Es la leucemia mieloide crónica. Los expertos advierten sobre la importancia de la consulta temprana ante los primeros síntomas.
Debilidad, cansancio, sudores nocturnos, fiebre, dolores articulares, la sensación de que le crece el abdomen o aparición de moretones sin razón pueden ser signos de una enfermedad poco frecuente a la que hay que prestarle atención: la leucemia mieloide crónica.
En las últimas dos décadas, su tratamiento cambió con la aparición de los denominados ‘inhibidores de tirosina quinasa’, la proteína responsable de la proliferación desmedida de los glóbulos de la sangre, especialmente los blancos.
En el marco del Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica, que se conmemora este jueves 22 de septiembre, los especialistas advierten sobre la importancia de la consulta temprana ante los primeros síntomas.
La leucemia mieloide crónica es una enfermedad que se inicia en la médula ósea secundaria a la multiplicación descontrolada de las células y su pasaje al torrente sanguíneo. A nivel local, se diagnostican cerca de 3 mil nuevos casos de leucemia por año y se calcula que la mieloide crónica representa alrededor del 15%.
Si bien es más frecuente en adultos mayores, puede aparecer en cualquier momento de la vida. “A diferencia de la leucemia aguda, en la leucemia mieloide crónica los síntomas aparecen con el tiempo. Esta enfermedad tiene un periodo latente que varía de un individuo a otro; puede pasar tiempo sin síntomas, hasta que la enfermedad se expresa”, explicó Alicia Enrico, jefa de servicio de Hematología del Hospital Ricardo Gutiérrez de La Plata, Argentina.
El objetivo es que la leucemia mieloide crónica no se transforme en aguda. Foto: Shutterstock.
El diagnóstico se basa en un análisis de sangre que evidencia el aumento del número de glóbulos blancos maduros junto con la detección de una alteración cromosómica denominada cromosoma Filadelfia, originada por un intercambio de material genético entre los cromosomas 9 y 22: de ahí la fecha del 22 de septiembre instaurada como el Día Mundial.
“Es importante estar alerta porque los síntomas pueden pasar inadvertidos al inicio. A veces, la fatiga o el cansancio se atribuyen a otra causa. Además, al inicio los pacientes pueden ser más asintomáticos. Ante cualquiera de los síntomas mencionados, es recomendable realizar una consulta”, subrayó Enrico.
La especialista indicó que la prevalencia de esta enfermedad aumenta con el tiempo porque -al haber nuevos tratamientos- los pacientes viven muchos años y muchos de ellos casi una vida normal. “Hoy un porcentaje de pacientes muy elegidos tienen una opción de dejar el tratamiento y estar sin enfermedad”, afirmó.
Antes de 2001, la leucemia mieloide crónica era una afección con un pronóstico poco alentador, con elevadas tasas de progresión a una forma aguda en pocos años.
“Desde ese año, cuando se aprobó la primera droga de la familia de los inhibidores de la tirosina quinasa, cambió la evolución de la enfermedad. Actualmente, disponemos de varios fármacos y líneas de tratamiento para las personas diagnosticadas con leucemia mieloide crónica. Estos tratamientos van dirigidos a tratar las lesiones que se produzcan a nivel de las células”, detalló Enrico.
Estos medicamentos se traducen en índices de sobrevida relativa similares a los de la población general. Por otra parte, es importante que el abordaje de la enfermedad sea multidisciplinario.
Desde el momento en que se hace el diagnóstico, es recomendable la consulta con un cardiólogo especializado en afecciones oncohematológicas y con un psicólogo, ya que puede ser de gran ayuda para sobrellevar tanto el impacto del diagnóstico como el tránsito con la enfermedad.
Para Enrico, al ser una enfermedad crónica, “la calidad de vida del paciente es fundamental. La persona tiene que estar informada para poder decidir y, en ese sentido, hay dos aspectos centrales: el diálogo y la confianza entre el médico y el paciente y el acercamiento a las organizaciones de pacientes que están preparadas para acompañar en otros aspectos vinculados a la enfermedad”.
PS
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