hoy
Catalina Riganti estudió relaciones públicas y hace una carrera política. Foto gentileza.
Profesión: “Estudié relaciones públicas de carrera de grado e hice una maestría en políticas públicas. Desde el 2017 soy concejal de ConVocación por San Isidro, un partido vecinal. En 2021 renové la banca y continúo en mi mandato hasta 2025”.
Pros de ser quintilliza: “El compañerismo; saber que siempre hay alguien ahí para vos; lo divertido de contar con alguien; de movernos por el mismo círculo; ese sentimiento de amigos y de confianza.
También pasar todos juntos las mismas etapas, vivir los mismos momentos y acompañarnos. Es un acompañamiento constante y un aprendizaje sobre la marcha. Sentirte respaldada y apoyada por tus hermanos es lo máximo. Me encanta”.
Contras de ser quintilliza: “Muchas veces nos toman como bloque y generalizan. Otra cosa fueron los mitos alrededor de nuestro nacimiento, que nos regalaban todo o que hacíamos todo por canje o publicidad. La verdad es que mis papás pasaron momentos súper agotadores, frustrantes y de bajos ingresos que fueron muy difíciles. La ayuda fue más de amigos y familiares”.
Cómo defender la individualidad: “Yo era la que iba en un cochecito sola. Cami y Sofi iban en un cochecito doble, Franco y Martu iban en otro y yo iba en uno simple.
Cuando entramos en el jardín también me pusieron sola en un aula, y yo hoy lo sigo agradeciendo, porque creo que eso me hizo más desapegada que el resto, más de extrañar menos a la familia, más de viajar sola, de tener mucha independencia.
Mis hermanas me decían ‘la hormiguita viajera’ cada vez que me iba sola a un viaje largo. Creo que la individualidad se fue marcando desde chicos en las decisiones y en la independencia.
Los quintillizos Riganti y sus padres no ocultan su deseo de ver llegar a sus descendientes. Foto German Garcia Adrasti.
Más de grande me empecé a enfocar en el voluntariado, en el tercer sector y en viajar. Mezclaba las dos cosas, y eso fue dándome un espacio de distinción del resto de mis hermanos. Pero es difícil».
Cuándo dejaron de moverse en bloque: “A partir de la preadolescencia ya empezamos a hacer nuestra vida de forma más individual. Creo que terminamos definitivamente de separarnos cuando nos fuimos a vivir solos: primero se fue Franco, después me fui yo, después Cami, después Sofi y luego Martu.
Así empezamos a hacer nuestra vida de adultos, eligiendo vivir en pareja, solos o con amigos. Eso fue a los 25 ó 26 años, habiendo terminado las carreras, eligiendo los trabajos y qué queríamos hacer”.
Qué tipo de familia imaginás construir: “Es difícil imaginar una familia no numerosa, pero al mismo tiempo todavía no estoy segura de querer tener hijos, estoy esperando tener sobrinos. También entiendo que es otra época, que son otros tiempos. Me imagino a mi mamá como una abuela amorosa con sus nietos y a mi papá súper divertido, súper lúdico.
Me gustaría hacer una elección libre de familia, todavía no tengo claro con quién ni cómo, pero sí muy numerosa. Me parece muy divertido, si alguna vez tengo hijos, poder transmitirles cómo es ser quintilliza. La base de todo es el amor que nos tenemos, el respeto, la individualidad, la libertad de elegir lo que cada uno quiere ser.
Me gustaría que mis hijos puedan estar en contacto con sus primos, juntarnos los domingos; me imagino mucha gente corriendo por todos lados y acompañándonos. Que sea una familia numerosa y presente».
Rocío André, mamá por cinco: “No fue fácil, pero fue lo mejor que me pasó en la vida”
Rocío se convirtió en madre de quintillizos el el 6 de febrero de 1992. Foto gentileza.
Un embarazo de alto riesgo en reposo absoluto y, luego, cinco bebés en simultáneo que se transformarían después en cinco niños y, más tarde, en cinco adolescentes, todos al mismo tiempo.
La pregunta nace casi automáticamente: ¿cómo fue criar a cinco hijos a la vez? Rocío no dudó al responder: “No fue fácil, pero no dejo de pensar y de decir que fue lo mejor que me pasó en la vida”.
La mayor dificultad, sostuvo, fue “aceptar que sin ayuda no hubiéramos podido afrontar esta situación tan particular, eso implicó mucha invasión, había que mantener una rigurosa disciplina y ser muy metódico y organizado para acompañar el crecimiento de los chicos de la mejor manera”.
Ese crecimiento del que esta madre habla conlleva también aceptar algunas cuestiones que, a veces, resultan dolorosas.
Sin embargo, en ese sentido, todo fue felicidad para André: “Cada logro en la autonomía de los chicos era tocar el cielo con las manos: comer solos, empezar a caminar, ir al jardín de infantes y después al colegio, facultad, conseguir trabajo, hasta dejar su casa para ir a vivir en forma independiente”.
Los quintillizos Riganti hoy junto a su mamá, Rocío André. Foto gentileza.
No hay nido vacío para esta mamá: “Fue muy natural el despegue y creo que la educación que les dimos lo favoreció, los preparamos para ser independientes y para mí fue un gran logro, lo vivo con mucha alegría”.
El sentimiento de Rocío por sus hijos es fuerte y claro: “Hoy los veo realizarse como personas, como profesionales, con inquietudes, intereses, dinámicos, ávidos de seguir formándose, poniéndose metas y alcanzándolas, abriéndose camino cada uno con su personalidad”.
Y no escatima en elogios: “Disfruto cada uno de sus logros y me produce mucho orgullo, siempre les digo que superaron ampliamente mi expectativa. Hoy recibo de ellos muy potenciada toda la energía y el amor que llevó criarlos, me siento inmensamente feliz”.
Claudio Riganti: “Por todos y cada uno de mis hijos siento amor y orgullo”
Los quintillizos Riganti junto a su papá, Claudio, hace casi 30 años. Foto gentileza.
Claudio y Rocío supieron que esperaban quintillizos tras una ecografía producto de una pérdida. La mujer le preguntó al especialista cómo estaba su bebé y la respuesta fue tajante: “‘Señora, usted no tiene un bebé, tiene un equipo de fútbol acá adentro’”.
“En ese momento yo no entendí muy bien a qué se refería. Empezó a contar uno, dos, tres, cuatro, cinco”, rememoró el padre que se jacta de haber logrado el récord en velocidad de cambio de pañales (seis segundos por cada uno).
“Los embriones estaban todos con sus corazoncitos latiendo, lo cual me parecía maravilloso pero, por supuesto, sabíamos claramente que era un embarazo de altísimo riesgo. Rocío quedó en reposo absoluto hasta el momento del parto. Primero, en la casa de la madre y los últimos días, internada”, comentó.
Los meses de gestación, obviamente, fueron distintos a cualquier embarazo: “Mi principal temor era que los chicos nacieran bien, sanos, llevármelos a mi casa en cinco cunitas y que Rocío estuviese bien”. El resto, de a poco, lo fueron resolviendo: “Salí corriendo a sacar un crédito, compré una casita y la remodelamos”, sostuvo Claudio.
Los quintillizos Riganti y su papá en el cumpleaños número 30. Foto gentileza.
La pareja se separó hace más de 15 años, pero mantiene una excelente relación, cuestión que se advierte en las palabras de este padre: “Tuve la infinita fortuna de tener al lado una mujer increíble que estaba permanentemente dispuesta, de buen humor. Imaginate que se los ponía de a dos y les dio la teta durante seis meses a todos”.
Por supuesto que no todo fue color de rosa. Según él, fueron “creciendo como padres y como personas junto a ellos y hubo momentos de cierto desborde”.
Por ejemplo, al momento de determinadas enfermedades: “Cuando una tuvo varicela le preguntamos al pediatra qué hacíamos y nos dijo ‘poneles el chupete de ella a todos y que se contagien juntos, porque sino vas a tener tres meses de enfermedad en la casa’. Fueron 15 días terribles”, afirmó. “Fue una hermosa experiencia, pero no sé si la volvería a repetir, ya estoy viejo”, bromeó.
Mientras tanto, responder a todas las necesidades de los quintillizos demandaba tiempo, esfuerzo y dinero. Algunas de éstas fueron cubiertas por privados e incluso famosos que se solidarizaban con la familia: “Una empresa que se llamaba Topky, que era una cadena de farmacias muy conocida, nos ofreció un padrinazgo».
«Nos daban la leche, los pañales, los medicamentos, nos ayudaban con el tema de los sueldos de las chicas que trabajaban en casa (que eran dos, una de día y una de noche) y hasta nos pusieron a disposición una camioneta. Su ayuda nos sirvió muchísimo, siempre les voy a estar agradecido”.
Claudio Riganti junto a los quintillizos en el casamiento de Martina. Foto gentileza.
Tres décadas después Claudio Riganti destaca los frutos de esta cosecha: “Me siento infinitamente bendecido por estas cinco maravillas. Hoy, por todos y cada uno de mis hijos resumo lo que siento en dos palabras: amor y orgullo».
«Son cinco personas que están armando sus vidas con absoluta responsabilidad, con empatía, cada uno enfocado en lo suyo. Nunca jamás han perdido la conciencia de la relación de hermanos, son tremendamente solidarios entre ellos, para afuera y con nosotros. Nos han hecho participar de su vida y han participado de la nuestra. Es un placer compartir cosas con ellos”.
Y, entre risas, concluyó: “Ahora estoy desesperado por tener nietos, pero ya me han avisado que voy a tener que esperar bastante”.
Fuente: Clarin
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