Su principal atractivo está en sus casas construidas con techos cónicos grises.
Basta con poner un pie en Alberobello, en el sur de Italia, para sentirse parte de un cuento -o al menos de otros tiempos- con sus callecitas estrechas y casas blancas con techos cónicos grises, muchos decorados con cruces y corazones.
Cualquiera podría imaginar que de un momento a otro se va a asomar por la puerta un hada, una bruja o una criatura fantástica.
Patrimonio de la Humanidad, estas famosas construcciones llamadas trullo (trulli en plural) son pequeñas viviendas rurales típicas de esta zona de Puglia (o Apulia) que ahora conviven con otras casas o edificaciones de líneas más tradicionales.
Postal de ensueño entre callecitas estrechas y trulli. Foto Shutterstock.
El origen de estas casas tan extrañas
Su historia se remonta al siglo XIV, cuando esta región era parte del Reino de Nápoles. Resulta que la ley obligaba a quienes tenían tierras a pagar un impuesto por cada construcción nueva.
Para evitar pagar esta tasa, se ideó este tipo de casa porque eran fáciles de desarmar en caso de controles. El secreto: las piedras del techo no están unidas entre sí con ningún otro material.
En Alberobello hasta hay una iglesia con forma de trullo, como la Iglesia de San Antonio que, en realidad, es de construcción reciente (es de la década de 1920), pero retomando la tradición del trullo. De paso, otro templo que vale la pena conocer es la Basílica Minore dei Santi Medici, que se destaca con sus dos campanarios.
Los techos cónicos de los trulli, las casas icónicas de Alberobello. Foto Shutterstock.
Rione Monti es el barrio más turístico. Allí, las callecitas parecen formar una especie de laberinto con más de 1.000 trulli. En muchos de ellos hoy funcionan tiendas de souvenirs, bares o restaurantes, ideales para probar sabores locales como quesos, aceitunas, pizzas, vinos… o, mejor, los orecchiette con ragù di braciole, típica pasta de la cocina pugliese, con forma de oreja.
Aia Piccola es más residencial y también más auténtica, dentro de un destino que se ha vuelto muy turístico.
Qué ver en Alberobello
Quienes van con poco tiempo para callejear deberían tener en cuenta algunos lugares ineludibles. Casa Pezzola es el mayor complejo de trullo comunicados (quince casas que datan del siglo XVIII) en donde hoy funciona el Museo del Territorio y permite un acercamiento a la vida en un trullo en tiempos del feudalismo.
Paredes blancas y techos decorados, así son las calles de Alberobello. Foto Shutterstock.
Trullo Soberano es, quizá, uno de los más famosos por ser el único de dos pisos. Data de la primera mitad del siglo XVIII, tiene 14 metros de alto y pertenecía a la familia Perta, que lo usó como casa particular, mientras que sus empleados vivían en los trullo de al lado. Conserva su mobiliario original y fue declarado Monumento Nacional en 1923.
Otro que llama la atención es el Trullo Siamés, donde dos estructuras forman una sola casa y tienen entradas independientes por calles distintas. Cuenta la leyenda que esas casas eran de gemelos que decidieron poner dos puertas de ingreso al convertirse en rivales por amor: se disputaban el corazón de la misma muchacha.
Si bien un día alcanza para recorrer, la experiencia podría resultar más interesante aún hospedándose una noche en un trullo.
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