La increíble historia de una pareja cuyo amor nació en la infancia, atravesó momentos duros y tiene un final feliz.
Hoy se los ve unidos, muy pegados, a la espera de su primer bebé. Pero esta pareja tiene fabulosa historia de amor que comenzó en la infancia y atravesó una doble tragedia, y bien vale ser contada de cara a San Valentín o Día de los enamorados.
Hope Waters, una cuidadora de 28 años de Reino Unido, siempre supo que el hombre de su vida era Ryan Newton, un mecánico que hoy tiene 30 años. De hecho, afirma que lo sabe desde que se dieron el primer beso cuando tenía apenas 3 años.
Sin embargo, no es que se trata de una pareja que prácticamente vivió junta desde la cuna, sino que luego se necesitaron dos décadas y un doble problema de salud para finalmente unirlos.
Amor desde la infancia
Ahora le cuentan a The Sun, contra todo pronóstico, se convertirán en padres de un niño pequeño.
«Amé a Ryan desde que era una niña. Él es dos años mayor que yo, pero estábamos siempre unidos porque mi madre Anna y la suya Annette eran mejores amigas», comienza su relato Hope en The Sun. Todos vivían en Poole, un municipio inglés, a solo un par de kilómetros de distancia.
«Como nuestras madres pasaban todo el tiempo juntas, nosotros también. Y nunca olvidaré nuestro primer beso, cuando estábamos en la casa de la abuela de Ryan. Simplemente corrí y lo besé, solo tenía tres años», recuerda la mujer a pocos días de dar a luz a su bebé.
Y sentencia: «Sé que suena tonto, pero ya entonces sabía que él sería el único hombre de mi vida».
Pero fue cuando ella tenía ocho años, en un parque en East Sussex, el momento en que le confesó por primera vez que lo amaba. «Todos se rieron de mí y Ryan estaba tan avergonzado que fue a lavar los platos», ser ríe a la distancia.
Crecer juntos
A medida que pasaba el tiempo se fueron haciendo inseparables. De hecho, para los nueve años de Hope viajaron a Disneyland París. Ella no se le despegaba, y él hasta se apartaba un poco por vergüenza.
Para cuando Ryan tenía 16 años, armó una fiesta de cuatriciclos, bastante exclusiva y costosa, por lo que pudo invitar a muy pocas personas. Por supuesto no dejó afuera a Hope.
Sin embargo, lo que parecía continuar como una vida cercana, sufrió un cambio rotundo luego de que sus madres se pelearan. Se dejaron de hablar, se distanciaron, y eso se trasladó a los adolescentes. «Fue horrible, simplemente dejamos de ser parte de la vida del otro. No teníamos otra opción», cuentan.
Para colmo, Hope y su madre se mudaron a otra parte de la ciudad. Fue un shock, porque pensó que jamás volvería a escuchar o ver a Ryan, la persona con que creció y pensó para acompañarla siempre.
Sin embargo, en su cumpleaños número 18 recibió una tarjeta por correo. Ryan se las había arreglado para conseguir su nueva dirección y hacer contacto: «Aunque nuestras madres se hayan peleado, siempre estaré para ti», escribió y la dejó flotando.
Acompañaba la carta con su número de celular. Ella no quiso llamarlo enseguida para no parecer una desesperada, y pasó lo que no debía pasar: perdió su número. «Durante años pensé el él y ahora me pasa esto. Debe ser el destino», especulaba.
La tragedia los unió
Sin embargo, al parecer el destino tenía guardada otra carta bajo la manga. Tal vez la que nunca hubieran deseado, pero la que a la larga fue efectiva.
«En 2019, mi madre entró en coma debido a problemas hepáticos. Luego vi en las redes sociales que la madre de Ryan tenía cáncer. Y estaban internadas en el mismo hospital», revela todavía con asombro la cuidadora.
Como la madre del joven había sido como una segunda mamá para ella, decidió enviarle un mensaje en Facebook. Pero el siguiente septiembre estaba de regreso a su casa, cuidando a su mamá, cuando escuchó que la mamá de Ryan había fallecido a los 49 años.
«Me rompió el corazón, así que le envié un mensaje diciéndole que estaba pensando en él. No me respondió, pero no me sorprendió porque siempre es bastante cerrado cuando se trata de sus sentimientos», sostiene.
La mamá de Hope no se recuperó y solo ocho meses después murió, a los 54 años. Fue cuando sucedió la situación inversa: recibió un mensaje de Ryan, que se había enterado y que se ponía a su disposición para lo que necesitara. Esta vez no especuló y respondió rápidamente.
«Todavía vivía en Poole y condujo directamente hasta mi casa. Suena a frase hecha, un cliché, pero se sentía como si nunca hubiéramos estado separados. El momento en que abrí la puerta y lo vi nunca lo olvidaré«, se emociona hoy con su panza a punto de parir.
Y dice con brotada de amor: «Llevaba un overol o mono de trabajo, todo sucio. Tenía una barba larga y no se había cortado el pelo en mucho tiempo. Pero podía ver al chico que amaba debajo. Lo miré a los ojos y supe que su corazón y su personalidad no habían cambiado«.
Sonrieron y se abrazaron como aquellos años durante la infancia. Como no se quería quedar sola en casa, terminó yendo a la suya unos días antes del funeral. Hablaron de sus vidas, de los momentos con sus mamás. Eso los unió más.
¿Qué pasó después? Volvió con Ryan a su casa y nunca más se fue.
Nació el amor y llega un bebé
Como cuenta la chica inglesa en el periódico británico, al principio solo éran amigos, pero a medida que pasaban las semanas empezaron a coquetear.
Entre chicanas y juegos, llegó el primer beso. Un beso esperado. Él se quedó callado, algo sorprendido. Luego se fueron a la cama… aunque por separado. Pero a la mañana siguiente me hizo la pregunta del millón: «Hope, ¿quieres ser mi novia?». Dije que sí y lo besé de nuevo», recuerda.
Planearon llevar las cosas con calma. No querían arruinar la amistad que habían recuperado. Pero la traumática experiencia les enseñó que la vida era corta y querían estar juntos.
Comenzaron a compartir cada vez más cosas, hasta tuvieron un salto en paracaídas juntos en honor a sus madres. Y aunque él no es romántico, todas las mañana la despierta con el desayuno listo.
«Queríamos un futuro juntos, pero nunca pensamos que eso involucraría a niños porque a Ryan le habían dicho que era infértil debido a una infección infantil«, afirma.
Pero en julio de 2021, tras un retraso en su período, se hizo un test de embarazo que terminó por confirmar la noticia.
Ella decidió contárselo en una cena en un restaurante: “Ryan, vas a ser papá”, dice. Y remata. «Estaba tan feliz y conmocionado. Definitivamente fue la cosa más romántica»
Una fecha más que especial
Al ir al primer examen entusiasmados, se enteraron de cuál sería la fecha parto. Y al escucharlo y luego constatar con el almanaque, no lo podían creer: el 27 de marzo, Día de la Madre (en Inglaterra). No lo podía creer, el destino les hizo otra vez un guiño, por el peso que tuvieron sus madres en su amor.
La madre de Ryan era una gran fan de Ronan Keating, el cantante irlandés de música pop y balada. Así que decidieron llamar al bebé Ronan.
Ryan reconstruye su camino: «Tenía 28 años cuando mamá murió. Ya había perdido a mi abuela y a mi abuelo y no estaba cerca de nadie más en el mundo. Toqué fondo y me costaba mucho levantarme por las mañanas. Solo estaba existiendo». Y agrega: «Cuando descubrí que la madre de Hope también había fallecido, se me rompió el corazón por ella, así que me puse en contacto».
Y habla reflexionando sobre el presente: «Volver a estar juntos es todo lo que podría haber deseado. Nunca la dejaré ir de nuevo. La esperanza me hizo el hombre más feliz del mundo. Y la llegada de un bebé lo potencia».
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