Dhirendra Prasad, de 52 años, deberá comparecer ante la justicia californiana. Podría recibir una condena de hasta 20 años.
Dhirendra Prasad, de 52 años, trabajó durante 10 años como comprador en el departamento de cadena de suministro de servicios globales de Apple.
Lo que los de Cupertino no se esperaban era que Prasad aprovechara su posición para defraudar a la empresa de varias formas, incluyendo el robo de piezas y haciendo que la empresa pagara por artículos y servicios que nunca recibió.
Finalmente, la empresa tecnológica lo despidió en diciembre de 2018, según los fiscales.
Una orden judicial autorizó al gobierno federal incautar cinco propiedades inmobiliarias en Mountain House, Tracy, Merced y Stockton y cuentas financieras por un valor aproximado de cinco millones de dólares de Prasad.
Ahora, el gobierno quiere quedarse con esos activos como producto del delito, indicó la fiscalía federal en San José en un comunicado de prensa.
Según los fiscales, dos propietarios de compañías proveedoras que hicieron negocios con Apple admitieron haber conspirado junto con Prasad para cometer fraude y blanquear dinero.
Está previsto que Prasad comparezca por primera vez en el Tribunal de Distrito de EE.UU. en San José (California) el próximo jueves para responder a los cargos de conspiración con el objetivo de cometer fraude, lavado de dinero y evasión fiscal.
El fraude, el lavado de dinero y la evasión de impuestos conllevan sentencias máximas de 5 a 20 años de prisión, pero la normativa sobre sentencias y la discrecionalidad de los jueces hacen que la mayoría de las personas condenadas por fraude en un tribunal federal reciban una pena inferior a la máxima.
Apple apuesta por la «automagia»
Por otro lado, la compañía de la manzana aseguró estar a favor de los procesos automáticos que se adelantan a las preferencias del cliente, conocido internamente como «automagia», en un entorno de iPhone cada vez más integrado, según contó en una entrevista con la agencia Efe el vicepresidente de la firma para marketing de producto, Bob Borchers.
El ejecutivo se refirió a la «automagia» dentro del propio iPhone, pero también con otros productos dentro y fuera del universo Apple, que es fruto de una integración cada vez mayor entre el software, el hardware y los servicios.
El directivo de Apple puso como ejemplo el nuevo iPhone SE de tercera generación, que salió a la venta en tiendas físicas el 8 de marzo, y que viene equipado con el chip de diseño propio A15 Bionic, el mismo que usa el iPhone 13.
«(El chip) nos permite liberar integraciones increíbles de hardware y software, que han sido desde los inicios una de las señas de identidad del iPhone», apuntó Borchers, en referencia al movimiento con los dedos sobre la pantalla para hacer «zoom» ya disponible en el teléfono original de la compañía.
Como ejemplos de esta integración en el iPhone SE -la categoría más básica de móviles de la empresa-, Borchers citó la herramienta «texto en vivo», mediante la cual basta con dirigir la cámara a un texto en el mundo real (una anotación en una pared, por ejemplo) para digitalizarlo y poderlo leer, traducir, copiar y pegar en un Mac o iPad.
Para lograrlo, el chip A15 Bionic genera un motor neuronal del que luego se sirve el software para integrarlo con la cámara.
La integración también sirve para que el dispositivo identifique de manera automática si hay una red de altísima velocidad 5G disponible y se conecte a ella cuando el usuario la necesite, pero que no lo haga cuando esto no sea necesario y se pueda, así, conservar durante más tiempo la carga de la batería.
Respecto a la integración más allá del propio dispositivo, Borchers mencionó la app CarPlay para vehículos, en la cual el iPhone se integra al automóvil y se convierte en su navegador, radio y asistente de voz; así como la transición de música sin cables desde un teléfono a un altavoz inteligente HomePod.
Con información de La Vanguardia.
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