¿A qué indicadores físicos, comportamentales y emocionales estar atentos?
Uno de los graves problemas que durante los últimos días se puso en evidencia ante toda la sociedad es el maltrato infantil.
“La violencia en cualquiera de sus formas es una vulneración de derechos que implica múltiples consecuencias negativas en el bienestar presente y futuro de los niños, niñas y adolescentes, perjudicando su salud física y emocional, su desarrollo cognitivo, su autoestima y sus relaciones interpersonales”, aseguraron desde UNICEF.
En sus formas más extremas, añadió la agencia de la ONU, la violencia puede provocar discapacidades, lesiones físicas graves o incluso la muerte.
Un aspecto central de la problemática es que una gran parte de la violencia que sufren chicos y chicas ocurre en el ámbito del hogar y la familia. La disciplina violenta se define como las acciones de un progenitor o cuidador que buscan producir dolor físico o sufrimiento emocional al niño o niña, con el objeto de corregir una conducta y servir de elemento disuasivo.
Gran parte de la violencia que sufren chicos y chicas ocurre en el ámbito del hogar y la familia. Foto ilustración Shutterstock.
La agresión verbal incluye gritos e insultos, mientras que el castigo físico se refiere a acciones como zamarrear o sacudir o formas de violencia más severas como golpear en la cara, la cabeza o las orejas, dar una paliza o golpear con objetos, detallaron desde UNICEF.
En este contexto, ¿qué señales de maltrato infantil pueden advertirse desde fuera del hogar del niño o niña?.
Violencia: algunos indicadores
“Hablar de maltrato infanto-juvenil es referirse a todo acto que por acción u omisión provoque en la niña, niño o adolescente un daño real o potencial en su integridad y desarrollo físico, sexual, emocional, cognitivo o social; ejercido por personas o instituciones que sostengan con la niña, niño o adolescente una relación asimétrica de autoridad, confianza o poder”, explicó la psicóloga infantil argentina María Laura Lezaeta.
La agresión verbal incluye gritos e insultos, mientras que el castigo físico se refiere a acciones de violencia más severas. Foto ilustración Shutterstock.
Según mencionó, existen cuatro tipos de violencia: maltrato físico; maltrato psicológico o emocional; negligencia o abandono y abuso sexual.
“Es importante que todos los adultos, cada uno desde su rol de educadores, padres o profesionales de distintas áreas estemos atentos a ciertos indicadores físicos, comportamentales, emocionales o de tipo sexual en el niño, que pueden ayudarnos a identificar una situación de maltrato infantil”, explicó la psicóloga.
En ese marco, aclaró que “estos signos de sospecha deben valorarse de forma global y no se debe establecer una relación directa entre un solo síntoma y el maltrato infantil”.
Entre los distintos tipos de indicadores, enumeró:
- Indicadores físicos: golpes, moratones de diversa evolución, quemaduras o heridas en alguna zona del cuerpo. También es importante estar atentos a dolores recurrentes sin causa aparente.
Dificultades para conciliar el sueño, disminución en el rendimiento escolar y aislamiento social podrían ser algunas señales. Foto ilustración Shutterstock.
- Indicadores comportamentales: algunos de ellos podrían ser cambios repentinos en el apetito (voracidad o restricción alimentaria, aumento o descenso brusco de peso), dificultades para conciliar el sueño; disminución en el rendimiento escolar; aislamiento social; temores o rechazos intensos hacia una persona, lugar o actividad determinada.
- Indicadores emocionales: se pueden mencionar la tristeza, llantos frecuentes, irritabilidad, miedo, enojos desmedidos, sentimientos de culpabilidad, impotencia, vergüenza y frustración.
- Indicadores en la esfera sexual: conductas precoces o conocimientos sexuales inadecuados para su edad.
¿Qué hacer ante estas sospechas?
Lezaeta aseguró que, “cualquiera sea el tipo de maltrato, ante la fundada sospecha de que un niño, niña o adolescente fue o está siendo víctima de una agresión, es importante que actuemos siguiendo algunos criterios esenciales”. Entre ellos, mencionó:
Es importante siempre estar dispuestos a escuchar respetuosamente a niños y niñas. Foto ilustración Shutterstock.
- Siempre estar dispuestos a escucharlos respetuosamente.
- Brindarles la seguridad de que nosotros estaremos para ayudarlos, ofreciéndoles todo nuestro apoyo y contención.
- Creerles siempre lo que nos cuentan y no dudar de ellos.
Finalmente, la psicóloga estacó que “como referentes y educadores de los niños, niñas y adolescentes debemos actuar en su resguardo y preservar tanto su seguridad física como emocional”. Además, enfatizó, “es importante buscar ayuda profesional y recurrir a establecimientos especializados en dicho abordaje para recibir atención, protección y realizar la denuncia correspondiente”.
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