El éxtasis es nuestro estado natural cuando somos capaces de liberarnos de nuestras ataduras mentales y emocionales, asegura esta estudiosa del tantra y cómo puede ayudar a ir más allá del placer.
Ni estar muchas horas haciendo el amor ni está vedado el “sexo animal”. Tal como explica Elma Roura, autora de El camino al éxtasis (Koan), el tantra es mucho más que los mitos conocidos que achican su área de influencia: “La energía sexual puede ayudarte a entrar en estados alterados de conciencia y muy místicos”, asegura la especialista en una entrevista con Clarín.
– ¿Qué es el tantra, y por qué decís que va más allá del placer y que es el camino que busca el éxtasis?
– El tantra es una vía mística que persigue lo mismo que persiguen todas las vías místicas: ese estado de paz profunda, de gozo, de éxtasis. No es una religión, es una vía espiritual, por tanto no tiene Dios, y a diferencia de otras vías espirituales que tampoco son religiones, no excluye el cuerpo. En muchas vías místicas las personas se tienen que retirar por completo para conectarse con la parte espiritual. En el tantra, por el contrario, hay un trabajo de incluir la sexualidad y la genitalidad y el cuerpo en sí mismo.
La otra cosa interesante es que, además, se puede hacer en pareja, no es necesario hacerlo solo ni aislado. Y la característica más desconocida del tantra es que usa la energía sexual para entrar en estados alterados de conciencia, es decir, ir más allá de la mente, salir de la cabeza.
– ¿De qué manera usa la energía sexual?
– La energía sexual es la energía más poderosa que tenemos, y el tantra utiliza ese combustible para conectar con la parte mística del éxtasis y poder ir más allá del placer.
Porque cuando vivimos desde la cabeza, la propia mente es la que hace que rechaces el dolor y te apegues al placer, pero ésta no es nuestra naturaleza, por eso hablo del camino al éxtasis. El éxtasis va más allá de la mente, es lo que hay detrás de la mente, es como si el éxtasis fuera el cielo y la mente fueran las nubes, la búsqueda del placer físico y rechazar el dolor serían esas nubes, y el éxtasis es el espacio donde podemos abrazar ese dolor y ese placer.
– Decís que el éxtasis ocurre cuando Shiva -conciencia y principio masculino- y Shakti -energía y principio femenino- se fusionan. ¿Qué significa esto?
– La representación de Shiva y Sakti no son dos personas, no es un hombre y una mujer (por tanto, no hay “dos medias naranjas” que se fusionan), sino que estamos hablando de principios energéticos. Es la manera en que lo hemos etiquetado todo: etiquetamos como energía “masculina” y energía “femenina” a distintas cualidades o características.
Lo podemos ver en muchos ámbitos, por ejemplo, el sol es Yang y la luna es Yin. También en algunas cualidades, por ejemplo, el Yang es dirección y la paciencia es Yin. Es importante entender que todo representa energía Yin o energía Yang, y todo eso está dentro de nosotros, por tanto, lo que tenemos que fusionar son esas dos energías para que haya equilibrio.
Cuando el Yin y el Yang se fusionan, encuentro esa paz, porque si no entraríamos en desequilibrio. Por ejemplo, si tuviese mucha dirección, pero no tuviese paciencia, estaría tan enfocada en los objetivos que no disfrutaría del momento presente. La paz llega cuando unimos estos dos principios energéticos.
– Explicás que Shiva le regala a Shakti 112 meditaciones (sutras). ¿Hay algunos de ellos que conozcamos (popularmente hablando)?
– Algunos nos sonarán familiares. Por ejemplo, en la vía del mindfulness hay un sutra que dice: “mientras estés siendo acariciada, dulce princesa, entra en la caricia como vida eterna”, que significa que estés presente en aquello que estás experimentando en este momento. Este sutra habla a través de la energía erótica, pero es exactamente lo mismo que cuando uno hace mindfulness y se queda meditando o poniendo atención a la respiración.
Entonces, aunque no conozcamos los sutras, al final toda la sabiduría ancestral habla de lo mismo. El tantra aprovecha el cuerpo -la energía sexual que habita en nosotros- para entrar en los estados de consciencia.
– ¿Para “practicar” tantra es necesario que ambos miembros de la pareja estén embebidos en el tema?
– Sería lo ideal, es como imaginar una pareja de baile: si los dos saben bailar, obviamente la danza entre ellos será espectacular. Y si no, habrá que ir de a poco, estar más presente, y si uno está más conectado puede servir de ejemplo para el otro y así poder entrar en esa forma de meditación en la cama.
Igualmente también es algo que se aprende, yo me dedico a eso, me pongo con un micrófono delante de gente, presencialmente o de forma online, y les guío, y en general nadie sabe lo que es el tantra, quizá nadie lo ha experimentado nunca pero se puede aprender.
– ¿Es posible “meditar en la cama”?
– Sí se puede meditar en la cama, si estás presente con total y plena atención en lo que estás experimentando en ese momento.
– ¿Algún consejo?
– El mayor consejo que siempre doy es: empieza con cosas sencillas, por ejemplo, “cuando te duches, dúchate”, hazlo al 100%, porque cuando te atrapa el placer y la intensidad es muy difícil para algunas personas poder sostener esa energía, por tanto, hay que empezar por lo pequeñito para poder profundizar luego con algo más intenso y más sexual.
– Decís que hay tres niveles de relación. ¿Podrías explicarlos brevemente y contar por qué son importantes de diferenciar/entender?
– Los tres niveles son una manera de comprender el mapa actual de lo que nos ocurre en las relaciones y la sexualidad. Es importante no generar ese tipo de clasificación que no permite ver los detalles.
Antiguamente, por el patriarcado, los roles habituales eran: hombre “macho alfa” muy conectado con su pene pero desconectado del corazón, y socialmente era el que llevaba el dinero a casa, el que protegía. Y la mujer ocupaba el rol opuesto, de la complacencia, la que se ocupaba del vínculo, nutría a los hijos y no tenía poder económico ni poder de decisión, tenía mucha más emocionalidad, pero incluso sexualmente estaba a merced de lo que su marido quería. Todo ese tipo de vínculos se pueden trasladar a todos los niveles, profesional, social, emocional, económico, sexual, con roles muy diferenciados.
Con la revolución femenina, las mujeres se empezaron a independizar -tanto económicamente como a través del divorcio-, empezaron a conocerse a sí mismas y preguntarse “qué quiero, qué no quiero, qué me da placer y qué no”. Así que la revolución femenina escala estos tres niveles: económico, emocional y sexual. Ese antimachismo ha generado que los hombres se abran a su parte emocional. De todas formas, estos tipos de relaciones, o de roles (de antes y actuales) se mezclan.
Y el tercer nivel es la relación tántrica donde empezamos a desdibujar los roles, donde al final tú estás creando el tipo de relación que quieres. Es una comunicación con tu pareja donde a veces coincide con el rol primero, a veces con el segundo, pero hay felicidad, hay un espacio donde yo encuentro mi fórmula, hay conciencia. Es una relación consciente donde yo me responsabilizo y me ocupo de mí, por eso digo que es una relación tántrica.
– Y también hablás de tres niveles de sexualidad…
– Luego, a nivel de sexualidad, diríamos que tendríamos el nivel biológico que es el de reproducción, donde en el caso por ejemplo de la mujer es muy importante que entienda su ciclicidad, porque cuando ovula es cuando más libido tiene, así como una sexualidad más animal, más de descarga.
Luego, el segundo nivel es el nivel del placer -y aquí podría haber muchos subniveles- en el sentido de ¿cómo compartimos placer? Podemos ser dos personas que nos masturbamos mutuamente pero solo buscamos una descarga de placer, que no está mal. Pero también hay otro paso más que sería hacer el amor, ponerle apertura, emoción, vulnerabilidad… No solo una descarga, sino un compartir, una danza amorosa entre estas dos energías que somos.
Y luego está el tercer nivel que es el tántrico, que es el que muy poca gente conoce, que es donde incluimos la parte energética. Esa energía sexual puede ayudarte a entrar en estados alterados de conciencia y muy místicos. Y que a través de tu compañero o tu compañera -porque evidentemente se puede aplicar tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales- y estas experiencias energéticas compartidas, podemos vivir un viaje, no solo sexual y erótico, sino también espiritual.
– Hay un capítulo de tu libro dedicado a los mitos relacionados con el tantra. ¿Cuáles son los más usuales?
– Los mitos más usuales son esos en los que se supone que hay que estar muchas horas haciendo el amor y, por contrapartida, hay muchas personas que cuando entran en el tantra asocian que el sexo animal está mal, y eso no es verdad. Eso es algo importante para mí compartir y matizar, porque no se trata de cambiar una forma de tener sexo por otra: se trata de tener opciones y de poder profundizar cuando quieras hacerlo, y cuando no quieres hacerlo también está bien.
-¿Cuál es la pregunta o la consulta más extraña, rara o incómoda que hayas recibido?
– Me han llegado a llamar desde Dubai para preguntarme qué es el tantra porque, claro, ahí no hay nada de esto y entonces hay mucha curiosidad. Pero más que me pregunte a mí cosas raras, imagínate un tipo de Dubai al que yo le pregunte si se masturba y cómo lo hace, imagínate su cara.
Mandatos para dejar atrás
“La sexualidad no es un checklist ni un video porno ni un kit de Juliana”, dice Melanie Tobal, publicista y creadora del podcast Acabar. Seguí leyendo la entrevista para desarmar mitos.
Desde hace muchos años vivimos la sexualidad con diversos mandatos que vienen de generación en generación y que nos es dificil soltar. Debemos observarlos de cerca para poder liberarnos y disfrutar sin tantas presiones. Seguí leyendo 5 mandatos sexuales para dejar atrás.
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