Estos tratamientos son cada vez más requeridos, pero sus consecuencias no siempre son conocidas. Qué dicen dermatólogos, cirujanos estéticos e infectólogos.
Los rellenos con ácido hialurónico son cada vez más populares: para hidratar o dar volumen a labios, para otorgar mayor prominencia a los pómulos, como alternativa a la rinomodelación quirúrgica, para remarcar el mentón o perfilar la mandíbula, para rellenar arrugas nasogenianas u ojeras, y hasta para dar un aspecto “rejuvenecido” a los labios vaginales o aumentar los glúteos.
Entra las abundantes publicidades de estos tratamientos se habla poco de las potenciales contingencias. Algunas son conocidas: hinchazón tras el pinchazo, moretones o, en peores escenarios, infecciones, nódulos o migraciones del producto.
Pero hay una cuestión sobre la que muchos pacientes no están al tanto: la posible reacción adversa a las vacunas. En épocas de pandemia, con una campaña de inmunización generalizada, este conocimiento es imprescindible.
Las experiencias registradas son exiguas y las secuelas no suelen ser graves. Pero, para aquellos que las atraviesan, generan angustia. Es el caso de Mariela. Una joven que, poco después de pasar por una clínica para “resaltar su boca”, se dio una dosis de Moderna y amaneció —en sus propias palabras— “deforme, como un filtro de Instagram que salió mal”.
La joven acudió a la guardia, donde le explicaron todo. Y, de paso, le brindaron corticoides y calma. “El cirujano no me había comentado que esto podía pasar y encima no podía contactarme con él”.
Profesionales de la salud, del rubro de la estética, hablaron con Clarín sobre este tema. También sumaron su testimonio expertos en dermatología e infectología.
Efectos colaterales
“Con la llegada del Covid y la posterior vacunación mundial frente el virus, se han registrado varios efectos colaterales asociados. Entre ellos, reacciones de hipersensibilidad retardadas relacionadas con el historial de aplicación de rellenos. Especialmente, de ácido hialurónico, utilizado sobre todo para aumentar o reposicionar tejidos blandos”, explica Cristina Pascutto, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.
Especialista en dermatoestética, cuenta que la literatura científica en torno a este asunto es escasa. “Aunque ya se sabe que estas reacciones pueden ocurrir con la inyección de cualquier tipo de relleno y se puede desencadenar también a partir de otras vacunas, como las que actúan contra la influenza y el Herpes Zóster”, agrega.
Según la publicación del Journal Cosmetic Dermatology de mayo de este año, que recopila 106 artículos al respecto, las complicaciones se produjeron mayormente en mujeres de mediana edad, sin antecedentes de alergias.
La doctora especifica que, de acuerdo a los autores, “los síntomas consistieron principalmente en enrojecimiento, edemas y nódulos, que aparecieron durante los primeros diez días a partir de la primera o segunda dosis de la vacuna”.
Si bien enfatiza que estos acontecimientos son raros, acota que deben ser diagnosticadas correctamente, para evitar tratamientos innecesarios.
“El médico debe estar atento, realizar un interrogatorio exhaustivo y completo. Y que el paciente sepa que debe evitar cualquier tipo de relleno si hay antecedentes de vacunación dos semanas antes. De igual manera, deberá esperar quince días antes de vacunarse después de rellenarse”, concluye.
La explicación científica
Martín Hojman se desempeña en el Hospital General de Agudos Bernardino Rivadavia e integra la Sociedad Argentina de Infectología. Como su colega, confirma que, si bien las reacciones desfavorables de la vacunación en gente con fillers son muy poco frecuentes, sí han sido reportadas.
¿Qué es lo que ocurre? Las vacunas estimulan el sistema inmune. En combinación con el ácido hialurónico, se puede producir una híper reacción inmune. “Esto se asocia asimismo a infecciones de distintos tipos y a varias vacunas. Quizás llama la atención el tema del Covid, por su actualidad”, clarifica el especialista.
Las vacunas elevan anticuerpos generales y particulares. En el proceso, es posible que actúen, en cierta forma, “contra” las inyecciones de ácido hialurónico, al identificarlas como cuerpos extraños.
El médico está convencido de que los cirujanos estéticos deben indicar a los pacientes que, si van a pasar por un tratamiento de esta clase, esperen para vacunarse.
A diferencia de la doctora Pascutto, Hojman dice que se quedaría tranquilo “dejando pasar tres meses entre una cosa y otra”, ya que ése es el tiempo de desarrollo de la respuesta inmunitaria. Claro que esto no está reglamentado, por lo cual ninguna indicación es absoluta. De hecho, cada médico consultado para esta nota expresa una visión propia.
La palabra de los cirujanos
“Estos materiales tienen cuerpo y vienen en forma de gel o solución. Una vez inyectados, quedan en el tejido durante un tiempo. Actúan como un cuerpo extraño y el organismo los reconoce como tal. Normalmente, atraviesan un proceso lento de disolución y reabsorción. Cuando colocás una vacuna, lo que hacés es estimular el sistema inmunológico. Por lo tanto, este puede responder a sustancias inyectadas hace un tiempo y generar nódulos o inflamaciones temporarias”, detalla un renombrado cirujano plástico, en consonancia con lo planteado por Hojman.
“Es lo mismo que puede desencadenar un resfrío fuerte, una virosis respiratoria o una angina: el sistema inmunológico ve que ahí hay algo y se lanza contra ello, por decirlo de alguna forma. No es grave, pero hay que saberlo”, complementa.
También está al tanto de reacciones al bótox, en casos remotos, atribuidos a la proximidad entre inyección y vacunación. Para él —cuya identidad prefiere mantener bajo reserva—, un lapso mayor a dos semanas vuelve seguro al procedimiento.
Guillermo Vázquez preside la Asociación Argentina de Cirugía Estética. Como sus antecesores, subraya que son aisladas las interacciones negativas entre ácido hialurónico y vacunas para el Covid. “Pero se han presentado casos en los cuales se produce una induración (granuloma) con inflamación, que deviene en un inconveniente estético para los pacientes”.
En su experiencia, esto puede suceder en dos situaciones:
1) Si la persona tuvo la infección y acude al ácido hialurónico en un período ventana de dos a tres meses. En este caso, la inflamación es capaz de manifestarse luego de dos o cuatro semanas, e incluso “mucho tiempo después”.
2) Si la persona se ha aplicado fillers y, un tiempo más tarde sufre Covid. Pasada la enfermedad, puede aparecer la reacción inflamatoria.
Según el cirujano, las investigaciones científicas apuntan a aspectos predisponentes genéticos y a la incidencia de diversos factores, entre ellos, los “étnicos”.
Vázquez desarrolla que el percance se resuelve usualmente con la indicación de antibióticos, hialuronidasa (que disuelve el AH), corticoesteroides u otra medicación, dependiendo del caso. “Lo importante es realizar la consulta al médico certificado que realizó la aplicación”.
El cirujano amplía las alteraciones que pueden ocurrir con la toxina botulínica después de atravesar un cuadro de coronavirus. “Los genes Dqa10102 y Dqb10604, que se activan en algunos pacientes después de haber padecido Covid, pueden quitarle potencia al bótox”, cierra.
Cuestión de agujas
“Te digo la verdad, no dejaría de hacerme mis retoques periódicos. Pero es como todo en la vida… cuentas claras”. Las palabras de Mariela sintetizan el pensamiento de muchos pacientes (mujeres y varones de variadas edades) que acuden al consultorio estético por distintos motivos.
Su caso fue inusual, pero no imposible. Le hubiera gustado “entender todo el paquete”. El doctor Vázquez, precisamente, es claro con cada persona que acude a él por tratamientos (no solo rellenos).
Al igual que su colega, el doctor Carlos Sandoval, que se dedica a la ginecología estética, Medicina estética facial y corporal, y láser. Él vio de primera mano episodios como los antes mencionados: el último sucedió durante la última semana.
“En la parte facial, a nivel de labios, me llamaron mucho la atención dos reacciones inflamatorias a un hialurónico de primer nivel, con el cual trabajo de forma exclusiva hace cuatro años”, relata.
A nivel genital también constató una reacción unilateral en una paciente, mediada por anticuerpos. Las tres mujeres terminaron con una mejora paulatina y ambulatoria, alguna con necesidad de analgésicos o corticoides.
Sandoval expresa que es un debate que surge en los foros médicos. Todavía se relevan casos limitados y leves. “De todas maneras me parece muy interesante que se hable y se escriba sobre esto, ya que hay muchas cosas que no se dicen o se ocultan, cuando no tendría por qué ser así”.
PS
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