Cambia tu perspectiva y crea las condiciones para que suceda la magia.
“No es que no quiera, es que hay tantas cosas para hacer además de tener sexo con mi pareja, a quien, hipotéticamente considero atractivo y teóricamente, con quien deseo tener sexo. Nuestra vida sexual parece linda y, a veces, imposible”, dijo Melissa Petro, escritora de 40 años que vive en Nueva York con su marido desde hace cuatro años y dos hijos.
Ella y su marido se reparten entre el trabajo y las obligaciones de la crianza de sus hijos. Según Petro, la atención de un bebé de un año y un niño de 3 en pandemia hace que te sientas “descuidada, agotada y para nada sexy”. Petro no está sola. Un estudio del Instituto Kinsey sobre el impacto del COVID-19 sobre la calidad marital descubrió que un 24% de las personas casadas informaron que tienen sexo con menos frecuencia que antes de la pandemia, y un 17% de las mujeres informaron una disminución tanto en la satisfacción sexual como emocional, desde que comenzó la pandemia. Otro estudio sugirió que un tercio de las parejas sufrían conflictos relacionados con la pandemia y que mucha de su vida sexual estaba afectada.
“Extrañamos muchos aspectos de nuestra vida anterior”, escribió en un email Maya Luetke, investigadora en el Centro para la Promoción de la Salud Sexual en la Universidad de Indiana, quien dirigió el estudio. “Así como éste es un año perdido en otras cuestiones, también puede ser el año perdido en términos de sexo”.
Igualmente, Emily Nagoski no se sorprendió por los datos. Educadora en sexo, investigadora y autora de Come as You Are: The Surprising New Science That Will Transform Your Sex Life, Nagoski describe al deseo sexual y la inhibición como el acelerador y el freno en un auto.
Y aunque ahora mismo hay más factores en las vidas de las parejas que aprietan el freno en lugar del acelerador, no toda la esperanza está perdida. Hay mucho que se puede hacer para sacar el pie del freno y apretar el pedal del acelerador.
Cambiá tu perspectiva
La autocrítica y el juzgamiento de tu pareja son las maneras clásicas de amortiguar el deseo sexual. Más de la mitad de las mujeres informan que el estrés, la depresión y la ansiedad disminuyen su interés en el sexo, como así también su excitación sexual y capacidad para llegar al orgasmo. Nagoski afirmó que es normal sentir menos deseo durante una crisis, como la pandemia. “Se siente como si todo el mundo, literalmente el aire que respiramos, fuera una amenaza potencial para uno mismo y para la familia. Eso va a apretar el freno”.
El primer paso para mejorar su vida sexual podría ser un cambio de actitud, más que de comportamiento. “Si tiene sexo porque es una obligación o siente que se supone que hay que hacerlo, no tendrá mucho sexo y probablemente no lo disfrutará”, escribió Nagoski en su libro. “No decida simplemente tener sexo, intente identificarse con una persona a la que le encanta el sexo”.
Planificá y poné fecha
Petro dijo que ella y su marido todavía se hacen un tiempo para tener sexo, al menos, digamos, cada tercer domingo. “Me saco de la cabeza los pensamientos sobre tareas que no hice e intento relajar mi cuerpo y estar presente para mi pareja”, dijo. Después, nos tomamos mutuamente con menos seriedad. “Estamos más livianos”.
“La gente se engancha en la idea de tener deseo sexual espontáneamente”, dijo Nagoski, aunque, especialmente en las mujeres, es bastante raro. Basándose en gran cantidad de información sobre investigaciones de género y deseo sexual, Nagoski estima que aproximadamente un 15% de las mujeres experimentan deseo espontáneo, mientras que la mayoría experimenta un deseo como respuesta -o sea, desean el sexo cuando sucede algo erótico-.
“Cuando estudiamos personas que tienen buen sexo durante un largo período en un relación, no describen el deseo espontáneo como una característica”, afirmó.
Entonces, ¿qué describen? Cuando las psicólogas clínicas Peggy Kleinplatz y A. Dana Menard realizaron un estudio para su libro Magnificent Sex: Lessons from Extraordinary Lovers, descubrieron que los componentes del buen sexo eran consistentes en el género, sexualidad y un variedad de otros elementos descriptivos y gustos. Estos incluían puntos tales como la comunicación, empatía, vulnerabilidad, conexión y estar presentes en el momento. Subrayaron que ignoran conceptos como la espontaneidad romántica, y en cambio, adoptaron la actitud de tener sexo deliberadamente y planificar.
Descubrieron que el buen sexo no sucede por sí solo. Requiere intencionalidad. No tengas miedo de marcarlo en el calendario, si es necesario. Porque aunque no puedas planificar que tendrás buen sexo, podés, tal como lo dicen Kleinplatz y Menard en su libro, “crear intencionalmente las condiciones en las cuales podría ocurrir la magia”.
Buscá la novedad
Aunque tener disminución del deseo sexual durante una pandemia podría ser normal y comprensible, hay cosas que se pueden hacer para aumentar el deseo en una relación. Una cosa que la ciencia dice que aumenta la excitación es una experiencia novedosa. No sólo del tipo sexual, sino cualquier cosa que aumente su ritmo cardíaco.
Este podría ser un buen momento para que la gente «abra un diálogo con su pareja sobre su relación en general, así como sus deseos, fantasías, necesidades personales, etc.», escribió en un correo electrónico Luetke, que estudia el vínculo entre el conflicto y la intimidad sexual en la Universidad de Indiana. Si estas conversaciones te resultan incómodas, recomienda contratar a un terapeuta especializado en sexo.
O que encuentres otra manera de aumentar tu ritmo cardíaco. Tal vez no puedas subirte a una montaña rusa o bailar en un recital lleno de gente, pero aun así podrías hacer ejercicio en YouTube, ir de excursión con tu pareja o ver una película de terror juntos, después de que los niños estén acostados. Algunas investigaciones sugieren que estar excitado cerca de su pareja hace que esa persona parezca más novedosa y, por lo tanto, más atractiva sexualmente, por asociación.
Completá el ciclo de estrés
Cuando el cerebro percibe una amenaza (por ejemplo, un león que lo persigue), el cuerpo activa el sistema nervioso simpático, que envía sustancias químicas como la adrenalina y el cortisol, que ayudan a correr más rápido o a luchar con más fuerza. Una vez que la amenaza desaparece (huiste, mataste al león), el sistema nervioso parasimpático se activa, sacándolo del modo de lucha o huida y devolviendo tu cuerpo a un estado de calma.
Ese estado de calma activado por el sistema nervioso parasimpático también es responsable de la excitación sexual. En otras palabras, tu cerebro sabe que cuando el león te persiga, no querrás tener sexo.
Los factores estresantes de hoy en día, sin embargo, son más ambiguos que un león. El cerebro no tiene tan claro cuándo ha pasado la amenaza: cuándo se ha depositado el cheque de pago o cuándo ha terminado la jornada escolar virtual de tu hijo. Así que Nagoski recomendó «completar el ciclo de estrés», o hacer cosas que señalen al cuerpo que el peligro ha pasado. Cuando sale a correr después de un largo día de trabajo, se mueve a través del modo de lucha o huida, alejándose del león figurativo, y diciéndole a su cuerpo que el estrés ha terminado, al menos hasta mañana.
Y aunque no te sientas lo suficientemente seguro para experimentar el deseo, podés tocar a tu pareja y conectarte íntimamente. Acostarse en la oscuridad viendo una película con tu pareja, salir a caminar, hacer ejercicio, practicar la autoaceptación… Todas estas cosas tienen sus propios beneficios, incluso cuando no conducen al sexo.
Por Meaghan O´Connell, para The New York Times.
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