A propósito del #8marzo, quiero compartir desde mi perspectiva lo determinante que es la resiliencia en las mujeres, en especial, para las que con trabajo y perseverancia hemos podido traspasar las barreras para acceder algunos espacios de poder, a pesar de tener que sobrepasar muchas adversidades y en especial el famoso techo de cristal y aun, así como el ave fénix, tenemos la capacidad de renacer y “rebotar» a una experiencia difícil como si fuésemos una bola de pin pon.
Las mujeres somos a menudo, líderes dinámicas promotoras del cambio que impulsan a la clase fémina y a los hombres a participar, reivindicar los derechos, fortalecer las comunidades y proteger el planeta.
Nuestra participación es fundamental para la gobernanza democrática. Sin embargo, nos queda mucho camino por recorrer para conseguir la igualdad de representación en puestos de poder y liderazgo, tanto en las empresas como en la política. Lo que, en definitiva, debe ser un elemento determinante para convertirnos en “Mujeres Resilientes”.
¿Pero qué es resiliencia? Es la capacidad de adaptarse, recuperarse y salir fortalecido de cualquier adversidad. Una capacidad que supone una oportunidad para superar los retos que se presentan en nuestro día a día y estar preparada para lo que venga…
Para convertirnos en Mujeres Resilientes debemos ser receptiva, optimista, con sentido del humor, soñadora, tenaz, influyente y segura de sí misma. Viendo posibilidades y oportunidades donde otros ven limitaciones. Siendo inspiradora para la construcción de una sociedad justa, con valentía y mente abierta para lograr ver sus sueños hechos realidad.
¡Mujeres! Nadie dijo que el camino hacia la construcción de la resiliencia fuera fácil, probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional, pero lo importante es tener la capacidad de utilizar aquellos factores protectores para sobreponernos a nosotras, crecer y desarrollarnos adecuadamente, pese a los pronósticos desfavorables.
A lo largo de mi vida profesional y laboral he tenido que reinventar y fortalecer mi capacidad de resiliencia, por lo que me animo a compartirles algunas de mis estrategias para convertirme en una “Mujer Resiliente”.
- Cultiva una visión positiva de sí misma. Desarrollando confianza en mi capacidad para resolver problemas y confiar en mis instintos.
- Evita ver las crisis como obstáculos insuperables. Debemos tener claro que no siempre podemos evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero si puede cambiar la manera como los interpreta y reacciona ante ellos. Mi filosofía es mirar más allá del presente y pensando que en el futuro las cosas mejorarán.
- Descubrirse a sí misma. Muchas veces como resultado de su lucha contra la adversidad, aprendemos algo de sí misma y podemos utilizar como herramienta para crecer a nivel personal y que a pesar de haber pasado situaciones difíciles, lo que descubrimos pueda incrementar nuestra fuerza personal, y que aun sintiéndonos vulnerables podamos mejorar la autoestima mediante mejores relaciones humana y una mayor apreciación de la vida.
- Aceptar los cambios como parte de la vida. Es posible que como resultado de una situación adversa no le sea posible alcanzar ciertas metas. Aceptar las circunstancias que nos puede cambiar nos ayuda a enfocarnos en las circunstancias que si puede alterar.
- Siempre en movimiento hacia la meta. Con metas realistas me mantengo en constante movimiento en la escalera hacia el éxito, viendo como un logro cada peldaño, por más pequeño o insignificante que se vea. Enfocándome en las cosas que puedo lograr y que me ayudan a caminar en la dirección hacia la cual quiero ir.
- Tomando acciones decisivas. En situaciones adversas, actuemos de la mejor manera que se pueda, mediante acciones decisivas. Es mejor que ignoremos los problemas y las tensiones, y solo desear que desaparezcan.
- Manteniendo las cosas en perspectiva. Aun cuando enfrento eventos muy dolorosos, trato de considerar la situación que causa tensión en un contexto más amplio, manteniendo una perspectiva a largo plazo, y evitando agrandar el evento fuera de su proporción.
- Nunca perder la esperanza. Una visión optimista me permite esperar que ocurran cosas buenas en mi vida. Visualizo lo que quiero en vez de preocuparme por lo que temo.
- Cuidar de sí misma. Aprendí a no solo prestar atención a las necesidades de los demás, sino atender mis deseos y necesidades, porque si me cuido a mí misma, preparo mi mente y mi alma para enfrentar a situaciones que requieren resiliencia.
- Fomentar relaciones. Cultivar amistades, fomentar convivencia familiar y ser promotora de climas laborables positivos nos crean un entorno de bienestar que nos permite alimentar el amor al prójimo y fortalecer el propio.
Concluyo diciendo que cada mujer debe ser responsable de construir resiliencia diseñando desde nuestra propia perspectiva las estrategias para enfrentar las adversidades, mediante el auto reconocimiento de nuestras capacidades, construyendo el “salir adelante”, atesorando nuestras metas y sueños sin esperar que otros nos allanen el camino o nos los construyan.
Aprendamos a reconocer que, por encima de toda la belleza, está la actitud, si tú te ves bien, todos te verán bien, por lo que cada vez debemos prestar más atención a nuestro interior, a estar a gusto con nosotras mismas, a cultivar nuestras pasiones, a perseguir nuestros sueños… En definitiva, si tienes una actitud positiva ante la vida, estás a un paso de construir una “MUJER RESILIENTE”.
Por: Luz Estrella
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