En la Casa Rosada, la sede del gobierno nacional de Argentina, hay un salón que se distingue de otros.
Se trata del «Hall de Honor» o «Galería de los Bustos Presidenciales». Allí están las estatuas de mármol de la mayoría de los presidentes constitucionales que marcaron los 211 años de historia del país.
Pero en ese salón falta un busto significativo: el de la primera mujer presidenta de Argentina, María Estela Martínez de Perón.
Ella también fue la primera mujer en ocupar ese cargo en América Latina.
Martínez es la tercera mujer de Juan Domingo Perón, quien fuera presidente del país por tres períodos.
Los dos primeros fueron consecutivos desde 1946 a 1955, cuando fue derrocado por un golpe de Estado. Y el último, tras un largo exilio, comenzó en 1973 y finalizó con su muerte el 1 de julio de 1974.
Nadie sabe dónde está el busto de «Isabel» como se la conoce. Tampoco nadie parece buscarlo.
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Pie de foto,En la «Galería de los Bustos Presidenciales» están casi todos los jefes de Estado constitucionales de Argentina.
Para muchos, es un personaje difícil de entender. Otros la califican de oscura. Algunos prefieren olvidarla.
Lo cierto es que muy pocos hablan de ella y los que lo hacen dicen cosas muy distintas sobre su vida personal y política.
¿Quién es la mujer que ocupó la presidencia de Argentina entre 1974 y 1976 y por qué su figura es un enigma?
«Discreta»
María Estela Martínez Cartas nació en 1931 en La Rioja, una provincia del noroeste argentino.
A partir de allí, todo lo que se conoce sobre ella es confuso, con muchas versiones, incluso algunas místicas.
Unas dicen que su padre murió cuando ella era muy joven, otra que ella se peleó con él a los 14 años y se fue de casa.
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Pie de foto, Isabel Perón fue presidenta entre 1974 y 1976.
Fue criada por José Cresto y su esposa Isabel Zoila. Se dice que por su madre adoptiva habría tomado el apodo de «Isabelita» y más tarde el de Isabel.
Se trataba de un matrimonio cercano a su familia biológica que supuestamente eran espiritistas, una creencia que afirma que a través de un médium, o de otros métodos, uno se puede comunicar con los espíritus de los muertos.
Con ellos se mudó en su juventud a Buenos Aires, donde estudió danza, piano y francés.
«Ella era muy discreta», dice la actriz argentina Haydée Padilla en el reciente documental «Una casa sin cortinas», que trata sobre la vida de la expresidenta. Ambas se conocieron en clases de danza en 1951.
Juan Domingo e Isabel
¿Cómo una bailarina sin ninguna aparente aspiración política llega a conocer al dos veces expresidente de Argentina?
Esta es otra de las historias con muchas versiones.
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Pie de foto, Isabel y Juan Domingo Perón estuvieron juntos casi 20 años.
En 1954, Perón ya era viudo dos veces. Con Aurelia Tizón estuvo casado nueve años (1929-1938) y con María Eva Duarte «Evita», lo estuvo de 1945 a 1952, cuando esta última falleció.
Una versión dice que Isabel, de unos 25 años, y Juan Domingo, de 60, se conocieron en Panamá en la Navidad de 1955 mientras él estaba exiliado tras el derrocamiento de su segunda presidencia en septiembre de ese año.
Ella había viajado al país centroamericano como parte del ballet de una compañía de danza. Algunos dicen que donde bailaba era en realidad un cabaret.
«Isabel era una bailarina folklórica, no era una cabaretera. El problema es que en Panamá en 1955 no había teatros como el Colón o el Cervantes de Argentina, por lo que los espectáculos se hacían en bares o boliches nocturnos», le dice a BBC Mundo Ignacio Cloppet, abogado y miembro de la Academia Argentina de Historia.
Otras versiones señalan que ambos se conocieron en Caracas, Venezuela, e incluso, en la propia Argentina.
«Isabel comienza su relación con Perón en 1954 en Argentina, no en Panamá. Es más, en esa época conciben un hijo. Isabel lo pierde por un aborto natural», afirma en el documental antes mencionado Juan Gabriel Labake, diputado nacional entre 1973 y 1976 y abogado de Isabel Perón en la década de 1980.
Y las especulaciones sobre los motivos detrás de ese encuentro también son muchas.
«Incluso algunos decían que ella era una agente que se acercó a Perón para enterarse de cosas, otros que era una simple peronista que siempre lo admiró, y otros, que era una cabaretera», asegura a BBC Mundo Julián Troksberg, director de «Una casa sin cortinas», que en 2021 ganó el Premio Flow al Cine Argentino en la 22° edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI).
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Pie de foto, Isabel tenía unos 25 años y Juan Domingo, unos 60 cuando se conocieron.
Lo que es cierto es que desde 1955 la pareja no se separó jamás. Primero ella es presentada como su secretaria y más tarde se confirmó la relación amorosa. En 1961 se casaron en Madrid. El matrimonio duró 13 años hasta la muerte de Perón.
«De las tres esposas, Isabel fue la mujer que más tiempo estuvo al lado de Perón. Pasaron casi 19 años juntos. Ella se transforma en una herramienta de contención y complicidad de Perón», afirma Cloppet.
«Estar (tantos años) al lado de Perón, vale oro. Y la gente lamentablemente no la valora ni por eso», dice.
El exilio y el rol político de Isabel
Perón estuvo en el exilio desde 1955 hasta 1972. Los militares que lo habían derrocado en la autodenominada «Revolución Libertadora» habían prohibido a Perón ysu movimiento en suelo argentino.
En esas casi dos décadas, acompañado de Isabel, Perón pasó por Panamá, Venezuela, República Dominicana y finalmente España.
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Pie de foto, El matrimonio Perón pasó gran parte de su vida en España. En esta foto de 1974, el por entonces príncipe Juan Carlos saluda a Isabel Martínez, que estaba en ejercicio de la presidencia de Argentina.
Mientras tanto, Argentina era escenario del surgimiento de varios grupos armados que apoyaban el peronismo y que luchaban contra el gobierno militar. El país iniciaba una profunda y sangrienta crisis política, social y económica.
En su exilio y con la intención de reagrupar el movimiento político y sumar apoyos, Perón envió a Isabel como su representante a Argentina en dos viajes, en 1966 y en 1971.
«Él la manda a ella pero sigue siendo una delegada. Confía en ella, eso está clarísimo, pero no es él. No creo que él hubiese creído que Isabel podía manejar políticamente la situación y que ella estaba lista políticamente para hacerlo«, opina Camila Perochena, historiadora de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires.
Sin embargo, otros piensan que Isabel era la mejor aliada de Perón y que ella sí tenía aspiraciones políticas.
«La realidad es que él la elige porque ve que ella tiene capacidad para poder hacerse cargo de lo que venía después, que era una Argentina prendida fuego», sostiene Ignacio Cloppet.
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Pie de foto, Perón designa a su esposa como emisaria política y la envía dos veces a Argentina antes de regresar para la tercera presidencia.
Perón regresó al país en lo que se denominó «El Operativo Retorno» y cientos de miles de personas lo recibieron el 17 de noviembre de 1972.
A partir de ese momento tejió redes, alianzas y acuerdos con distintos sectores que lo volvieron a poner en el centro de la escena política como una de las figuras con mayor apoyo popular.
El gobierno militar finalmente convocó a elecciones para el 11 de marzo de 1973 pero impidió a Perón presentarse argumentando que no tenía domicilio en Argentina.
Entonces Perón decidió volver a Madrid, pero antes designó confidencialmente a Héctor Cámpora para que se presentara a las elecciones por el Partido Justicialista en una campaña electoral cuyo lema fue: «Cámpora al gobierno, Perón al poder».
Cámpora ganó los comicios en marzo. Perón regresó a Argentina en junio y en julio Cámpora renunció. Se llamó a nuevas elecciones y Perón se presentó como candidato.
En ese momento, con 78 años y enfermo con una cardiopatía isquémica crónica, eligió como compañera electoral a su esposa Isabel.
La fórmula Perón-Perón arrasó en las elecciones del 23 de septiembre de 1973 con el 62% de los votos. Así, Perón comenzó su tercera y última presidencia.
Sin embargo, tanto la situación interna de país como la externa estaban convulsionadas. Grupos armados revolucionarios y parapoliciales ejercían violencia en el ámbito local, la Guerra Fría era el escenario a nivel global y había gobiernos militares en todo América del Sur.
La elección que Perón hizo con Isabel demuestra las pocas ganas de que Perón tenía de que su movimiento continúe sin él»
Gravemente enfermo y con un frente político y social en crisis, Juan Domingo Perón murió el 1 de julio de 1974.
Isabel Perón se convirtió así en viuda y en la primera presidenta mujer del país y de América Latina.
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Pie de foto, Juan Domingo Perón murió el 1 de julio de 1974.
La presidenta
«Que Dios me ilumine y me fortifique para cumplir con lo que Dios y Perón me otorgaron como misión», dijo Isabel Perón al anunciar la muerte de su esposo en un mensaje a la nación.
La flamante presidenta asumió su rol en medio de una Argentina desbordada de problemas y de violencia. Y la situación estuvo lejos de mejorar.
«Su participación en el gobierno estuvo plagada de oscuridad, no solo por su relación con el mundo esotérico, sino que todos los personajes que la rodeaban, como una corte, eran poco transparentes», detalla Perochena a BBC Mundo.
«Ella deja como legado una nueva dictadura militar y el inicio de la represión interna en Argentina. Es oscura en términos de lo que ella hizo en su presidencia, pero también en su persona», agrega.
En su gobierno hubo un proceso de represión y militarización de la sociedad con desaparición de personas y ejecuciones.
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Pie de foto, «Que Dios me ilumine y me fortifique para cumplir con lo que Dios y Perón me otorgaron como misión», dijo Isabel Perón en un comunicado al país tras la muerte de Perón en 1974.
Se dio por finalizado el pacto social establecido por Perón para mejorar el salario de los trabajadores, consolidar el crecimiento económico y reducir la inflación.
Tras una serie de medidas desacertadas, se desató un descalabro económico que provocó una inflación de tres cifras, algo nunca visto en el país.
«Su gobierno tuvo aciertos y desaciertos», señala Cloppet y enumera una serie de medidas del gobierno de Isabel Perón como «la nacionalización de las bocas de expendio de combustible, la estatización de depósitos bancarios y que no contrajo deuda con el extranjero». Aunque algunas fuentes discrepan de este último dato.
«Yo creo que a ella se le va de las manos este conflicto de guerra intestina, donde prácticamente se le hace muy difícil poder controlarlo con un partido militar que ya había tomado cierto protagonismo en el ejercicio de la política y de la represión», analiza Cloppet.
«A ella la dejan muy sola», dice.
El nuevo exilio
En medio de las profundas dificultades sociales, económicas y políticas del país, Isabel Perón también experimentó numerosas crisis de salud que le obligaron a ausentarse de la presidencia en varias oportunidades.
Todo se estaba gestando para un golpe de Estado, el último que vivió Argentina y con el que se desencadenó un período sangriento con 30.000 personas desaparecidas, según denuncian organismos de derechos humanos.
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Pie de foto, Isabel Perón fue derrocada de la presidencia el 24 de marzo de 1976.
El 24 de marzo de 1976, Isabel Perón fue derrocada y detenida.
Fue presidenta menos de dos años. También fue la jefa de Estado que más tiempo estuvo presa, más de cinco años.
Su encarcelamiento primero fue en la residencia presidencial en Neuquén, en el centro oeste de Argentina. Luego en una base naval en Azul, en el centro de la provincia de Buenos Aires y más tarde en la quinta de San Vicente, que era propiedad de Perón, donde hasta se ocupó de ponerle cortinas a la casa.
En julio de 1981 fue liberada con la condición de exiliarse. Partió hacia España y allí vive hasta el día de hoy.
Visitó Argentina en unas pocas oportunidades y hubo intentos de extradición por acusaciones de participación en crímenes de lesa humanidad durante su gobierno.
En la actualidad Isabel Perón tiene 90 años, vive en las afueras de Madrid casi aislada y dedicada a la religión católica.
«Desde fines de 1990, Isabel Perón vive recluida en su casa, un chalet de unos 250 metros cuadrados ubicado en un barrio cerrado que pertenece a la urbanización Villafranca del Castillo, a unos 32 kilómetros del centro de Madrid», le cuenta a BBC Mundo Hebe Schmidt, excorresponsal de la agencia Télam que colabora con diversos medios en forma independiente y que escribió sobre el exilio de la expresidenta.
Según la periodista, Isabel Perón se mantiene apartada de la vida social y su círculo de contactos es muy estrecho. Vive junto a una mujer que la cuida y acompaña desde hace varios años y es asistida por un chofer que conduce un Audi A6 gris.
«Antes de la pandemia, el cura de la parroquia de Santa María Soledad Torres, a unos 300 metros del domicilio de Isabel Perón, le llevaba en persona la comunión a su casa, dado que ella había dejado de asistir asiduamente a la misa. Supongo que esto habrá cambiado mucho por el confinamiento y el aislamiento», añade Schmidt.
¿Qué representa Isabel Perón para el peronismo?
Enigma, oscuridad y vergüenza, repiten los defensores del movimiento peronista.
«Es un personaje difícil de entender que nos deja a todos perplejos. Es un personaje que no tenía un matiz por donde lo podías agarrar, no tenía ninguna brillantez política (…) no solo nos deja perplejos, nos deja avergonzados», dice en el documental «Una casa sin cortinas» Fernando Porta, militante peronista en la década de 1970 que fue detenido ilegalmente durante la presidencia de Isabel Perón.
Por su parte, Nilda Garré, diputada entre 1973 y 1976 y luego ministra de Seguridad de Argentina entre 2010 y 2013, dice también en el documental que «Isabel es un episodio negro en el peronismo».
«Nadie la reivindica en el peronismo, es una figura realmente ausente hoy en día (…) creo que criticar a Isabel es una manera de defender al peronismo», analiza.
El nombre de Isabel Perón parece también causar incomodidad.
«Su presidencia fue tan caótica que hace que sea una figura muy incómoda para el peronismo, que tiene que lidiar con la memoria de esa presidencia que es previa a la dictadura y donde se inician muchos de los métodos represivos», observa Perochena.
«La elección que Perón hizo con Isabel demuestra las pocas ganas que Perón tenía de que su movimiento continuara sin él», destaca la historiadora.
Y las comparaciones entre Evita e Isabel son casi inevitables.
«Isabel era lo opuesto a Evita. Evita era ambiciosa y quería poder», describe en el documental Harry Ingham, vecino de la residencia que habitó el matrimonio Perón en la localidad de Vicente López, en el norte de la provincia de Buenos Aires, cuando regresó al país en 1972.
Pero otros opinan que hay una cuota de envidia sobre Isabel Perón.
«En realidad su figura es un enigma porque hay mucha maldad y envidia. Y en ella hay una actitud muy humilde en apartarse de la escena pública», piensa Ignacio Cloppet sobre el silencio de Isabel Perón desde que dejó la presidencia.
También existe un debate sobre si ella es una víctima o verdugo del gobierno militar.
«Me parece que es un personaje cruzado por contradicciones. Es totalmente culpable de abrir la represión y a la vez creo que fue una víctima porque estuvo cinco años presa», resume Julián Troksberg.
Lo cierto es que «hay una generación de argentinos a los que les dolió tanto (su gobierno) que no pueden hablar de ella», agrega.
¿Cuestión de género?
Si se compara el rol de la mujer en la política de las Américas, Argentina marcó un hito en la historia.
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Pie de foto, Tras su derrocamiento y años de prisión, Isabel Perón se instaló en España y muy pocas veces volvió a Argentina. Aquí en Menorca, en 1991.
Isabel Perón llegó a ser la primera vicepresidenta y luego presidenta de América Latina en la década de 1970.
Por ello, algunos también creen que hay una cuestión de género detrás del rechazo a su figura.
«Un sindicalista me dijo: ‘A Isabel se la desprecia porque es mujer’. No me esperaba que me dijera eso», asegura el director del documental.
«Parece algo que durante mucho tiempo no se pudo ver y que quizás ahora con el movimiento de mujeres tan fuerte en Argentina es más fácil de pensar», dice.
La historiadora Camila Perochena no cree que exista un tema de género.
«Seguramente en ese momento Isabel sufría cosas por ser mujer, la manipulaban permanentemente porque creían que era una mujer que podía ser manipulada», detalla.
«Ahora en el tema de la memoria posterior, me parece que no es tanto una cuestión de género sino que es una cuestión del accionar propio de su gobierno», advierte.
Los pueblos hacen lo que pueden con la memoria»
Isabel Perón, empezando como bailarina, llegó a ser la primera mujer presidenta argentina y terminó recluida y en silencio fuera de su país.
Muchos prefieren olvidarla. Otros sostienen que no recibe el reconocimiento que merece por el lugar que ocupó.
El artista argentino Enrique Savio asegura que hizo un busto de Isabel Perón por encargo del Estado argentino, al que se lo entregó, aunque que no sabe dónde está.
Al final, «los pueblos hacen lo que pueden con la memoria», concluye Julián Troksberg.
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