Pese a que es una enfermedad inhabilitante, muchos no suelen consultar ante la aparición de síntomas. El rol del estigma.
Una de las enfermedades más incapacitantes a nivel global es también una de las más subdiagnosticadas.
Padecida por mil millones de personas en el mundo -una prevalencia que en mujeres alcanza a 1 de cada 5-, la migraña tiene un largo camino por recorrer: los expertos advierten por la falta de concientización, diagnóstico y tratamiento, ligado principalmente a una cuestión que es en realidad social: el estigma.
“La migraña es la principal causa de disfuncionalidad dentro de lo que son los desórdenes por dolores de cabeza”, alerta la neuróloga Amaal Starling, experta en dolor de cabeza y migraña en la Clínica Mayo (Phoenix-Estados Unidos), en una entrevista con medios latinoamericanos de la que participó Clarín.
E inmediatamente, agrega: “Uno de los mayores problemas es reconocerla y advertir que se padece. El 50% de la gente con migraña ni siquiera habla con el médico respecto a sus síntomas. Está subdiagnosticada”.
Por eso, hace especial hincapié en la necesidad de dimensionar y entender esta problemática, así como en la importancia de brindar información que ayude a mitigar esta alarmante estadística.
Qué es la migraña
“La migraña es un trastorno primario por cefalea, lo que significa que es producto de un funcionamiento anormal en el cerebro. A diferencia de los trastornos secundarios por cefalea, la migraña puede no ser el síntoma de una enfermedad oculta, como una infección o un tumor”, explica Starling.
Y detalla que es un trastorno genético, hereditario («si un padre tiene, el chico tiene 50% chances de sufrirla), aunque también puede ocurrir que una persona la padezca sin antecedentes.
«Cuando uno hurga en la historia familiar del paciente puede ser que recuerde que la mamá tenía dolores de cabeza que se creían sinusales (detrás de la frente, los huesos de la nariz, las mejillas y los ojos)», analiza.
Y da cuenta, con datos, de su relevancia: «Hay más de una docena de tipos diferentes de trastornos por cefalea. El trastorno por cefalea más discapacitante y frecuente es la migraña, que afecta a 1 de cada 11 niños y a 1 de cada 16 hombres».
Dolor de cabeza y migraña
La primera diferencia que establece la neuróloga entre un dolor de cabeza y la migraña es conceptual: «El dolor de cabeza es un síntoma, como la fiebre, pero no es un diagnóstico. Dolor de cabeza es el principal síntoma de la migraña».
Ahora bien, si se padece dolor de cabeza, ¿debemos sospechar que es un síntoma de migraña? Clarín le consultó a la experta en esta enfermedad respecto a qué pautas debemos tener en cuenta.
Lo primero que debemos saber es que si bien el dolor de cabeza es el principal síntoma de migraña, también se presentan otros, a los que debemos estar atentos.
«Las personas con migraña van a tener dolor de cabeza acompañado de sensibilidad a la luz y al sonido, además de náuseas y síntomas estomacales, pero también pueden presentar dificultades respecto a sus habilidades cognitivas, como la llamada neblina mental», introduce.
Tres preguntas clave
Sin embargo indica que basándose en estudios de imágenes pudieron determinar que son 3 las preguntas que sirven para identificar si estamos ante un caso de migraña:
- ¿Tienes un dolor de cabeza que te impide continuar con tus tareas cotidianas? ¿No podes cumplir con lo que habías planeado en el día porque necesitas descansar?
- Cuando estás teniendo dolor de cabeza, ¿preferirías estar en un cuarto oscuro, o un lugar poco iluminado?
- Cuando tienes dolor de cabeza, ¿sentís náuseas o menos apetito?
La migraña y dos tipos de estigma
Ahora bien, si la migraña es tan limitante, ¿por qué la mayoría de las personas no se hacen ver?
Starling es contundente: es por el estigma de la migraña. «¿Por qué está tan estigmatizada? ¿Por qué la gente no habla de sus síntomas, incluso con los miembros de su familia?», se pregunta.
Y analiza: «Creo que hay dos motivos principales. El primero es que es mucho más prevalente en mujeres: como señalamos, una de cada cinco mujeres sufre migraña. Y si mirás las principales enfermedades en mujeres, suelen estar subdiagnosticadas, subtratadas y poco investigadas«.
«En general suele atribuirse a una supuesta histeria que se vincula a las mujeres, la típica imagen de la mujer quejosa respecto a sus síntomas», reflexiona.
El estigma del dolor
El segundo estigma no tiene que ver con el género sino con la complejidad que encierra el concepto de dolor.
«Los trastornos ligados al dolor también están estigmatizados: las personas que reportan dolor suelen ser considerados como pacientes que no quieren mejorar; opera una suerte de acusación que podría formularse en términos de ¿qué es lo que hiciste para sentir dolor?», esboza.
En este sentido, afirma que la culpabilización que aparece de manera latente sobre las personas que reportan dolor puede llevar al entorno médico y no médico a considerar a estos pacientes como adictos a los medicamentos.
Uno de los riesgos de estos prejuicios es que se internalicen: cuando el propio paciente se cree que lo que padece no es serio o real.
«Hay mucha estigmatización externa que proviene de la comunidad médica, del ambiente laboral y también de la familia; cuando el paciente habla sobre sus síntomas las primeras preguntas que sobrevienen son: ¿qué hiciste? ¿qué comiste? ¿tomaste suficiente agua?, y esta culpabilización del paciente da como resultado un estigma interno», señala.
«Sin embargo -prosigue- si alguien entra y dice estoy teniendo un ataque de asma, la gente le responderá ¿Necesitas tomar tu medicamento, ¿Necesitas descansar? ¿Qué necesitas?. De ninguna manera se culpa al paciente sobre su ataque», compara.
Y concluye: «Necesitamos que la migraña se entienda como lo que es: una enfermedad neurológica, que está en nuestro ADN, por lo que es genética. No es culpa del paciente», enfatiza.
Riesgos de no advertir que se padece migraña
¿Qué ocurre con todas esas personas que tienen migraña pero no lo saben?
«Hay riesgos significativos de no reconocer los síntomas de la migraña. La cuestión principal es que no tratar los ataques de migraña cuando ocurren lleva a un empeoramiento de la enfermedad, a una mayor frecuencia de los ataques a largo plazo y a la migraña crónica», esboza la experta.
También explica que cuando una persona no trata el ataque de migraña porque carece de diagnóstico, se suele automedicar con analgésicos de venta libre, lo cual no está exento de complicaciones: tanto a nivel gastrointestinal -ya que se ve afectado el estómago-, como respecto a la función cardíaca.
«Abusar de los medicamentos para el dolor, incluido tomar analgésicos como aspirina y paracetamol o de venta bajo receta médica (opioides) y algunos medicamentos para la migraña más de dos veces por semana puede desencadenar una cefalea por efecto rebote, conocida también como dolor de cabeza por abuso de medicamentos», explica.
«Las personas que tienen una migraña crónica, que se define como 15 días al mes con síntomas de migraña, tienden a tener mas depresión, obesidad, ansiedad y las patologías asociadas, entonces identificar la enfermedad de la migraña, diagnosticarla, y tratar correctamente los ataques de migraña es una medida de salud preventiva también para todas las otra complicaciones», cierra.
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