Conocido por su trabajo en distintas publicaciones, su prestigio quedó en entredicho después de que varias modelos le acusaran en 2018 de prácticas abusivas durante las sesiones de fotos.
El legendario fotógrafo de moda Patrick Demarchelier, retratista de celebridades como Lady Di o Madonna, ha fallecido este jueves a los 78 años, según ha comunicado su propia familia a través de su cuenta oficial de Instagram. “Con gran tristeza anunciamos el fallecimiento de Patrick Demarchelier el 31 de marzo de 2022, a la edad de 78 años”, explica la publicación. “Le sobreviven su esposa Mia, sus tres hijos Gustaf, Arthur, Victor y tres nietos”. Hasta el momento se desconocen las causas de su muerte.
Demarchelier, conocido por su innata cualidad para resaltar la belleza femenina —con su capacidad para crear escenas a la vez serenas y grandilocuentes donde las prendas vestidas por las modelos adquirían vida propia—, llegó a ser una de las grandes leyendas del sector, junto con el peruano Mario Testino. El retratista francés era el favorito de las cabeceras más prestigiosas y primera opción de las celebridades más variopintas. Tanto es así que en los años noventa la princesa Diana le eligió como su fotógrafo oficial.
Nacido en 1943 en Le Havre, al norte de Francia, se crio con una madre viuda y cuatro hermanos. Descubrió su vocación al cumplir 17 años, cuando su padrastro le regaló una cámara analógica Kodak y empezó a fotografiar a amigos y conocidos en bodas y eventos. De formación autodidacta, aprendió a revelar negativos y a retocar las imágenes en un pequeño estudio casero. En 1963 se trasladó a París y comenzó a trabajar como asistente de fotografía y posteriormente en una agencia de modelos tomando fotos instantáneas. A principios de los años setenta empezó a colaborar con semanarios de actualidad como Newsweek, pero gracias al también fotógrafo Hans Feurer se introdujo de lleno en el mundo de la moda.
Una vez en ese circuito se mudó a Nueva York, donde empezó a colaborar para la revista Glamour, aunque pronto dio el salto a Vogue, cabecera que, gracias al fundamental apoyo de su directora de arte Grace Coddington, íntima amiga suya, le catapultó al estrellato y lo convirtió en un referente. Por delante de su objetivo pasaron Madonna, Hillary Clinton, Anthony Hopkins, RuPaul o Kate Moss, entre otros. Desde esa posición fue cuando Diana de Gales, grandísima admiradora suya, le pidió en 1989 que la retratase junto a sus dos hijos. El resultado es una sesión de fotos que se ha convertido en la más recordada y reconocible de la malograda Diana.
La colaboración de Demarchelier con el grupo editorial Condé Nast, gigante de las revistas de moda y alta gama, se paró durante diez años cuando le ficharon como fotógrafo estrella en Harper’s Bazaar. Regresó a Vogue en 2004, etapa en la que su hijo Victor se convirtió en su segundo imprescindible.
Dermarchelier entró a formar parte de la cultura popular gracias a su cameo en la serie Sexo en Nueva York y a las menciones indirectas que se le hacían en El diablo viste de Prada, la película en la que Meryl Streep se ponía en la piel de Anna Wintour, la directora de Vogue.
El prestigio y buen nombre del fotógrafo francés se vio gravemente empañado en el año 2018, cuando una investigación del diario Boston Globe sacó a la luz que varias maniquíes de talla internacional le señalaban como acosador sexual. Demarchelier negó totalmente las acusaciones, pero Condé Nast, que también había apartado por denuncias similares a los fotógrafos Terry Richardson, Bruce Weber y Mario Testino, prescindió de sus servicios, motivo por el que en sus últimos años nunca volvió a realizar grandes trabajos.
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