Se presentó el Bugatti Mistral, el deportivo que marca el adiós del impulsor de 1.600 CV que tiene el récord de velocidad.
Apenas 99 unidades se fabricarán del Bugatti Mistral, una versión roadster del Chiron que estará disponible a partir de 2024 por una suma que no baja de los US$ 5 millones más impuestos. Pero aunque todos esos datos sean imponentes, las miradas se las lleva el motor W16, que dará en este automóvil su última función después de marcar toda una época para la marca y, por qué no, también para el mundo de los súper deportivos.
En concreto, se trata del mismo 8 litros y cuatro turbos que comenzó su historia en 2005 con el lanzamiento del Veyron y que, desde entonces, ha sido el alma que propulsó a todos los desarrollos de la casa francesa. La configuración será similar a la del Chiron Super Sport 300+ que tiene el récord mundial de velocidad para un auto de producción y entregará nada menos que 1.600 caballos de potencia.
El Bugatti Mistral cuesta 5 millones de dólares.
«Queremos volver a tener el descapotable más rápido del mundo», reconocieron en ese sentido desde Bugatti, haciendo referencia a que en 2013 el Veyron Grand Sport Vitesse se colgó esa medalla al registrar una velocidad máxima de 408,84 kilómetros por hora. Pero no la tendrán tan fácil: hace apenas unos días se presentó el Hennessey Venom F5 Roadster y la promesa es que alcanzará los 480 kilómetros por hora.
Lo que sí tiene Bugatti a favor es la marca lograda en 2019 y que es el mojón a batir por todos los que aspiran a tener el auto más rápido del mundo: en agosto de ese año, el Chiron llegó a los 490,48 km/h de velocidad, una cifra hasta el momento imposible de quebrar por aquellos que lo han intentado; el que más se le acercó fue el estadounidense SSC Tuatara, con 472 km/h.
El Mistra es una variante basada en el Chiron.
Según anticiparon los nuevos propietarios de Bugatti, los próximos autos de la marca ya no tendrán este mismo motor. En verdad, la croata Rimac, que en 2021 le compró la marca al Grupo Volkswagen, ya trabaja en evolución de modelos híbridos que se complementen con los eléctricos propios que ya tienen en el mercado, como el Nevera.
Así es el Bugatti Mistral
Bautizado en honor al fuerte viento que sopla de las costas del Mediterráneo francés hacia el mar y que llega sin problemas a los 100 km/h, el Bugatti Mistral es el primer roadster diseñado sobre la base del Chiron, aunque con algunos cambios en clave aerodinámica en pos de obtener un máximo rendimiento.
Fue presentado en California, durante la semana del auto que se realizó en Monterrey, una de las exposiciones más exclusivas del mundo. En base al Chiron hay otros modelos en danza: el Divo, el Bolide y el Centodieci, este último con apenas diez unidades a 8 millones de euros cada una, que tuvo entre los compradores a Cristiano Ronaldo.
Así, su carrocería musculosa de fibra de carbono se complementa perfecto con un parabrisas más curvo que el cupé, decisión que corre en sintonía con otros cambios como los que se pueden apreciar en las ventanillas y sobre en las tomas de aire para refrigerar el motor, ubicadas sobre las cabezas de las dos plazas del vehículo: fabricadas a prueba de vuelcos, pueden absorber hasta 70 mil litros de aire por minuto.
Bugatti Mistral.
De frente, el diseño de sus ópticas son la máxima novedad y un complemento perfecto a la clásica parrilla en forma de herradura que ya es una marca registrada de los Bugatti. En la parte trasera, en tanto, se destacan los pilotos en forma de X, un detalle que recuerda a otro súper deportivo de la marca, el Bolide.
Por dentro, el Bugatti W16 Mistral complementa la fibra de carbono con paneles de cuero trenzado, toda una novedad para un coche de la casa alsaciana. La palanca de cambios está hecha de aluminio con inserciones de madera y ámbar, y no falta el elefante bailarín que fue obra de Rembrandt Bugatti y ya es un clásico en los autos de esta firma.
Bugatti Mistral.
Al no contar con pantalla multimedia, el tablero es la única fuente de información de la que disponen los conductores del vehículo. Esto no es tan raro en los autos que buscan poner el foco en el rendimiento por sobre el confort, aunque desde Bugatti garantizaron que todos los mandos ofrecidos en el interior del Mistral apuntan a buscar un equilibrio entre esos dos extremos, con vistas a ofrecer la experiencia de conducción más efectiva que les sea posible.
Sin embargo, quienes recién ahora se interesen por comprobarlo en primera persona deberán saber que llegaron tarde: desde Bugatti aseguraron que ya están vendidos todos los ejemplares que la marca planea producir del Mistral. ¿Un consuelo? Sus dueños también deberán armarse de paciencia, pues comenzarán a salir de la planta de Molhseim recién después de que lo hagan los 40 Bugatti Bolide que están en fila para producción.
El monstruoso motor W16 de Bugatti
El propio Ettore Bugatti, fundador de la marca, tenía una frase identificatoria: “Si es comparable, no es Bugatti”. Por ello, siguiendo dicho axioma, es que se lanzaron a principios de los años 2000 a darle forma a un motor colosal. La primera versión del W16 y ocho litros de cilindrada tenía 1001 caballos, era capaz de acelerar de 0 a 100 en 2,5 segundos y de impulsar al Veyron 16.4 (16 por el número de cilindros y 4 por cuatro turbos). Con esa furia, el Veyron superaba en 2005 los 400 km/h.
El Bugatti Mistral presentado en Pebble Beach.
Fue el propio Ferdinand Piech, nieto de Ferdinand Porsche y CEO de Volkswagen, quien presentó el proyecto en 1997. Cuentan que tuvo la idea de un motor brutal mientras viajaba en el tren bala japonés de Tokyo a Osaka y la plasmo en un papel. Inicialmente era todavía más monstruoso, un W18, pero después pasó a 16 cilindros.
Se le dio forma con dos V8 de V estrecha –una técnica que Volkswagen dominaba–, biturbo, ensamblados a 90º, con 32 válvulas. El primer prototipo requirió más de 3.500 piezas; en el banco de pruebas arrojó 1.001 CV. Llegó a la producción en 2005 y a partir de ahí y con mejoras. Turbos más grandes, nuevos materiales. El Veyron 16.4 Supersport acusó 1.200 CV.
El siguiente salto fue a 1.500 CV primero y, finalmente, a los 1.600 CV que tiene el Mistral, con un torque de 1.600 Nm. Ya se trata de un motor nuevo, más evolucionado que aquel precursor. Muchas piezas fueron rediseñadas, se usó carbono y titanio para mantener el peso, ya que no debía superar los 400 kilos.
El motor W16 de Bugatti.
Esta última variante es una obra maestra de ingeniería, con 3.712 piezas que funcionan en forma sincrónica para desatar una furia sin igual. Requiere seis días de trabajo artesanal para montarlo a mano. “Incomparable”, como lo hubiera catalogado el propio Ettore Bugatti.
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